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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

de la Comisión para la información de la
X ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
30 de settiembre-27 de octubre 2001

"El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo"


El Boletín del Sínodo de los Obispos es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico y las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

08 - 03.10.2001

RESUMEN

CÍRCULOS MENORES - PRIMERA SESIÓN (MIÉRCOLES, 3 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA MAÑANA)

Han dado comienzo en la mañana de hoy, miércoles 3 de octubre de 2001, los trabajos de los Círculos Menores de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en los cuales estuvieron presentes 229 Padres Sinodales, para la elección de los Moderadores de los Círculos Menores y para el inicio de la discusión del tema sinodal. Los nombres de los Moderadores de los Círculos Menores elegidos han sido dados a conocer por el Secretario General del Sínodo de los Obispos durante la Octava Congregación General de esta tarde.

QUINTA CONGREGACIÓN GENERAL (MIÉRCOLES, 6 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA TARDE)

A las 17.05 horas de hoy, en presencia del Santo Padre, con la recitación del Adsumus, ha iniciado la Quinta Congregación General, para la continuación de las intervenciones de los Padres Sinodales en el Aula sobre el tema sinodal: El Obispo servidor del Evangelio de Jesucristo para la Esperanza del Mundo. Presidente Delegado de turno: S. Em. R. Card. Ivan DIAS, Arzobispo de Bombay.

En la apertura de la Quinta Congregación General, el Secretario General del Sínodo de los Obispos, S. Em. R.Card. Jan Pieter SCHOTTE, C.I.C.M., ha comunicado la composición de la Comisión para la Información (que publicamos en este Boletín).

Luego, el Secretario General ha leído la Lista de los Moderadores de los Círculos Menores, elegidos en la Primera Sesión de esta mañana. Publicamos la lista en este Boletín.

En esta Congregación General, que se ha concluido a las 19.00 horas, con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 233 Padres.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Después han intervenido los siguientes Padres:

Damos a continuación los resúmenes de las intervenciones:

S.E.R. Mons. Rodolfo VALENZUELA NÚÑEZ, Obispo de Vera Paz, Cobán (Guatemala).

La situación en Guatemala: Después de 5 a. de la firma de acuerdos de paz después de 36 años de lucha interna. Pobreza creciente, efecto de la globa1izacion económica. Analfabetismo. Problemas políticos y corrupción. Tejido socia1 roto en muchos sectores. 65% población indígena (unos 7 millones). 65% de población menor de 25 a. Problemas migratorios y otros. El Obispo es visto principalmente como promotor de la comunión, la justicia y la solidaridad. Primero a1 interno de la Iglesia, luego también en la sociedad civil.

Los Obispos han logrado unidad a través del diálogo. Han participado en la reconciliación del país. Su magisterio recoge la situación de pobreza y exclusión. Animada por el testimonio de Mons. Juan Gerardi, Obispo asesinado por su compromiso a favor de la reconciliación y la dignificación de las víctimas del conflicto. También por los testigos de la fe, sacerdotes, religiosos y laicos.

El obispo tiene el desafío de usar los Mass media, cuyo acceso exige inversiones fuertes, y en los cua1es las sectas fundamentalistas han invadido.

Del obispo se espera verle en y con la Iglesia, no separado ni mero administrador. Se espera una figura cercana, accesible, sobre todo con los sacerdotes. También el necesitado de oración y tiempo libre, en formación permanente, que sepa escuchar a1 consejo presbiteral y a1 pastoral, que deje el estilo centralizador y autoritario del pasado. Que esté presente a pesar de la amplitud de tareas y la magnitud de los territorios.

Se va1ora la relación con el Secretariado Episcopal de América Central (SEDAC), cuya sede se construirá en Guatema1a. Creemos también que debe facilitarse la comunicación con los dicasterios de la S. Sede y pedirles que dejen mas amplitud a las Conferencias por ej., en el campo de la incu1turacion del evangelio.

Atención a dos problemas: religiosas que sacan a las formandas a Roma. Diócesis nuevas que necesitarían apoyo dela Sta. Sede.

En Nov. 2003 se realiza el CAMII (Congreso Misionero Americano) en Guatemala. Lo consideramos una llamada a la misión ad gentes.

[00046-04.03] [in038] [Texto original: español]

S.E.R. Mons. Zelimir PULJIĆ, Obispo de Dubrovnik (Croacia).

La exposición tendrá tres puntos:

1 Algunas menciones históricas

2 Varias interpretaciones de la piedad popular

3 Los objetivos de la renovación de la piedad popular

Algunas menciones históricas

Entre las numerosas causas del crecimiento y la difusión de la piedad popular presento las más importantes: la Liturgia se formaba según el gusto y las necesidades espirituales y mentales de los clérigos, los monjes, lo que provocó, por parte del pueblo, la búsqueda de otras formas devocionales. Otro factor importante fue el uso de la lengua latina, que los nuevos pueblos no comprendían. Por lo que consideraron oportuno buscar en otro lugar la satisfacción de sus necesidades religiosas. En la liturgia todo está precisado, prescrito, sin posibilidad y espacio para la creatividad, para la espontaneidad y otras eventualidades que a los fieles puede ofrecer la piedad popular.

