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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
7-28 de OCTUBRE 2012

La nueva evangelizació para la transmisión de la fe cristiana


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

11 - 11.10.2012

RESUMEN


- SEXTA CONGREGACIÓN GENERAL (JUEVES, 11 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA TARDE)

SEXTA CONGREGACIÓN GENERAL (JUEVES, 11 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA TARDE)

- VOTACIÓN PARA LA COMISIÓN PARA EL MENSAJE (II)
- INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)
- AUDICIÓN DE LOS DELEGADOS FRATERNOS (II)

A las 16.30 horas de hoy, jueves 11 de octubre de 2012. con el rezo del Salmo 116 (117), tuvo lugar la Sexta Congregación General para la continuación de las intervenciones de los Padres Sinodales en el Aula sobre el tema sinodal «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. John TONG HON, Obispo de Hong Kong (CHINA).

Durante la Congregación General han tomado la palabra algunos Delegados Fraternos.

Ha seguido un tiempo de intervenciones libres.

En esta Congregación General, que concluyó a las 19.00 con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 250 Padres.

VOTACIÓN PARA LA COMISIÓN PARA EL MENSAJE

En la Congregación General tuvo lugar la segunda votación para la elección de los miembros de la Comisión para la redacción del Mensaje.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Han intervenido los siguientes Padres:

- Rev.do P. Robert Francis PREVOST, O.S.A., Prior General de la Orden de S. Agostino (Agustinos)
- S. B. R. Grégoire III LAHAM, B.S., Patriarca de Antioquía de los Greco-Melquitas, Jefe del Sínodo de la Iglesia Greco-Melquita Católica (SIRIA)
- S. E. R. Mons. José Dolores GRULLÓN ESTRELLA, Obispo de San Juan de la Maguana (REPÚBLICA DOMINICANA)
- S. E. R. Mons. Joseph VU DUY THÔNG, Obispo de Phan Thiêt (VIETNAM)
- Rev.do P. Renato SALVATORE, M.I., Superior General de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos (Camilos) (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Gérald Cyprien LACROIX, Arzobispo de Québec (CANADÁ)
- S. Em. R. Card. Joachim MEISNER, Arzobispo de Colonia (ALEMANIA)
- S. E. R. Mons. Yves LE SAUX, Obispo de Le Mans (FRANCIA)
- S. E. R. Mons. Ján BABJAK, S.I., Arzobispo Metropolitano de Prešov para los católicos de rito bizantino, Presidente del Consejo de la Iglesia Eslovaca (ESLOVAQUIA)
- S. E. R. Mons. Bruno FORTE, Arzobispo de Chieti-Vasto (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Tadeusz KONDRUSIEWICZ, Arzobispo de Minsk-Mohilev (BIELORRUSIA)

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones:

- Rev.do P. Robert Francis PREVOST, O.S.A., Prior General de la Orden de S. Agostino (Agustinos)

Por lo menos en el mundo contemporáneo occidental, si no en todo el mundo, la mentalidad de las personas en lo que se refiere a la fe y la ética está ampliamente determinada por los medios de comunicación de masa, especialmente por la televisión y el cine. Los medios de comunicación occidentales son extraordinariamente eficaces a la hora de fomentar entre el gran público una enorme simpatía por creencias y prácticas que están en desacuerdo con el Evangelio.
Sin embargo, esta oposición abierta al cristianismo por parte de los medios de comunicación es sólo un aspecto del problema. La simpatía por un estilo de vida anti-cristiano que los medios promueven ha arraigado de forma tan brillante e ingeniosa en los espectadores que, cuando la gente oye el mensaje cristiano, inevitablemente lo encuentra muchas veces ideológico y emocionalmente cruel en comparación con la ostensible humanidad de la perspectiva anti-cristiana.
Si la “nueva evangelización” quiere contrarrestar estas distorsiones de la realidad religiosa y ética que los medios de comunicación han logrado producir, los pastores, predicadores, profesores y catequistas deberán mantenerse mucho más informados acerca del reto que representa evangelizar en un mundo dominado por dichos medios.
Los Padres de la Iglesia, incluido San Agustín, pueden proporcionar una orientación excepcional para la Iglesia en este aspecto de la nueva evangelización, precisamente porque eran maestros en el arte de la retórica. Su evangelización tuvo éxito en gran parte porque comprendieron los fundamentos de la comunicación social apropiada para el mundo en el que vivían.
A fin de contender con éxito el dominio de los medios sobre la mentalidad popular respecto a la religión y la moral, no es suficiente para la Iglesia poseer sus propias televisiones o patrocinar películas religiosas. La misión propia de la Iglesia es la de presentar a las personas a la naturaleza del misterio como un antídoto al espectáculo.
La vida religiosa también tiene un papel importante en la evangelización, puesto que, al vivir fielmente los consejos evangélicos, muestra a los demás este misterio.

