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PABLO VI

ÁNGELUS

Domingo 1 de enero de 1978

 

Hermanos e hijos queridísimos, acoged hoy, primer día del año civil, nuestro saludo, lleno de bendiciones y buenos deseos: Feliz año nuevo, en el nombre del Señor.

El primer acto que debe hacer buena la felicitación es la consciencia del tiempo en el que nuestra vida está inmersa; consciencia de la rapidez con qua se desenvuelve la vida, sometiendo a cambios continuos las condiciones de nuestra existencia. Vivimos corriendo. Debemos tener conciencia de este "devenir", de esta inestabilidad de todo y de nuestra misma vida personal. "Es hora de levantarnos del sueño, amonesta San Pablo... Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistamos las armas de la luz..." (Rom 13, 11-12). Debemos vivir con plena consciencia cada día que pasa (cf. Mc 13, 35-37).

Y por ello debemos darnos cuenta de que cada jornada representa un deber que cumplir; y el primer deber para cada uno de nosotros es el del orden, la paz, que es, según la célebre definición de San Agustín (De Civ. Dei, XIX, 7), tranquillitas ordinis, una cierta estabilidad del orden, recordando siempre que no es orden verdadero aquel en que falta la justicia, según dice la bellísima sentencia de la Escritura: "se abrazarán la justicia y la paz" (Sal 84, 11). De aquí que este principio fundamental deba presidir todo programa de actuación de los hombres: hay que instaurar la paz en la justicia.

Los jóvenes pueden entender y hacer suya esta fórmula que contiene en sí otro principio básico, el de la libertad; de modo que ellos, los jóvenes, y todos nosotros con ellos, podemos regocijarnos al ver unidos el culto a la Virgen, como Madre de Cristo y Reina de la Paz, venerada con gozo por nosotros esta mañana en la basílica de Santa María la Mayor, a esta jornada que nos recuerda los principios de nuestro obrar y el designio de salvación de la humanidad.

Ofreceremos a María nuestros propósitos para el nuevo año como ramo de flores frescas, y le pediremos que haga brotar, nuevos y abundantes, los frutos de una vida en la paz y la justicia.



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