Varias interpretaciones de la piedad popular

Un estudio especial sobre la piedad popular está siendo actualmente llevado adelante por una multitud de expertos que han estudiado, y todavía estudian, la cuestión desde diversos puntos de vista. Hoy, junto a las interpretaciones teológicas, doctrinales y pastorales existen también varias otras interpretaciones de la piedad popular. Por ejemplo: - la interpretación clasista-marxista, según la cual la piedad o religión popular "es un grado de los oprimidos"; - la interpretación laicista-anticlerical, la cual explica la piedad o religión popular como "la protesta contra la religión oficial de la jerarquía"; - la interpretación neo-iluminista, la cual afirma que la piedad o religión popular es una "expresión de no cultura, de no civilización del pueblo no instruido, rudo y culturalmente subdesarrollado. - Hay también la interpretación infantilista, la cual explica la piedad o religión popular como "una expresión de las personas poco maduras e infantiles"; - la interpretación llamada etnológico-romántica, la cual afirma que la piedad popular es una "expresión del espíritu colectivo del genio popular, del inconsciente colectivo". Hay, por último, una interpretación socio-burguesa, la cual explica la piedad o religión popular como "una expresión religiosa del hombre medio en el sentido sociológico". Frente a este gran número de diversas interpretaciones, también el Magisterio de la Iglesia se ha pronunciado intentando renovar y recomendar la piedad popular, en modo especial la piedad popular mariana.

Los objetivos de la renovación de la piedad popular

Hay regiones donde las fiestas patronales y las procesiones representan las expresiones más llamativas de la piedad popular. Hay quien querría eliminarlas y quien multiplicarlas. Entre los dos extremos está la posición intermedia, que evita la iconoclastía sin hacerse ilusiones, de todas formas, de haber resuelto los problemas de la nueva evangelización, expuesta con valor por el Papa Juan Pablo II sobre los " nuevos aerópagos, cargados de vigor y de empuje".

La renovación tiene un motivo doctrinal (ser fieles a la verdades reveladas y a la tradición de la Iglesia) y un motivo pastoral (evitar cuanto resulte inexacto e incompatible con la fe de la Iglesia y, además, superado por el tiempo) y, por lo tanto, no adecuado e inútil para los hombres de hoy. Junto a los motivos doctrinales y pastorales respecto a la piedad popular, parece que hay también un motivo actual. Vivimos ahora en la época de la llamada globalización, la cual se ha convertido en el símbolo de un futuro prometedor de la humanidad para algunos, y en una amenaza constante sobre la suerte de la humanidad para otros. Uno de los problemas más delicados es el impacto de la globalización sobre la concepción filosófica del hombre, sus valores, sobre la religión y sobre la cultura. La piedad popular ha ayudado a la gente durante siglos a encontrar las respuestas a las preguntas que la humanidad se ha hecho siempre sobre su proprio camino, el sentido de la vida, del sufrimiento y de la muerte. Ella puede dar también hoy una contribución positiva al proceso de la globalización, con tal de que sea iluminada por las dimensiones humanas presentes en las culturas y en la fe. Es de esperar que la fe y la cultura iluminen el "camino" de la globalización.

Parece que nos encontremos en una situación similar a la que tuvieron que afrontar los obispos en los primeros siglos del cristianismo cuando, al encontrarse con formas de religiosidad copiadas del paganismo, la evangelización significaba "asumir, purificar, elevar". Así han sido acogidos y "bautizados" muchos elementos y otros fueron rechazados sin, a pesar de todo, excesivas condenas o desgarros.

[00071-04.05] [in050] [Texto original: italiano]

S.B. Michel SABBAH, Patriarca de Jerusalén de los Latinos (Naciones Arabes).

Es en el ámbito de la justicia y de la paz, donde muchas veces reina el odio y la muerte, donde el obispo está llamado a dar a conocer el amor de Dios hacia todas las personas y todos los pueblos sin distinciones, fuertes o débiles, pobres o ricos. Pero, a veces, esto hace que el obispo tenga que ir contracorriente con respecto a una posición regional o, incluso, a la opinión pública mundial. También se le pide al obispo ser el profeta que dice la palabra justa tanto al oprimido como al opresor. Un comportamiento que puede ser, a veces, muy difícil. Por este motivo él puede debilitarse y conformarse sólo con consolar a los débiles, manifestándoles su simpatía, porque le falta el coraje y tiene miedo de recurrir a la acción necesaria con respecto al fuerte para ayudarle a ver la justicia y a actuar en consecuencia.

Desde Jerusalén parte la Palabra de Dios, pero también desde Jerusalén parten la guerra o la paz. Siendo Jerusalén la ciudad de las raíces de cualquier Iglesia y, por lo tanto, para cualquier obispo, todos tienen el deber de hacer de ella el centro de la paz y de la reconciliación de los hombres entre ellos. Es tarea del obispo ayudar a la sociedad humana en la lucha contra el terrorismo; es su deber ayudarla a reconocer las raíces del mal, a saber: las injusticias políticas y entre ellas, por ejemplo, la suerte del pueblo palestino, el embargo contra Irak que hace inhumana la vida de millones de personas inocentes y las injusticias sociales de cualquier tipo que dividen al mundo en países ricos y países pobres. Estas son las causas profundas del terrorismo y el obispo debería ayudar a la comunidad internacional a tener el coraje de afrontarlas y de curarlas.

