Carta del Papa Francisco al nuevo Prefecto de la Fe
Vaticano, 1 de julio de 2023
A Su Excelencia Reverendísima
Mons. Víctor Manuel Fernández
Querido hermano,
Como nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe te encomiendo una
tarea que considero muy valiosa. Tiene como finalidad central custodiar la
enseñanza que brota de la fe para “dar razón de nuestra esperanza, pero no como
enemigos que señalan y condenan”[1].
El Dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales.
Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles
errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente.
Fuiste decano de la Facultad de Teología de Buenos Aires, presidente de la
Sociedad Argentina de Teología y sos presidente de la Comisión de Fe y Cultura
del Episcopado argentino, en todos los casos votado por tus pares, quienes de
ese modo han valorado tu carisma teológico. Como rector de la Pontificia
Universidad Católica Argentina alentaste una sana integración del saber. Por
otra parte, fuiste párroco de “Santa Teresita” y hasta ahora arzobispo de La
Plata, donde supiste poner en diálogo el saber teológico con la vida del santo
Pueblo de Dios.
Dado que para las cuestiones disciplinarias – relacionadas en especial con los
abusos de menores – recientemente se ha creado una Sección específica con
profesionales muy competentes, te pido que como Prefecto dediques tu empeño
personal de modo más directo a la finalidad principal del Dicasterio que es “guardar la fe”[2].
Para no limitar el significado de esta tarea, hay que agregar que se trata de
“aumentar la inteligencia y la transmisión de la fe al servicio de la
evangelización, de modo que su luz sea criterio para comprender el significado
de la existencia, sobre todo frente a las preguntas que plantean el progreso de
las ciencias y el desarrollo de la sociedad”[3]. Estas cuestiones, acogidas en
un renovado anuncio del mensaje evangélico, “se convierten en instrumentos de
evangelización”[4], porque nos permiten entrar en conversación con “el contexto
actual en lo que tiene de inédito para la historia de la humanidad”[5].
Es más, sabés que la Iglesia “necesita crecer en su interpretación de la Palabra
revelada y en su comprensión de la verdad”[6] sin que esto implique imponer un
único modo de expresarla. Porque “las distintas líneas de pensamiento
filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armonizar por el Espíritu en el
respeto y el amor, también pueden hacer crecer a la Iglesia”[7]. Este
crecimiento armonioso preservará la doctrina cristiana más eficazmente que
cualquier mecanismo de control.
Es bueno que tu tarea exprese que la Iglesia “alienta el carisma de los teólogos
y su esfuerzo por la investigación teológica” con tal que “no se contenten con
una teología de escritorio”[8], con “una lógica fría y dura que busca dominarlo
todo”[9]. Siempre será cierto que la realidad es superior a la idea. En ese
sentido, necesitamos que la Teología esté atenta a un criterio fundamental:
considerar “inadecuada cualquier concepción teológica que en último término
ponga en duda la omnipotencia de Dios y, en especial, su misericordia”[10]. Nos
hace falta un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que
ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las
convoca al servicio fraterno.
Esto ocurre si “el anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo
más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario”[11]. Sabés bien
que hay un orden armonioso entre las verdades de nuestro mensaje, donde el mayor
peligro se produce cuando las cuestiones secundarias terminan ensombreciendo las
centrales.
En el horizonte de esta riqueza tu tarea implica además un especial cuidado para
verificar que los documentos del propio Dicasterio y de los demás tengan un
adecuado sustento teológico, sean coherentes con el rico humus de la enseñanza
perenne de la Iglesia y a la vez acojan el Magisterio reciente.
La Virgen Santísima te proteja y te cuide en esta nueva misión. Por favor no
dejes de rezar por mí.
Fraternalmente,
Francisco
__________________
[1] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 271.
[2] Motu proprio Fidem servare (11 febrero 2022), introducción.
[3] Ibíd., 2.
[4] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 132.
[5] Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 17.
[6] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 40.
[7] Ibíd.
[8] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 132.
[9] Exhort. ap. Gaudete et exsultate (19 marzo 2018), 39.
[10] Comisión Teológica Internacional, La esperanza de salvación para los
niños que mueren sin bautismo (19 abril 2007), 2.
[11] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 35.
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