Es evidente, por tanto, que asà launiversal solidaridad
humana como el sentimientode la fraternidad cristiana
exigen, demaneraabsoluta, que lospueblos sepresten
activayvariadaayudamutua, de la cual se seguiráno sólo
unmás fácil intercambiodebienes, capitales yhombres,
sinoademás una reducciónde las desigualdades que existen
entre las diversasnacionesâ¦