Es deber del obispo, allá donde esté, ser el profeta que manifiesta el rostro de Dios, a los fuertes como a los débiles, a los grandes como a los pequeños.

[00072-04.06] [in051] [Texto original: francés]

Revdo. P. Giacomo BINI, O.F.M., Ministro General de la Orden de los Frailes Menores (Unión De Superiores Generales).

Tomo la palabra en nombre de la Unión de los Superiores Generales y hago referencia al nº 92 del Instrumentum laboris, donde se habla de los Consagrados como "anuncio vivido del Evangelio de la esperanza".

Mi ponencia se inspira en el encuentro significativo entre un Obispo y un creyente del siglo XIII. Aludo precisamente a San Francisco de Asís quien, siguiendo el Evangelio sine glossa, inaugura una original forma de Vida Consagrada (VC) y a su Obispo Guido de Asís, en el que Francisco confía completamente. El Obispo, al intuir que en el corazón de esta "revolución" está la voz del Espíritu, llega a ser su amigo y, es más, le acompaña a Roma, donde se encuentra el "Señor Papa".

Custodiar la esperanza custodiando los fundamentos de la VC

El movimiento nacido de Francisco se difunde rápidamente, con un aumento asombroso del número de los frailes. Esto origina muchas dificultades y plantea distintos problemas, pero el Obispo Guido no se deja desalentar: sigue acompañando a este grupo "original" sin apagar su creatividad. De hecho, tras conseguir la aprobación de su forma vitae, los Frailes se difunden por Italia y el mundo, de dos en dos, presentándose en primer lugar ante los obispos, "padres y señores de sus almas", brindando un testimonio de servicio, reconciliación y minoridad vivida con espíritu fraterno.

Liberar la esperanza liberando las potencialidades de la VC

El carácter radical de la VC es lo que la lleva a tener raíces fijas sólo en Dios, así que forma parte de su naturaleza no dejarse enmarcar en esquemas definidos un vez por todas.

El Obispo, signo de esperanza, tiene la tarea de animar la vida de las Comunidades religiosas de su Diócesis, orientándolas hacia la creatividad, la aceptación del riesgo de nuevos tipos de presencia y nuevos ministerios; de impulsarlas para que emprendan caminos que sólo una auténtica caridad evangélica puede recorrer, de estimular la presencia en los lugares de fractura, tensión y división, siguiendo el ejemplo de Francisco de Asís, quien, desarmado, sale al encuentro del Sultán Malek-El-Kamil y logra dialogar con él mientras los ejércitos cruzados de toda Europa se preocupan únicamente por derrotar al enemigo. Un gesto profético, éste, que deja un signo de esperanza para todos los hombres de todos los tiempos, ya que no brinda una solución definitiva o simplista de una problema, sino que abre horizontes inéditos que pueden traducirse en nuevos caminos de diálogo y reconciliación.

San Francisco es el resultado de este dinamismo espiritual: obediencia al Espíritu y a la Iglesia, donde Institución y Carisma se encuentran y los milagros de Dios no se dejan esperar.

Agradeciéndoles a todos los Obispos el servicio de esperanza que han desempeñado y siguen desempeñando con generosidad a todos los Consagrados, como hizo el Obispo Guido con el Pobrecito de Asís, auspicio que el Espíritu siga donando a la Iglesia profetas y comunidades proféticas, como signos de esperanza en el camino del Reino.

[00074-04.04] [ino53] [Texto original: italiano]

S.E.R Mons. Patrick James DUNN, Obispo de Auckland (Nueva Zelanda).

S.E. Mons. Patrick Dunn habló sobre la necesidad de desarrollar métodos nuevos y efectivos para que la Conferencia Episcopal ejercite su responsabilidad de asistir al Santo Padre en el cuidado de la Iglesia universal.

Hizo notar que el mismo Papa ha hablado de la necesidad de que tanto el Ministerio Pietrino como la colegialidad episcopal sean "examinados constantemente", en modo tal que la Iglesia pueda responder "rápida y efectivamente" a las necesidades de los tiempos (Novo Millenio Ineunte, 44).

Su Excelencia sugirió que sería de gran ayuda si los Presidentes de las Conferencias Episcopales se pudieran reunir cada año, o cada dos, con sus hermanos obispos de la Curia Romana para discutir las dificultades a las que se enfrentan muchos obispos diocesanos.

Mencionó también algunos puntos que le gustaría que fueran discutidos en este foro. Entre ellos: algún comentario actualizado sobre el estado de las Ordenes Anglicanas, nuevos caminos para hacer que el Sacramento de la Penitencia esté disponible a la gente y la pérdida para la Iglesia de los divorciados y casados en segundas nupcias (y sus hijos), los cuales a menudo sienten que no son bienvenidos en la Iglesia.