[00062-04.04] [IN039] [Texto original: inglés]

- S. B. R. Grégoire III LAHAM, B.S., Patriarca de Antioquía de los Greco-Melquitas, Jefe del Sínodo de la Iglesia Greco-Melquita Católica (SIRIA)

Nueva evangelización es sinónimo de actualización. Este Concilio es una actualización. Los documentos conciliares son un preludio de nuestro Sínodo.
Mi intervención se divide en tres puntos:
1. La formación o creación de cuadros
Nosotros, los cristianos de Oriente, estamos inmersos en un mundo no cristiano: somos el pequeño rebaño, ad extra en relación al Islam y ad intra a causa de la disminución de la práctica religiosa.
La Realpolitik nos impone trabajar teniendo en cuenta esta dúplice realidad ad extra y ad intra. Esto significa concentrar nuestro trabajo pastoral de nueva evangelización en este pequeño rebaño, sin excluir al conjunto de nuestros fieles menos practicantes según diferentes grados.
Este pequeño rebaño debe ser excelente, para formar a través de él a cuadros de agentes de la nueva evangelización.
Incluso si la Iglesia creciera hasta alcanzar dimensiones colosales, debe conservar la estrategia del pequeño rebaño.
Ahí está el sentido, la esencia, la motivación, la razón de ser del pequeño rebaño en Oriente y en todas partes. Es la estrategia apostólica: formar el pequeño rebaño que viva con y por el gran rebaño.
2. Vademecum de la fe cristiana
Nuestra fe es hermosa, pero su contenido y su enunciado son realmente difíciles.
La proclamación de la fe en el Islam se resume con estos dos testimonios: “no hay otro dios sino Alá, y Mahoma es el enviado de Dios”.
Para los judíos, la sustancia de la fe se expresa con dos mandamientos: “¡Yo soy tu Dios! No hay Dios fuera de mí. ¡Amarás a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo!”
Nuestra hermosa fe cristiana es demasiado complicada: los términos, su contenido y su explicación. Estamos sumergidos en un conjunto de dogmas, de misterios: la Santa Trinidad, la Encarnación, la Redención, los Sacramentos (que en griego se llaman misterios).
Es preciso que los dogmas sean interpretados de modo que toquen la vida cotidiana, las aspiraciones humanas, la felicidad y la prosperidad, las realidades diarias de nuestros fieles.
Por eso, es muy importante y necesario para la nueva evangelización elaborar un texto conciso, preciso y claro de nuestra fe. Esto es importante para nuestros fieles ad intra, al igual que para nuestros compatriotas no cristianos ad extra.
Espero que esta propuesta se abra camino, y que los teólogos se encarguen de esto a partir de una resolución de nuestro Sínodo.
3. Programa práctico
La nueva evangelización necesariamente está condicionada por la especificidad de la Iglesia local; en el tiempo, el contexto de la Tradición, las costumbres, la cultura, las necesidades. Es por este motivo que he presentado un ensayo de una visión oriental, greco-melquita católica, árabe, de la nueva evangelización con propuestas prácticas.

[00084-04.04] [IN055] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. José Dolores GRULLÓN ESTRELLA, Obispo de San Juan de la Maguana (REPÚBLICA DOMINICANA)

Entre los sujetos privilegiados para realizar la Nueva Evangelización, además de las diócesis, las parroquias y las familias, están las pequeñas comunidades, integradas por un reducido grupo de personas que se reúnen como célula inicial de estructuración eclesial, para vivir su fe, formarse, evangelizar y emprender acciones comunitarias.
Estas comunidades en Republica Dominicana surgen como fruto de una real conversión pastoral, de los responsables parroquiales, que deciden estructurar todo el Pueblo de Dios en comunidades evangelizadoras, vivas y dinámicas.
El primer paso lo dan los equipos de pastoral parroquial con sus sacerdotes al frente, comienzan por sectorizar sus parroquias, que parecen grandes, pero cuando las sectorizan se vuelven pequeñas.
El siguiente trabajo es convocar, convocar a todos los bautizados. Convocar es obra de visionarios entusiasmados con el gran proyecto de Dios.
El tercer paso es propiciar el encuentro con Jesucristo por medio del anuncio del Kerigma.
Los que acepten convertirse en animadores de comunidades son convocados a capacitarse para oftlineesta misión. Ellos organizan las comunidades en todos los sectores, manzanas o cuadras y en los edificios de apartamentos.
Para crear comunidades cristianas fraternas y evangelizadoreas la Iglesia necesita de sacerdotes y laicos: que permanezcan con Jesús y no le nieguen nada; que dejen que el Espíritu de Jesús les de ánimo y coraje, les reavive la fe, y les de ardor y pasión; que anuncien el kerigma con valentía y testimonio de vida; que se sientan enviados por Jesús a hacer discípulos; que vivan la alegría de caminar con un pueblo que está en camino de salvación; que sepan trabajar en equipo, todos empujando en la misma dirección con un proyecto comun; sacerdotes y laicos enamorados de Dios que quieran contagiar de él a todos; apasionados por Jesús y por su acción misionera; evangelizadores que siembren entre lágrimas.

