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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL NUEVO EMBAJADOR DE BOLIVIA
ANTE LA SANTA SEDE*

Jueves 20 de junio de 1974

 

Señor Embajador,

Nos es sumamente grato dar la bienvenida a Vuestra Excelencia, en este acto de presentación de las Cartas que lo acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de Bolivia ante la Santa Sede.

Hemos escuchado con atención las deferentes palabras de Vuestra Excelencia con las que también ha puesto de relieve la adhesión de los bolivianos a esta Sede Apostólica. Queremos ver en ello la expresión de una religiosa lealtad hacia la fecunda presencia de la Iglesia en su noble País. Ella, en efecto, siempre se ha esforzado por obtener que los principios cristianos fueran para todos, pero especialmente para quienes profesan la fe en Cristo, fuente segura de inspiración a la paz y al dinamismo ético, a fin de que los pueblos pudieran lograr de manera conveniente el anhelado desarrollo integral, dentro de una armónica conjugación de los auténticos valores espirituales y humanos.

En esta tarea, la Iglesia no dejará de prestar, en el ámbito de sus posibilidades y su competencia, su propia contribución al bien común, poniendo al servicio de sus hijos, la inmensurable herencia espiritual y moral de que la hizo depositaria su divino Fundador.

Ese y no otro es el espíritu que ha animado nuestra misma tarea de Pastor universal, al hacer de la Paz tema de reflexión y programa de renovación, como imperiosa vía para poder rebasar toda clase de rémoras al verdadero progreso individual y colectivo.

En el cumplimiento de esta misión, tampoco podemos olvidar cuanto nos recuerda el último Concilio: «La Iglesia tiene ante sí al mundo, es decir, la entera familia humana, con el conjunto universal de las realidades entre las que vive; el mundo, teatro de la historia humana, con sus afanes, fracasos y victorias» (Gaudium et Spes, 2).

Señor Embajador: mientras formulamos los mejores votos por el feliz desarrollo de su alta misión, le aseguramos que en ella podrá contar siempre con nuestra benevolencia.

Rogándole que transmita al Excelentísimo Señor Presidente de la República nuestro agradecimiento por su deferente saludo, enviamos un particular recuerdo a todos los hijos de la querida Nación Boliviana, sobre la cual invocamos abundantes dones del cielo.


*AAS 66 (1974), p.391-392.

Insegnamenti di Paolo VI, vol. XII, p.572-573.

L’Attività della Santa Sede 1974, p.185-186.

L'Osservatore Romano, 21.6.1974, p.1.

L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.25, p.4.

 



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