[00075-04.03] [IN054] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. John LEE HIONG FUN-YIT YAW, Obispo de Kota Kinabalu (Malasia).

Nuestro reunirnos para reflexionar y compartir la misión de los Obispos puede parecer una manifestación de indiferencia frente a los actuales conflictos entre algunas naciones y grupos; pero, de hecho, esta reunión es un signo de la preocupación de la Iglesia por la humanidad contemporánea. Si nos entendemos mejor a nosotros mismos y a nuestra misión, podremos ofrecer al mundo la esperanza de un futuro mejor. Esta esperanza se basa en la comunión continua de la humanidad con el Dios Trino que crea, redime y santifica la humanidad.

Represento a la Conferencia Episcopal de Malasia, Singapur y Brunei. Somos un pequeño grey en medio de una sociedad multiétnica y multicultural. Los católicos son sólo, aproximadamente, el 3,5% de una población total de 26,3 millones. Podemos sobrevivir porque, con la gracia de Dios, nuestra fe aumenta en situaciones donde es puesta a la prueba. Somos conscientes de quiénes somos y de cuál es nuestra misión.

En el Capítulo Quinto del Instrumentum Laboris se menciona "Diálogo con personas de otras convicciones". Es aquí donde la experiencia de los Obispos de países donde los Cristianos son una minoría puede enriquecer el documento Post-sinodal.

En un espíritu de colegialidad, siento que se debe esperar y confiar totalmente en las Conferencia Episcopales. En sentido pastoral y práctico, sería verdaderamente de ayuda para estas Conferencias si se las dejara decidir sobre algunas cuestiones pastorales y litúrgicas.

Las exigencias que conlleva el episcopado son tantas que dan miedo; van más allá, incluso, de los estándares normales de puestos directivos. Por ello, propongo que a los obispos-elegidos se les den suficientes oportunidades para ser informados, instruidos y formados antes de asumir el oficio episcopal.

Es necesario reconsiderar las necesidades prácticas y humanas del obispo. Es tradición que la edad de retiro para un obispo sea los 75 años. Sin embargo, es experiencia generalizada que cuantos viven en regiones tropicales empiecen a perder vitalidad, tanto física como mental, alrededor de los 70 años. A esta edad, algunos obispos dudan en tomar decisiones o, simplemente, aplazan el dar directrices sobre importantes cuestiones pastorales. Creo que deberíamos ser misericordiosos y permitir a los Obispos que tengan la opción de retirarse a los 70 años.

[00076-04.03] [INO55] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Thomas MERAM, Arzobispo de Urmia de los Caldeos, Obispo de Salmas de los Caldeos y Presidente de la Conferencia Episcopal (Irán).

El argumento tratado en el "Instrumentum laboris" es realmente lo que necesita la Iglesia del tercer milenio. En mi opinión muestra claramente cuáles son la obra y misión del obispo, es decir, dar esperanza a sus diocesanos. La presencia del obispo debería ser fuente de felicidad y de esperanza. Cristo, sacerdote eterno, en cualquier lugar que estuviese, era fuente de felicidad y esperanza, excepto para el poder de las tinieblas, que no quería que lo fuese. Nosotros tenemos un testigo viviente de esta felicidad y este amor, y es el Santo Padre; dondequiera que esté presente todos se reaniman, cristianos y no cristianos, pero sobre todo los católicos jóvenes y viejos, hombres y mujeres; ante su presencia todos se sienten conmovidos y estimulados. Su presencia da paz espiritual y tranquilidad y suscita en todos alegría interior y esperanza. ¿Por qué? Porque en la persona del Santo Padre se puede advertir la presencia de Jesucristo. Surge entonces la pregunta: la presencia del obispo en su diócesis, ¿no debería ser de esta manera, es decir, que el pueblo advierta la presencia de Cristo en él? He hecho dos preguntas a mis diocesanos: 1. Para ustedes, ¿qué es el obispo?, 2. ¿Para qué tenemos que tener un obispo? Las respuestas fueron las siguientes: 1. El obispo es padre, es pastor, representa a nuestro Señor Jesucristo, es el sucesor de los apóstoles, guía y director, aquél que promueve y sostiene nuestra fe. 2. Una familia ¿puede quedar sin padre? En este caso sería una familia huérfana, en nuestra Iglesia una diócesis sin obispo sería inimaginable. Estas respuestas parecen muy simples, pero nos hablan de una fe muy profunda en el ministerio episcopal.

[00077-04.03] [IN056] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Alois KOTHGASSER, S.D.B., Obispo de Innsbruck (Austria).

Las peticiones que se dirigen al papel de guía se han vuelto más numerosas, gravosas y difíciles. Pueden también ser excesivas. Por este motivo se hace cada vez más urgente preparar directamente a los sacerdotes apenas nombrados, según criterios confirmados (tria munera) a su tarea y, por lo tanto, cualificarlos con la formación permanente. En lo que concierne al servicio de anunciación y santificación, en el Instrumentum laboris es tratado de manera profundizada y fundamental lo esencial, mientras para la tarea de guía es necesario subrayar aún algunos aspectos.