[00083-04.04] [IN056] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Joseph VU DUY THÔNG, Obispo de Phan Thiêt (VIETNAM)

Leyendo el n. 81 del Instrumentum laboris desearía llamar su atención sobre el papel de la parroquia en la acción evangelizadora y en la transmisión de la fe.
A nivel eclesial, cada parroquia es una unidad fundamental de la Iglesia local, pero tiene la capacidad de hacer visible la Iglesia universal. Al ser una iglesia cercana a la gente de un lugar concreto, la vida de una parroquia debe organizarse como la vida de la Iglesia universal, para que con su vitalidad nos sintamos cercanos a la Iglesia universal. Nosotros somos miembros partícipes y participantes de una Iglesia local. Si en la vida económica decimos “think globally, work locally” (piensa globalmente, trabaja localmente), ¿es pertinente decir también “pensar afectivamente con la Iglesia universal y obrar efectivamente en la Iglesia local”?
A nivel pastoral, cada parroquia es un espacio concreto de encuentro entre los responsables de la vida parroquial. Una pastoral está calificada como más o menos viva gracias a la mayor parte de los intercambios efectivos de los miembros parroquiales en esos encuentros. Un programa pastoral bien preparado, bien debatido y bien decidido dará ciertamente sus frutos, que revitalizarán a la comunidad parroquial. En mi diócesis de Phan Thiet, las parroquias tienen todavía un papel importante en las actividades parroquiales por razones políticas del país. No tenemos el derecho de organizar reuniones religiosas fuera del espacio de la parroquia; por eso la iglesia y el presbiterio son lugares favorables para el encuentro de todos los parroquianos para la formación catequística y la transmisión de la fe.
A nivel misionero, cada parroquia sigue siendo un lugar de fraternidad donde la gente se conoce y se reconoce muy bien. Se conoce a una persona, su familia, su trabajo e incluso sus cualidades intelectuales y humanas. Y se la reconoce en su totalidad: apoyándose en esto es cómo se proponen los programas parroquiales en la parroquia.

[00085-04.04] [IN057] [Texto original: francés]

- Rev.do P. Renato SALVATORE, M.I., Superior General de los Clérigos Regulares Ministros de los Enfermos (Camilos) (ITALIA)

El cuidado a los enfermos es esencial en la misión evangelizadora de la Iglesia, por fidelidad a Jesús “que recorría todas las ciudades y aldeas... proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia” (Mt 9, 35).
La Iglesia es una comunidad de personas que el Señor ha “sanado” y, por tanto, se convierte en una comunidad “que sana”. Cristo, médico de las almas y los cuerpos, ofrece la salud, la salvación, al hombre en todas sus dimensiones: cuerpo, psique y espíritu. De hecho, Él “vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo” (CIC 1503).
El beato Juan Pablo II afirmaba: “La Iglesia ...está obligada a buscar el encuentro con el hombre, de modo particular en el camino de su sufrimiento” (Salvifici doloris 3). “La conciencia de que el servicio a los enfermos y los que sufren es ‘parte integrante de la misión de la Iglesia’ exige que incorporemos en el proyecto evangelizador la promoción de la salud y el compromiso de aliviar el sufrimiento de los enfermos y de cuidarlos, obedeciendo al mandato de Cristo, cuyas obras unen estrechamente la tarea de la evangelización y la curación de los enfermos” (Conferencia Episcopal Italiana, Nota pastoral, nº 2).

[00086-04.03] [IN058] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Gérald Cyprien LACROIX, Arzobispo de Québec (CANADÁ)

Participamos en la nueva evangelización porque somos hombres y mujeres que primero han tenido un encuentro personal con Jesús, nuestro Señor y Salvador. Dar testimonio de este encuentro es la primera exigencia a fin de que llegue al corazón de nuestros hermanos y hermanas. Volver a esa experiencia nos hace tocar la gracia original de este encuentro y la renueva sin cesar. Hemos sido evangelizados y estamos llamados a evangelizar con la valentía y la audacia de los primeros cristianos, con una confianza absoluta en Dios. La evangelización es una tarea de toda la Iglesia, de cada uno de sus miembros. ¡Bienaventurados nosotros cuando evangelizamos!

