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CONSEJO PONTIFICIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

MENSAJE PARA LA FIESTA DE DEEPAVALI 2020

 

Cristianos e hindúes: Reavivemos un clima positivio y esperanzador
durante la pandemia de Covid-19 y después

 

Queridos amigos hindúes:

El Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso os saluda cordialmente y os desea lo mejor con motivo de Deepavali, que celebráis este año el 14 de noviembre. Ojalá, en medio de las dificultades de la pandemia de Covid-19, esta fiesta tan significativa disipe toda nube de miedo, ansiedad y preocupación, y llene vuestros corazones y mentes con la luz de la amistad, la generosidad y la solidaridad.

Con el Mensaje de Deepavali de este año, el Consejo Pontificio encargado de promover el diálogo y la cooperación interreligiosos continúa su acendrada tradición de felicitaros y brindaros algunas reflexiones puntuales.. Este es el vigésimo quinto de dichos Mensajes, que buscan reconocer, mantener y valorar los bienes presentes en nuestras tradiciones religiosas y patrimonios espirituales (cf. Nostra Aetate2). Si bien representen un pequeño paso en la senda del aprecio y la cooperación interreligiosos, estos mensajes han mejorado y promovido a lo largo de los años el diálogo y la armonía entre hindúes y cristianos en diversos niveles. Proseguimos de buen grado esta noble tradición con el fin de forjar, fomentar y promover las relaciones mutuas entre hindúes y cristianos como medio de trabajar juntos para nuestro bien y el de toda la humanidad.

Este año, en medio de la pandemia de Covid-19, deseamos compartir con vosotros algunas reflexiones sobre la necesidad de fomentar un espíritu positivo y de esperanza en el futuro, incluso ante obstáculos aparentemente insuperables, desafíos socioeconómicos, políticos y espirituales, y ansiedad, incertidumbre y miedo generalizados.

Nuestros esfuerzos para lograrlo se basan en nuestra convicción de que Dios, que nos creó y nos sostiene, nunca nos abandonará. Un acicate al optimismo puede sonar poco realista para aquellos que han perdido a sus seres queridos o sus medios de vida o ambos. Incluso la esperanza y la positividad más firmes pueden disiparse frente a las trágicas situaciones causadas por esta pandemia y sus graves repercusiones en la vida cotidiana, la economía, la atención sanitaria, la educación y las prácticas religiosas. Sin embargo, es precisamente la confianza en la Providencia divina lo que nos inspira a seguir siendo optimistas y a trabajar para reavivar la esperanza en medio de nuestras sociedades.

La pandemia, en efecto, ha producido una serie de cambios positivos en nuestra forma de pensar y vivir, a pesar del sufrimiento sin precedentes que ha causado en todo el mundo y de los confinamientos que han trastornado nuestra vida habitual. Las experiencias de sufrimiento y el sentido de responsabilidad recíproca han unido a nuestras comunidades en la solidaridad y la atención, en actos de bondad y compasión por los que sufren y los necesitados. Esos signos de solidaridad nos han llevado a apreciar más profundamente la importancia de la coexistencia, del hecho de que nos pertenecemos unos a otros y que nos necesitamos unos a otros para el bienestar de todos y el de nuestra casa común. Como señalaba el Papa Francisco, "la solidaridad hoy es el camino para recorrer hacia un mundo post-pandemia, hacia la sanación de nuestras enfermedades interpersonales y sociales", y "un camino para salir de la crisis mejores" (Audiencia General, 2 de septiembre de 2020).

Nuestras respectivas tradiciones religiosas nos enseñan a ser positivos y a tener esperanza incluso en medio de la adversidad. Si prestamos atención a esas tradiciones y enseñanzas religiosas, podemos esforzarnos, en medio de esta crisis mundial, por propagar lo que al Papa Francisco le gusta llamar «el contagio de la esperanza» (Mensaje Urbi et Orbi, 12 de abril de 2020) mediante gestos de cuidado, afecto, amabilidad, dulzura y compasión que son más contagiosos que el propio coronavirus.

Basándonos en esas tradiciones y enseñanzas religiosas, en nuestros valores compartidos y en nuestro compromiso para mejorar la humanidad, los cristianos e hindúes nos unamos a todas las personas de buena voluntad para trabajar en la construcción de una cultura de positividad y esperanza en el corazón de nuestras sociedades, no sólo en estos días difíciles sino también en el futuro que nos espera.

¡Os deseamos a todos un Feliz Deepavali!

 

Miguel Ángel Cardenal Ayuso Guixot
Presidente

 

Rev. Mons. Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage
Secretario

 

Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 6 de noviembre de 2020.