Ante todo el obispo diocesano se debe ocupar de una gran administración y debe controlarla. A tal fin es necesario distribuir bien y, a veces, también redistribuir los recursos del personal y los medios económicos. Para hacer esto es necesario encaminar y orientar procesos de cambio. Es necesario presidir asociaciones y consejos, dirigirlos con sabiduría y colaborar con ellos. Se deben elegir los colaboradores para las altas funciones e indicarles, es decir, concordar con ellos, algunos objetivos correspondientes. Es necesario motivar a los colaboradores y suscitar su entusiasmo para una colaboración constructiva para la edificación del Reino de Dios.

Para desarrollar esta tarea de guía episcopal se precisan lugares, tiempos e intermediarios que posean los atributos mencionados.

En segundo lugar, una tarea particularmente delicada es la manera de presentarse ante el público del obispo, sobre todo el uso inteligente de los medios de comunicación, hasta las "homepage" y el uso de Internet. La capacidad de hacer declaraciones breves, esenciales y con abundancia de imágenes favorece la credibilidad y promueve la imagen pública de la Iglesia. El ejercicio de tratar con grupos diversos, frecuentemente contrapuestos, así como también con los representantes del mundo político, económico y cultural, con frecuencia exige resistencia y firmeza en las situaciones de conflicto, que deben ser afrontadas en el espíritu y con la fuerza del Evangelio. De hecho, el obispo debe ser el "Servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo".

[00078-04.03] [IN057] [Texto original: alemán]

Revdo. P. Joseph William TOBIN, C.SS.R., Superior general de la Congregación del Santísimo Redentor (Unión De Superiores Generales).

Hablo en nombre de la Unión de Superiores Generales: mi punto de partida es la afirmación del N. 92 del Instrumentum laboris: "Las personas consagradas, dondequiera que se encuentren, viven su vocación para la Iglesia universal dentro de una determinada iglesia particular, donde expresan su pertenencia eclesial y desenvuelven tareas significativas". El Instrumentum laboris confiere un valor único al carácter profético y al testimonio evangélico de las vidas de los religiosos y las religiosas y, en consecuencia, subraya "la importancia, para el desarrollo armonioso de la pastoral diocesana, de la colaboración entre cada obispo y las personas consagradas" (Ibid).

Puedo además dar testimonio de la amistad evangélica y la eficaz colaboración que caracteriza las relaciones entre muchos obispos y las comunidades religiosas. Tal relación tiene resultados fecundos en la misión de una Iglesia particular. Pueden también existir tensiones entre el obispo diocesano y los religiosos y las religiosas que viven en su jurisdicción. Frecuentemente, tal tensión nace de la ignorancia del significado de la vida consagrada en general y del particular carisma de una familia religiosa. Podrían surgir además problemas debido a una falta de ocasiones de diálogo eficaz, que es el "nuevo nombre de la caridad", sobre todo caridad en el interior de la Iglesia. Sin una adecuada comprensión de la valiosa doctrina del Magisterio respecto del papel esencial de la vida consagrada en la Iglesia, existe el riesgo real de un tipo de reduccionismo que identificaría a una Iglesia local exclusivamente con las estructuras diocesanas. Existe además la necesidad de proseguir y perfeccionar estrategias que lleven a "un diálogo continuo entre Superiores y Obispos", considerado por el Santo Padre "valioso para promover la recíproca comprensión, que es la condición necesaria para la cooperación eficaz, sobre todo en cuestiones pastorales". Confianza y aceptación recíprocas entre Superiores y Obispos aumentarán si existe la disponibilidad a dialogar abierta y respetuosamente, no sólo con respecto a la coordinación pastoral, sino también cuando los problemas son más sensibles, como los que conciernen al comportamiento de un determinado religioso o de una comunidad.

[00088-04.03] [IN041] [Texto original: inglés]

S.E.R. Mons. Joseph Anthony FIORENZA, Obispo de Galveston-Houston y Presidente de la Conferencia Episcopal (Estados Unidos De América).

A fin de que la solidaridad eclesial sea genuina y eficaz, debe comprender una adecuada subsidiariedad. En el encuentro de junio de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el Instrumentum Laboris fue discutido en los "círculos menores". Hubo acuerdo general en los informes de nuestras trece regiones, sobre el hecho de que este Sínodo tenga que discutir acerca de los medios idóneos para reconocer que las Iglesias particulares o regionales puedan tomar decisiones específicas que se refieran a problemas locales.

La razón eclesiológica de la subsidiariedad es el vínculo de comunión entre la Iglesia universal y las Iglesias particulares, entre el Colegio episcopal y su cabeza visible, el Sumo Pontífice, una comunión que "tiene varias formas de participación y de ejercicio de la colegialidad" (Instrumentum laboris N. 69). Este vínculo de comunión y solidaridad puede abrazar el principio de subsidiariedad en la vida de la Iglesia, siempre "cum Pedro et sub Petro", y no debilitar la unidad de la Iglesia. Existen diversidades aprobadas de prácticas eclesiales, que no debilitan el vínculo que une a los Obispos con el ministerio Petrino. Me refiero a la práctica regional de fijar la celebración litúrgica de la Ascensión del Señor el séptimo domingo después de Pascua. Existen otras maneras en las cuales la Santa Sede puede conferir a las Iglesias particulares y regionales la autoridad de decidir acerca de cuestiones que no estén en contraste con argumentos doctrinales, sino que serían la expresión de comunión ejercitada en una nueva forma de "participación y colegialidad".