[00087-04.03] [IN059] [Texto original: francés]

- S. Em. R. Card. Joachim MEISNER, Arzobispo de Colonia (ALEMANIA)

Está en la naturaleza de la fe el que se difunda y pueda ser transmitida. La historia de los Apóstoles nos lo demuestra en la persona de Felipe, a quien el Espíritu de Dios conduce de Jerusalén hacia Gaza (cfr, Hch 8, 26-40). Felipe encuentra un funcionario de la reina de Etiopía que, sentado en un carro, estudia un texto de Isaías, que había recibido de un comerciante de material religioso cerca del templo. Felipe le pregunta al distinguido señor si comprende lo que está leyendo. La respuesta la conocemos: “¿Cómo lo puedo entender si nadie me hace de guía?”
(Hch 8, 31). Felipe sube al carro, le explica la escritura y poco después detiene el carro y se hace bautizar en un riachuelo que corre por allí cerca. Aquí se hace evidente una Iglesia en camino, que va por las calles y plantea interrogantes a los hombres.
Hoy la mayor parte de los cristianos son felices si nadie les plantea interrogantes.
De cinco hombres que cada día encontramos por el camino, tres se encuentran en las mismas condiciones que el funcionario etíope, lejos de toda socialización religiosa en su vida de cada día.
Llevan el fardel de una información sobre el sentido de su vida sepultada en el pasado, que hojean tristemente, sin comprender qué relación tiene con su vida. Del mismo modo, han comprado también un trozo del mensaje bíblico, como el viajante que había comprado el paso de Isaías, pero no hay nadie que los guíe, nadie que construya un puente entre la palabra de la fe y su vida cotidiana. Es evidente que a muchas personas del mundo moderno no les interesan las cuestiones religiosas.
Pero en realidad, al menos en Europa, gran parte de los hombres se enfrentan con interrogantes y no saben o no admiten que se trata de interrogantes religiosos. Por tanto, el lugar de la difusión de la fe es el de las calles de nuestras ciudades y de nuestras aldeas. Y no es necesario recurrir a un cristianismo informado para obedecer a la llamada de Dios. Alcanza con caminar un poco por las calles; se puede tratar sólo de lo que hemos visto que le ha sucedido a Felipe. Con frecuencia no nos dejamos implicar por los problemas de otra persona, pensando que debería resolverlos ella sola. Quizás se necesita sólo un poco de escucha, de comprensión y la obra buena de ponerse en el lugar del otro, de subir al carro de su vida y acoger sus preguntas. Esto significa partir y reflexionar desde la situación en que se encuentra el otro. El testimonio que se da de Jesucristo no conlleva una cristología completa y aprobada por la Iglesia, sino algo mucho más amplio: implica una correspondencia con la propia vida, y es igual, si se trata de algo único, insignificante. En muchas comunidades espirituales existen estos testimonios de la fe. Son necesarios para traer el Evangelio a nuestros días.

[00088-04.04] [IN060] [Texto original: alemán]

- S. E. R. Mons. Yves LE SAUX, Obispo de Le Mans (FRANCIA)

Creo que es necesario aclarar el significado de la expresión “nueva evangelización”. No se trata de una reprobación del pasado, ni de un repliegue de identidad, ni de una reconquista. Se trata de anunciar la novedad de la Salvación de Cristo, la misericordia de Dios, en un mundo que está cambiando profundamente, que vive como si Dios no existiese, confrontándose a un profundo vacío interior. Primeramente, hay que tener la osadía de hablar de Dios, de despertar en el corazón del hombre la nostalgia de Dios.
Voy a confiarles tres preocupaciones.
Despertar la conciencia misionera de los bautizados. La evangelización, la transmisión de la fe pasa primero de todo de persona a persona. Todo bautizado es capaz de dar testimonio a sus familiares, a sus vecinos, a sus compañeros de la alegría humilde que representa conocer a Cristo. Existe una verdadera dificultad. Muchos están marcados por una forma de relativismo, del que no tenemos tomadas las medidas. Reducimos la fe a una simple opción personal.
La cuestión de los “bautizados no creyentes”, que se dirigen a los sacerdotes pidiendo el bautismo para sus hijos o para que les preparen al matrimonio. Estos ignoran el sentido de su petición. A veces, se declaran no practicantes, no creyentes y esto desespera a los sacerdotes. ¿Cómo acoger sus peticiones? ¿Cómo transformarlas en un camino de tipo neocatecumenal, que se inspire en el ritual de los catecúmenos adultos? El futuro de la evangelización depende del redescubrimiento y la experiencia del sacramento de la reconciliación, que es central. Conviene trabajar también sobre una adecuada comprensión de los sacramentos de iniciación (bautismo, confirmación, eucaristía), sobre su unidad.
Ya no vivimos en un contexto de cristiandad, pero seguimos organizándonos como si todavía fuera así. No hay que pensar en términos de cobertura del territorio, ni de reclutamiento de personal, frente al reducido número de sacerdotes. Es preciso suscitar comunidades cristianas, vivas, alegres, atravesadas por un impulso misionero.
El verdadero desafío es el anuncio de la alegría de la Salvación, del amor misericordioso, a todos. Es necesario crear espacios nuevos en los cuales sea posible entablar un diálogo con quienes están alejados de Dios.

