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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
A LOS REPRESENTANTES DEL GRUPO DE LOS 77*

Viernes 19 de enero de 1968

 

Señores Embajadores:

Las palabras que vuestro elocuente intérprete acaba de pronunciar, Nos han conmovido profundamente. Vosotros, en misión de buena voluntad en nombre de los países en vías de desarrollo de África, de América Latina y de Asia, habéis deseado visitarNos antes de la importante reunión que tendrá lugar en Nueva Delhi. Esta segunda Conferencia de las Naciones Unidas para el desarrollo y el comercio puede tener efectos determinantes para el porvenir del desarrollo integral y solidario de la humanidad. Esto os dice hasta qué punto la Santa Sede se interesa por la preparación de la misma, a fin de estar en mejores condiciones para participar en su desarrollo.

Nos lo dijimos sin ambages en Nuestra Encíclica Populorum Progressio: «El desarrollo exige transformaciones audaces, profundamente innovadoras. Hay que emprender, sin esperar más, reformas urgentes» (N° 32). Y Nos preocupamos de insistir sobre la equidad: que es menester instaurar en «las relaciones comerciales entre países ricos y países pobres» (N° 56). A ello, precisamente, tiende la Conferencia de Nueva Delhi.

Al decir «Nuestra humilde y cordial palabra de esperanza, no sólo religiosa sino social, no sólo espiritual sino terrestre, no sólo para aquellos qué creen en Cristo sino para todos los hombres; palabra que está siempre dictada por la luz que nos llega de la fe» (Mensaje Radial de Pascua, 26 de marzo de 1967), Nos no ignoramos, por cierto, que los problemas técnicos son complejos en una y otra parte. Por otra parte, cada uno sabe que ninguna solución «mágica» podría resolverlos sin dificultades. Están en juego intereses considerables y los responsables no siempre tienen suficiente conciencia de que, en definitiva, «somos todos solidarios» (N° 80). Por lo que a Nos respecta, desearíamos reiterar una vez más Nuestra convicción de que es posible, de que es indispensable un diálogo de cooperación entre todos: «Se trata, por lo tanto, de instaurar una colaboración voluntaria, una participación eficaz de los unos con los otros, en una dignidad igual, para la construcción de un mundo más humano» (N° 54).

Para cumplir este gran designio de una humanidad fraternal, es requerido a unos y otros «un esfuerzo sin descanso» (N° 47). En este esfuerzo, vosotros tenéis un sitio privilegiado, que os corresponde ocupar en ocasión de la próxima conferencia: «Delegados a las Organizaciones Internacionales, de vosotros depende que el peligroso y estéril enfriamiento de fuerzas deje paso a la colaboración amigable, pacífica y desinteresada, a fin de lograr un progreso solidario de la humanidad en el que todos los hombres puedan desarrollarse» (N° 84).

Nos revivimos con emoción los fraternales momentos que Nos fue dado pasar en India, gracias a la acogida llena de delicadeza y simpatía, que Nos brindaron los hijos de ese gran pueblo. Que esos momentos privilegiados puedan repetirse para vosotros, Señores Embajadores, y que vuestro encuentro de Nueva Delhi entre representantes de todas las nacionalidades, las razas y las religiones, pueda convertirse en fecundo diálogo que abra el camino «a una vida más fraterna en una comunidad humana verdaderamente universal» (N° 85).

Este es el voto que Nos hacemos para vosotros. Y de todo corazón Nos invocamos sobre vuestra labor la abundancia de las gracias de Dios Todopoderoso, «Padre de todos los hombres» (N° 21).


*ORe (Buenos Aires), n°788 p.3.

 

 



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