¿No es adecuado y oportuno que este Sínodo discuta una vez más acerca del problema de la subsidiaridad en el interior de la Iglesia? ¿Se trata de una válida expresión eclesiológica de communio, y no solamente un principio sociológico que no puede adaptarse de manera correcta a la realidad trascendente de la Iglesia? Si es idóneo para la vida de la Iglesia, ¿cuáles son las maneras prácticas en las cuales puede ser aplicado sin perjuicio para el derecho y la libertad del Obispo de Roma de gobernar a la Iglesia y de confirmar el don valioso de la unidad, y de prevenir el espíritu de nacionalismo o reducir a la Iglesia universal a una federación de Iglesias particulares? El Santo Padre ha afirmado en Novo Millennio Ineunte: "pero queda ciertamente aún mucho por hacer para expresar de la mejor manera las potencialidades de estos instrumentos de la comunión, particularmente necesarios hoy ante la exigencia de responder con prontitud y eficacia a los problemas que la Iglesia tiene que afrontar en los cambios tan rápidos de nuestro tiempo". ¿Uno de los problemas es, tal vez, el principio de subsidiariedad en la vida de la Iglesia?

[00079-04.03] [IN058] [Texto original: inglés]

S. Em. R. Card. Juan SANDOVAL ÍÑIGUEZ, Arzobispo de Guadalajara (México).

Jesucristo el profeta que había de venir, ungido por el Espíritu Santo para anunciar la Buena Nueva, se ocupó en su vida publica de anunciar el Reino de Dios con señales y prodigios.

El confió su misión a la Iglesia y de manera especial a los apóstoles: "Como el Padre me envió, así los envío Yo" (Jn. 20,21). Y les dio el mandato: "vayan por el mundo, anuncien el Evangelio a todas la gentes..." (Mt. 28,18).

El Concilio Vaticano II enseña que los obispos son sucesores de los apóstoles, y reciben directamente del Señor la misión de predicar el Evangelio, y en continuidad con el Concilio de Trento, insiste en que "Entre los oficios principales de los obispos destaca la predicación del Evangelio" (LG. 25).

El Vaticano II señala dos obligaciones precisas al obispo: a) la enseñanza de la fe y b) la prevención y corrección de los errores que puedan destruirla. (Ibid. ).

El Papa Juan Pablo II ha convocado a toda la Iglesia a la Nueva Evangelización, la cual incumbe de manera especial a los obispos (NMI, 40).

Síguese de ahí que el obispo ha de ser ante todo misionero, profeta que lleva la Palabra de Dios en su corazón y en sus labios, que anuncia y denuncia sin contemporizar con los falsos valores del mundo, pastor y padre que engendra hijos de Dios sobre todo por el Evangelio (1 Cor. 4,5).

El secularismo, la ignorancia religiosa, el relativismo moral, los ataques a la vida y la familia, y la injusticia social que empobrece muchedumbres reclaman la voz clara y profética de todos los obispos.

Por tanto, que el Sínodo vea y recuerde:

Que predicar es el deber principal de los obispos.

2. Que es también deber del obispo procurar colaboradores aptos y suficientes para el ministerio de la Palabra.

3. Que el obispo es guardián de la sana doctrina, atento a corregir errores y anunciar los peligros.

4. Que se estudien los modos concretos de usar los medios de comunicación social para la difusión del Evangelio.

5. Que se desglose lo que implica para la vida y ministerio del obispo la convocatoria a la Nueva Evangelización.

[00080-04.03] [in059] [Texto original: español]

S.E.R. Mons. Pierre NGUYÊN SOAN, Obispo de Quy Nhon (Vietnam).

La principal responsabilidad de los obispos es la evangelización. Pero, ¿cómo evangelizar nuestro Vietnam, que tiene los rasgos característicos de un país socialista, para llegar a un resultado fecundo? Actualmente no disponemos de todos los medios de comunicación social. Sin embargo, en la historia de la evangelización de Qui Nhon nos beneficiamos de un obispo de gran talento, Mons. Etienne Théodore Cuénot Thê, del cual podemos sacar lecciones prácticas para nuestra evangelización. La situación de su época es parecida a la de nuestra diócesis actual: falta de sacerdotes, con una pequeña comunidad cristiana en sus inicios. Los métodos que él utilizaba en su época son aún válidos para la nuestra.

1. Él hacia un llamamiento a todos los miembros del pueblo de Dios para que tomaran parte en la evangelización de los pueblos no-cristianos.

2. Organizaba sistemáticamente las tres clases de catequistas que trabajaban en colaboración con el clero.

a) La primera clase estaba reservada a los hombres maduros, capaces de dialogar con los no-cristianos.

La segunda clase era para los jóvenes.

La tercera, para los padres de familia.