[00089-04.04] [IN061] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Ján BABJAK, S.I., Arzobispo Metropolitano de Prešov para los católicos de rito bizantino, Presidente del Consejo de la Iglesia Eslovaca (ESLOVAQUIA)

“Dios es amor, ¡amémosle!”. Este dicho del beato obispo y mártir Pavel Peter Gojdic, OSBM, guió a la Iglesia greco-católica en Eslovaquia durante la persecución del comunismo. Esta concreción de la palabra de Dios expresa la experiencia de nuestros obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, los cuales experimentaban el amor de Dios en su vida de un modo tan fuerte que eran capaces de dar testimonio de su fe también en los tiempos difíciles de la destrucción forzada de nuestra iglesia.
El testimonio heroico de la fe de nuestros antepasados hasta el martirio y su intercesión en el cielo han contribuido al hecho que hoy, en la Iglesia greco-católica de Eslovaquia, demos gracias a Dios por la abundancia de vocaciones sacerdotales. De hecho, tenemos más de 450 sacerdotes y casi 90 seminaristas en el seminario que están al servicio de 250.000 fieles. No podemos acoger más en el seminario porque después no tenemos donde enviarlos para llevar a cabo su servicio sacerdotal, y no podemos ayudar a otras Iglesias fuera del país dado que la mayor parte de ellos une su vida sacerdotal con la matrimonial, por lo que para ellos están excluidos los países de Occidente.
También hoy es importante evidenciar sobre todo la santidad y el celo de los sacerdotes, incluidos obviamente los obispos. Donde obra un sacerdote celante, un hombre de vida santa, la fe aumenta; donde obra un sacerdote tibio, todo se extingue. Los obispos y los sacerdotes deben ser los hombres de la nueva evangelización, y este aspecto de su vida debe ser desarrollado desde su formación en el seminario.
En el rito bizantino ciertamente nos ayuda en la evangelización (tanto en la primera como en la nueva) la espiritualidad bizantina, los iconos y la participación del pueblo en la vida litúrgica. Estos elementos de una cultura espiritual nos recuerdan que también la cultura y el arte pueden abrir el corazón del hombre contemporáneo a la escucha del Evangelio.
Pero hasta ahora no hemos tenido aún el suficiente coraje para proclamar el Evangelio fuera de las iglesias, fuera de los centros de formación o de peregrinación.
Veo la prioridad en el celo de nosotros, los obispos, de los sacerdotes y de los consagrados a Dios, para que con nuestro propio ejemplo ayudemos el celo de los laicos. Nosotros también necesitamos escuchar lo que Dios nos dice porque “la fe viene de la escucha” (cf. Rm 10, 17), para que podamos proclamar de manera auténtica el amor de Dios al mundo.

[00090-04.03] [IN062] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Bruno FORTE, Arzobispo de Chieti-Vasto (ITALIA)

La Relación subraya el fundamento antropológico, cristológico y eclesiológico de la nueva evangelización. Convendría desarrollar la dimensión pneumática, teniendo en cuenta cuanto afirma el Instrumentum Laboris, 41: el Espíritu Santo es el primer agente de la nueva evangelización. Él hace nuevo el corazón para que cante el canto nuevo (“Novi novum canamus canticum”, San Agustín). Gracias a É la novedad no está en el orden cronológico nuevo (“neòs” en el griego del N.T), sino en el de la novedad escatológica cualitativa (“kainòs”). El “mandatum novum” es la “kainé entolé”. Como ha recordado el Santo Padre comentando el himno de la Hora Tercia: “Nunc, Sancte,nobis, Spiritus, unum Patri cum Filio, dignare promptus ingeri nostro refusus pectori”. La iniciativa es de Dios, está en la fuerza del Espíritu.
Me parece que en la Relación se le da poco relieve al papel fundamental de la parroquia, a la que el Instrumentul Laboris dedica importantes reflexiones (IL 81). La experiencia directa del ministerio episcopal, especialmente la visita que estoy efectuando de forma meticulosa desde hace tres años y medio a las parroquias de la Archidiócesis, me ha convencido de que sin un nuevo fervor misionero de la parroquia, del que sean protagonistas los mismos agentes pastorales que en ella trabajan, es difícil vivir una radical, nueva evangelización. Bajo esta luz - aunque apreciando los nuevos movimientos como dones del Espíritu - juzgo que un instrumento precioso es la Acción Católica, a la que se refiere claramente el Instrumentul Laboris en el n. 117, que está totalmente en el espíritu de la cooperación laica en la misión de los pastores.
Creo deber subrayar finalmente la importancia de los jóvenes como destinatarios de la nueva evangelización: si muchos consideran su alejamiento de la práctica religiosa como un hecho descontado, esto no quiere decir que su corazón no esté sediento de Dios. Tengo una prueba de ello cuando los encuentro detenidamente en las universidades y en las escuelas. Es necesario apostar por la respuesta a la llamada “emergencia educativa”, de la que habla el Instrumentum Laboris en el n. 149. Es preciso escucharlos, concederles tiempo, hablarles de Dios y acogerlos en el respeto de su exigencia de libertad. Aquí se comprende lo decisivo que es el papel de la familia (cfr. Instrumentum Laboris 110 y siguientes), pero también qué dramática es la situación de los hijos de divorciados, que se han casado de nuevo, que con frecuencia permanecen ajenos a los sacramentos por la no participación de sus padres. Aquí se precisa un cambio decisivo en el sentido de la caridad pastoral, como ha afirmado varias el Papa Benedicto XVI (por ejemplo en el Encuentro Mundial de las Familias en Milán). Es también necesario iniciar una reflexión sobre los modos y tiempos necesarios para el reconocimiento de la nulidad del vínculo matrimonial: como obispo y moderador de un Tribunal Eclesiástico Regional, he de admitir que algunas exigencias (por ejemplo la necesidad de la doble sentencia conforme, aunque no haya recurso) parecen poco comprensibles a muchas personas heridas, deseosas de sanar su situación.

