EVANGELII GAUDIUM - page 80

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mo que divide a los seres humanos y los enfrenta
unos contra otros en pos del propio bienestar. En
diversos países resurgen enfrentamientos y viejas
divisiones que se creían en parte superadas. A los
cristianos de todas las comunidades del mundo,
quiero pediros especialmente un testimonio de
comunión fraterna que se vuelva atractivo y res-
plandeciente. Que todos puedan admirar cómo
os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mu-
tuamente y cómo os acompañáis: «En esto reco-
nocerán que sois mis discípulos, en el amor que
os tengáis unos a otros » (
Jn
13,35). Es lo que con
tantos deseos pedía Jesús al Padre: «Que sean
uno en nosotros […] para que el mundo crea » (
Jn
17,21). ¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Es-
tamos en la misma barca y vamos hacia el mismo
puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los
frutos ajenos, que son de todos.
100. A los que están heridos por divisiones his-
tóricas, les resulta difícil aceptar que los exhorte-
mos al perdón y la reconciliación, ya que interpre-
tan que ignoramos su dolor, o que pretendemos
hacerles perder la memoria y los ideales. Pero si
ven el testimonio de comunidades auténticamen-
te fraternas y reconciliadas, eso es siempre una
luz que atrae. Por ello me duele tanto comprobar
cómo en algunas comunidades cristianas, y aun
entre personas consagradas, consentimos diver-
sas formas de odio, divisiones, calumnias, difa-
maciones, venganzas, celos, deseos de imponer
las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta
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