3. Organizaba concursos de catequismo para consolidar la fe cristiana. Elegía una selección para formar a los futuros sacerdotes cualificados, capaces de satisfacer las necesidades del pueblo de Dios.

Algunas reflexiones para hoy

1. La evangelización es la responsabilidad de los obispos, al mismo tiempo que de los cristianos.

2. Sería necesario formar a los jóvenes para que sean capaces de anunciar la Buena Nueva en todas las comunidades.

3. El estudio del catecismo y la puesta en práctica de la Palabra de Dios deben tener un lugar prioritario entre los jóvenes.

4. La preocupación por la educación es un rasgo característico del catolicismo. No habría que olvidarlo.

5. La diócesis necesita sacerdotes cualificados que puedan adaptarse a la sociedad actual, a la época actual, a fin de poder integrar la Palabra de Dios en el ambiente en el que viven.

Conclusión

En un mundo indiferente a Dios, complejo, lleno de agresividad y hostilidad inmotivada hacia la Iglesia, desearíamos presentar a nuestra sociedad un rostro nuevo, amable y valioso de la Iglesia, una Iglesia destinada a prestar servicio a los otros, a amar, a asociarse al pueblo para su construcción. Ello sólo se puede realizar si la Iglesia sabe anunciar la Palabra y vivirla, siendo impregnada de ella.

[00081-04.03] [IN060] [Texto original: francés]

S.E.R. Mons. Jean-Baptiste PHAM MINH MÂN, Arzobispo de Thành-Phô Hô Chí Minh, Hôchiminh Ville (Vietnam).

Durante estos últimos tres años, como arzobispo de Hô Chi Minh-Ville me ha sorprendido un fenómeno bastante general en mi diócesis: muchos fieles pertenecientes a las clases sociales más diversas deseaban ardientemente encontrarse con su obispo.

Este fenómeno me ha obligado a preguntarme: ¿es verdad que el obispo es la esperanza, la respuesta a las aspiraciones de todos?

Este interrogante pone al obispo ante numerosas responsabilidades:

- Responsabilidad de escuchar las aspiraciones de los hombres

- Responsabilidad de dirigir la esperanza hacia Dios, origen y final de todas las cosas

- Responsabilidad de vivir intensamente la esperanza en Jesucristo resucitado

Sólo escuchando las experiencias de los hombres, dirigiendo sus esperanzas hacia Dios y viviendo intensamente su propia esperanza en el Cristo resucitado, el obispo podrá ser ministro de la esperanza del hombre.

[00082-04.03] [IN061] [Texto original: francés]

S.E.R. Mons. Juan Abelardo MATA GUEVARA, S.D.B., Obispo de Estelí (Nicaragua).

Intervengo como delegado de mi conferencia episcopal e interpretando su pensamiento. Mi intervención se basa en los números 47. 64. 124. y 133 del Instrumentum Laboris. No puede haber mundo nuevo sin hombres nuevos; por la misma razón, no puede haber una Iglesia nueva sin sacerdotes nuevos. La Iglesia, comunión misionera, necesita reforma y renovación en la estructura y en su vida, en su ser y en su quehacer.

Estamos como después del Concilio de Trento: en Italia, y luego en Francia, se tuvo la renovación de los sacerdotes y de los seminarios y, por consiguiente, una renovación profunda de la Iglesia. Ahora después del Vat. II, los sínodos y las exhortaciones apostólicas subsecuentes, y las encíclicas y cartas apostólicas últimas se nos presenta una situación semejante, un Kairós de Dios para renovar la Iglesia, especialmente para la renovación de los sacerdotes, comenzando por nosotros, los Obispos, puesto que nuestro ministerio episcopal se encuadra en la eclesiologia de comunión y de misión que genera un obrar en comunión, una espiritualidad y un estilo de comunión (Inst. Lab. 64). ¿Que aspectos de esta "renovación" convienen poner de relieve a la luz del rico Magisterio actual?

Me refiero únicamente a dos.

1. Vida en común. En Pastores Dabo Vobis (No.42) se ha presentado un perfil ideal del sacerdote diocesano, exhortándolo a vivir en comunidad de vida apostólica, según el modelo de la Iglesia primitiva. ¿No habrá llegado el momento de pedir a los señores Obispos recuperar el sentido del "episkopion" primitivo llevando vida común con otros presbiterios? No olvidemos que el Señor Jesús envió a sus discípulos a misionar desprovistos de todo; pero de un compañero, no (Cf. Mc 6, 6b-13).

2. Predicación Kerigmatica. En E. in A. (No.36) se dice que "corresponde al Obispo, con la cooperación de los sacerdotes, diáconos y laicos realizar un plan de acción pastoral de conjunto que sea orgánico y participativo, que llegue a todos los miembros. Los números 18 a 25 de la Catechesi Tradendae son especialmente importantes para precisar el significado de kerigma y catequesis (Cf. Inst. Lab No.102. 104; Rm. No.44). Laicos a quienes llegan nuestras misiones evangelizadoras se forman doctrinalmente, y luego se comprometen apostólicamente. El anuncio kerigmatico edifica parroquias evangelizadoras integradas y ministerio de jóvenes a quienes se ilumina y se acompaña en su discernimiento vocacional, evangelizados antes de entrar al seminario, y luego seminarios nuevos que no se reduzcan a la formación académica y a actos rutinarios de piedad, sino que formen al auténtico discípulo de Jesús, al misionero apasionado, y al pastor entregado al servicio de Dios.