[00091-04.05] [IN063] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Tadeusz KONDRUSIEWICZ, Arzobispo de Minsk-Mohilev (BIELORRUSIA)

En su búsqueda de nuevos medios de evangelización, la Iglesia dirige su atención hacia los medios de comunicación social. Actualmente, en Bielorrusia tenemos dos editoriales, se publican tres periódicos y siete revistas. Internet se usa cada vez más en las actividades de la Iglesia. La página web de la Conferencia Episcopal www.catholic.by ofrece material informativo, catequístico y cultural en cinco idiomas. Al no poseer nuestros propios canales de radio y televisión, utilizamos los estatales. La televisión estatal central retransmite alrededor de tres horas al mes de programas católicos. Ahora estamos a punto de abrir las retransmisiones de “Radio María”.
El potencial de los medios de comunicación debe ser utilizado para ayudar al hombre a encontrar a Cristo y vivir de su verdad. Están llamados a encender en cada uno el fuego de la esperanza, para construir un futuro de felicidad, conservando la dignidad de la persona humana. La Iglesia, para ser evangelizadora, debe ser mediática.
En el nuevo ámbito de vida creado por las tecnologías informáticas, estamos llamados a predicar la palabra de Dios y a anunciar a Cristo, que hemos encontrado y que ha cambiado nuestra vida: en esto se halla el sentido profundo de la nueva evangelización.
En la nueva cultura secularizada, los medios de comunicación social tienen que ser capaces de ayudar a la Iglesia a ser de verdad evangelizadora y misionera, en correspondencia con las exigencias de estos tiempos, cuando es necesario no sólo bautizar a los convertidos, sino también convertir a los bautizados.

[00092-04.03] [IN064] [Texto original: italiano]

AUDICIÓN DE LOS DELEGADOS FRATERNOS (II)

Intervinieron los siguientes Delegados fraternos:

- Su Em. LEO [Makkonen], Arzobispo de Karelia y de la Finlandia (FINLANDIA)
- Prof. EMMANUEL [Adamakis], Metropolitano de Francia, Presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas (FRANCIA)
- Su Em. NIFON [Mihăiţă], Metropolitano y Arzobispo de Targoviste (RUMANIA)

Publicamos a continuación los resumenes de la intervenciónes de los Delegados fraternos:

- Su Em. LEO [Makkonen], Arzobispo de Karelia y de la Finlandia (FINLANDIA)

Es un gran privilegio, un honor y una alegría transmitirle los saludos de Su Santidad Bartolomé I, Arzobispo de Constantinopla y Patriarca ecuménico. No hablaré a esta asamblea sólo como representante e invitado, porque la urgencia de la “nueva evangelización” es un tema tan importante para los cristianos de Oriente como para la gran Iglesia de Roma.
Hemos leído con gozo los Lineamenta, especialmente su valoración sobre el modo con que la tradición, la mistagogía y las recientes experiencias del cristianismo de Oriente permiten entrever los nuevos esfuerzos de evangelización hoy en día. Pero sobre todo hemos apreciado su discernimiento: la evangelización no empieza con la predicación, sino con la escucha.
No es una casualidad si la imagen del gran apóstol y evangelista Juan, que nosotros en Oriente conocemos como el Teólogo, muestra el dedo apoyado sobre los labios para indicar silencio. Este silencio, como afirman los Lineamenta de manera tan elocuente, no se predica por cansancio, miedo, vergüenza o falta de fe, sino en reconocimiento del hecho de que, si debemos ser verdaderamente interlocutores “en un diálogo con el mundo”, si verdaderamente debemos ser “partícipes de la misma humanidad que busca la verdad sobre la existencia”, tenemos que empezar donde empieza la verdadera humanidad, con experiencias de la maravilla que nos eleva a la trascendencia.
Estar en silencio, escuchar y luego compartir la Buena Nueva: es el modo mejor para mostrar nuestro amor y nuestra solicitud al mundo actual, justo como Dios ha expresado su economía Divina en respuesta a nuestras carencias, nuestra búsqueda y nuestras necesidades. Sólo si tomamos en serio los problemas de nuestros interlocutores, mientras les recomendamos las soluciones de Dios a los mismos, podremos establecer y reconstruir la confianza, para que nuestras palabras sean de nuevo reveladas en su potencia donadora de vida, ya sean habladas, escritas o tuiteadas.
Y ahora, Santo Padre, Eminencias, Vuestras Gracias, Hermanos y Hermanas en Cristo, yo también empezaré a escuchar, justo como hará el mundo.

[00159-04.03] [DF005] [Texto original: inglés]

- Prof. EMMANUEL [Adamakis], Metropolitano de Francia, Presidente de la Conferencia de Iglesias Europeas (FRANCIA)

Al preparar esta modesta alocución, me pregunté qué lazo se podía tejer entre el compromiso ecuménico, como misión del cristianismo contemporáneo, y la evangelización, como transmisión de la fe cristiana. La sustancia de ambos temas estriba en el misterio de la encarnación. No podemos, pues, quedar satisfechos únicamente con la elaboración teológica, o intelectual, de este misterio. Me parece esencial comprender el misterio de la encarnación del mismo modo que San Ireneo de Lyon, es decir, como un poder “recapitulativo” de toda la humanidad, es decir, de la creación en su conjunto. Desde entonces, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia nos proponen contemplar la convergencia entre el esfuerzo teológico y la experiencia de un cristianismo encarnado en el mundo y arraigado en el tiempo. Esta experiencia no es simplemente la recapitulación de ciertas sabidurías, sino más bien una nueva configuración total, por no decir holística del hombre cuerpo, alma y espíritu.
Así, ¿cómo articular ecumenismo, evangelización y transmisión de la fe? En efecto, no es cosa fácil y remite a consideraciones que los límites de tiempo que se me han concedido no me permiten abordar en profundidad. Sin embargo, conviene reconocer que a través de los tres términos de mi pregunta inicial, podemos descubrir un aspecto destacado que permite poner de relieve su sentido; puesto que el corazón de la problemática que nos interesa no remite tanto a la fe como tal, sino a las respuestas que la fe es capaz de aportar a nuestro mundo contemporáneo. En resumen, lo que prima en el título de este encuentro es saber a qué campo semántico remite el término “nuevo”. Sólo así podremos aportar una respuesta adecuada a los interrogantes que se plantean nuestros hermanos y hermanas. La globalización y la sociedad de consumo no son más que los epifenómenos de un problema más profundo: el cambio, la transformación de la esperanza en búsqueda de felicidad. Nuestros contemporáneos han perdido la esperanza y no buscan sino la felicidad. Algunos podrían preguntarse cómo ha podido tener lugar este cambio y cómo responder a él. Recuperar el encanto de la esperanza consiste en definir el vínculo que existe entre Dios y el hombre, entre las distintas personas humanas, y en el seno mismo de cada personalidad. Cuando Cristo declara que Él es “la verdad, el camino y la vida”, no habla de conceptos desencarnados, sino más bien de principios dinámicos fundados en el zócalo del único Logos. Por consiguiente, el Logos también es vínculo y relación. Así, la felicidad se transforma en esperanza en la medida en que cada persona aprende a conocerse como ser en relación, por no decir como ser en comunión. Cristo es objeto de comunión y, al mismo tiempo, es vínculo de comunión. Cuando la felicidad individual va unida al destino colectivo, es decir la Iglesia, se transforma en esperanza bajo el efecto de la escatología, el advenimiento del final de los tiempos.
Estas consideraciones no se alejan demasiado de mi propósito inicial, que trata de comprender el lugar del ecumenismo dentro de las nuevas formas de evangelización. De hecho, el ecumenismo es una obligación de superar nuestras representaciones, que a menudo se limitan a simples guerras de campanario. Sin embargo, una actitud así no toma en consideración el mensaje salvífico que trajo Cristo. La experiencia ecuménica, tal como la vivimos en el marco de la Conferencia de las Iglesias Europeas, reflexiona activamente sobre la manera de reconciliar la división entre los cristianos con la evangelización. Es por esto que las Iglesias y comunidades cristianas miembros de la CIE se han comprometido, y cito: “a hablar de nuestras iniciativas de evangelización con las demás Iglesias, a concluir acuerdos al respecto y a evitar así una competencia dañina y el peligro de nuevas divisiones”. Con estas consideraciones en el corazón, me parece que queda mucho por explorar en el plano pastoral. Nos permitiría, como condición previa necesaria para la reconstrucción de la unidad de los cristianos, dar testimonio de un modo más justo de nuestra fe común. Por lo tanto, pido que toméis en consideración en vuestras reflexiones la dimensión ecuménica de la evangelización.