[00083-04.05] [in062] [Texto original: español]

COMPOSICIÓN DE LA COMISIÓN PARA LA INFORMACIÓN

Damos a continuación la composición completa de la Comisión para la Información:

Miembros nombrados:

  • S.E.R. Mons. John Patrick FOLEY, Arzobispo de Neapoli di Proconsolare y Presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales (Ciudad del Vaticano) - Presidente de la Comisión.
  • S.E.R. Mons. Telesphore Placidus TOPPO, Arzobispo de Ranchi (India) - Vicepresidente de la Comisión.
  • S. Em. R. Card. Miloslav VLK, Arzobispo de Praga (República Checa).
  • S.E.R. Mons. Joseph Eric D'ARCY, Arzobispo emérito de Hobart (Australia).
  • S.E.R. Mons. Paul KHOARAI, Obispo de Leribe (Lesoto).
  • S.E.R. Mons. Raymond John LAHEY, Obispo de Saint George’s (Canadá).
  • S.E.R. Mons. Gregorio ROSA CHÁVEZ, Obispo titular de Mullitanus y auxiliar de San Salvador (El Salvador).

Miembros ex-ufficio:

  • S. Em. R. Card. Jan Pieter SCHOTTE, C.I.C.M., Secretario General del Sínodo de los Obispos (Ciudad del Vaticano).
  • S.E.R. Mons. Marcello SEMERARO, Obispo de Oria (Italia), Secretario especial.

Miembro y Secretario ex-ufficio:

 

  • Dr. Joaquín NAVARRO-VALLS, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (Ciudad del Vaticano).

LISTA DE LOS MODERADORES DE LOS CÍRCULOS MENORES

Anglicus A

  • S.E.R. Mons. William Henry KEELER, Arzobispo de Baltimore (Estados Unidos de Amèrica)

Anglicus B

  • S.E.R. Mons. Anthony Theodore LOBO, Obispo de Islamabad-Rawalpindi (Pakistàn)

Anglicus C

  • S. Em. R. Card. Cormac MURPHY-O'CONNOR, Arzobispo de Westminster y Presidente de la Conferencia Episcopal (Inglaterra)

Gallicus A

  • S.E.R. Mons. Jean-Pierre RICARD, Obispo de Montpellier (Francia)

Gallicus B

  • S.E.R. Mons. Georges Edmond Robert GILSON, Arzobispo de Sens (Francia)

Gallicus C

  • S. Em. R. Card. Paul POUPARD, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura (Jefes de los Organismos de la Curia Romana)

Germanicus

  • S.E.R. Mons. Ludwig SCHICK, Obispo titular de Auziensis y Obispo auxiliar de Fulda (Alemania)

Hispanicus A

  • S.E.R. Mons. Jorge Enrique JIMÉNEZ CARVAJAL, C.I.M., Obispo de Zipaquirá (Colombia) y Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (C.E.L.A.M.).

Hispanicus B

  • S. Em. R. Card. Juan Luis CIPRIANI THORNE, del clero de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y Opus Dei y Arzobispo de Lima (Perú).

Hispanicus-Lusitanus C

  • S. Em. R. Card. Cláudio HUMMES, O.F.M., Arzobispo de São Paulo (Brasil)

Italicus A

  • S. Em. R. Card. Camillo RUINI, Vicario General del Sumo Pontífice en Roma y Presidente de la Conferencia Episcopal (Italia)

Italicus B

  • S. Em. R. Card. Dionigi TETTAMANZI, Arzobispo de Génova (Italia)

AVISOS

BRIEFING PARA LOS GRUPOS LINGÜÍSTICOS

El tercer briefing para los grupos lingüísticos tendrá lugar mañana jueves 4 de octubre de 2001 a las 13.10 horas (en los lugares de los briefing y con los Responsables de Prensa indicados en el Boletín N. 2).

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) tienen que dirigirse al Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales para el permiso de acceso (muy restringido).

POOL PARA EL AULA DEL SÍNODO

El tercer "pool" para el Aula del Sínodo será formado para la oración de apertura de la Sexta Congregación General del jueves por la mañana 4 de octubre de 2001.

En la Oficina de Información y Acreditación de la Sala de Prensa de la Santa Sede (entrando a la derecha) están a disposición de los redactores las listas de inscripción al pool.

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) y fotógrafos tienen que dirigirse al Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales para la participación al pool para el Aula del Sínodo.

Se ruega a los participantes al pool que estén a las 08.30 horas en el Sector de Prensa montado en el exterior, frente a la entrada del Aula del Sínodo, acompañados por un oficial de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales.

BOLETÍN

 

El próximo Boletín N. 9 estará a disposición de los periodistas acreditados en la conclusión de los trabajos de la Sexta Congregación General de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de mañana por la mañana, jueves 4 de octubre de 2001.

 

 
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