[00157-04.05] [DF002] [Texto original: francés]

- Su Em. NIFON [Mihăiţă], Metropolitano y Arzobispo de Targoviste (RUMANIA)

Agradecimientos del Secretario General del Consejo Mundial de las Iglesias, Rev. Dr. Olav Fykse Tveit, a la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos

Su Santidad,
Sus Eminencias, Sus Excelencias,
Distinguidos delegados y oyentes,

“Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado” (1Co 2,2).
Es la palabra viva de Dios, que nos ha sido revelada en la cruz y resurrección de Jesucristo, que es la Buena Nueva, el euangellion. Cuantos proclamamos a Jesucristo como Señor y Salvador, debemos proclamarlo en todas las dimensiones de nuestra vida. Hay una lógica en la secuencia del tema elegido para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que recuerda a Jn 1, 14: “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”, y el énfasis en la nueva evangelización de esta XIII Asamblea Ordinaria. La justificación en Cristo, la proclamación del Evangelio y la llamada a la santidad pertenecen todas a los creyentes, miembros del único cuerpo de Cristo (1 Co 12, 12 y siguientes).
La Iglesia se construye cuando las personas están siendo transformadas al recibir a Cristo, la palabra encarnada de Dios, en el poder del Espíritu Santo. Las personas se convierten en discípulos de Cristo creíbles y visibles, cuando celebran la Santa Eucaristia, meditan sobre los textos bíblicos y testimonian el Evangelio en sus hogares y familias, en las calles o en sus lugares de trabajo como obreros, empresarios, científicos y en muchas otras profesiones.
El Concilio Vaticano II declaró en el Decreto Verbum Dei: “El Espíritu Santo, por quien la voz del Evangelio resuena viva en la Iglesia, y por ella en el mundo, va induciendo a los creyentes en la verdad entera, y hace que la palabra de Cristo habite en ellos abundantemente (cf. Col., 3,16)” (N. 8).
Recordamos el Concilio Vaticano II como un momento extraordinario de renovación evangélica de la Iglesia Católica. Esto fue subrayado por el moderador del Comité Central del Consejo Mundial de las Iglesias, el Rev. Dr. Walter Altmann, en su intervención en el reciente encuentro del Comité, en septiembre de este año, en Creta. Expresamos nuestra gratitud y alegría porque, por medio del Decreto sobre el Ecumenismo (Unitas Redentegratio), la Iglesia Católica se ha abierto al movimiento ecuménico, dando un nuevo impulso a la búsqueda de una unidad visible. El decreto ha dado esperanza y ha inspirado a los cristianos de todo el mundo.
Las constituciones dogmáticas, las declaraciones y los decretos del Concilio eran, y siguen siendo, de gran importancia para la renovación de la Iglesia Católica, también desde el punto de vista ecuménico. El Concilio Vaticano II fu ecuménico también en su positiva recepción de la búsqueda ecuménica y teológica de su tiempo, incluido el trabajo de la Comisión de Fe y Constitución. Fueron muy importantes la invitación extendida a los observadores fraternos y la oportunidade que se les ofreció de actuar. Hoy esto resulta obvio. En los tiempos del Vaticano II, sin embargo, fue un significativo signo de apertura hacia los cristianos de otras tradiciones. Su presencia contribuyó a derribar el muro de hostilidad que nos separaba (cf. Ef 2, 14).
Inspirado por la lectura de los textos y las nuevas iniciativas del Concilio Vaticano II, mi convicción se fortaleció con la idea de que la unidad es un don de vida, dado en el cuerpo de Cristo, donde todos nos necesitamos los unos a los otros. Trabajar por la unidad de la iglesia significa trabajar por la unidad de la vida y reconocer y celebrar la diversidad de la vida dada por Dios en la multiplicidad de culturas, contextos e idiomas. Como cuerpo de Cristo, la Iglesia es solidaria con toda la humanidad y toda la creación, rezando para que Dios la guíe hacia la justicia y la paz.
Hemos recorrido un largo camino en estos 50 años. El estudio Cosechar los Frutos, publicado por el Cardenal Walter Kasper, un estudio sobre la Recepción, realizado por el Grupo de trabajo conjunto entre el Consejo Mundial de las Iglesias y la Iglesia Católica, y otras iniciativas similares, demuestran todo lo que se ha conseguido hasta ahora, pero también indica las tareas importantes que quedan por realizar en este camino hacia la unidad visible de la Iglesia en una sola fe y una colegialidad eucarística.
Al recordar lo que se ha conseguido en estos 50 años, también reconocemos el gran cambio que ha sufrido el contexto y, por tanto, las condiciones para la proclamación del Evangelio en las distintas culturas y sociedades del mundo. La realidad a la que debemos hacer frente sigue cambiando rápidamente, está llena de contradicciones, que resisten a las simples generalizaciones, y presenta nuevos retos. Vuestro trabajo en la Nueva Evangelización y el Año de la Fe, apenas iniciado, nos ayudará a todos a aprender más sobre la proclamación del Evangelio en los diferentes contextos actuales y ofrecerá, esperamos, muchas oportunidades de cooperación como signo de la unidad que ya se nos ha dado en Cristo y que es tan deseada por muchos cristianos.
Que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo estén con Ustedes y bendigan sus deliberaciones.
“Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo” (1Co 1, 3).

[00158-04.09] [DF003] [Texto original: inglés]


 

 
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