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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
5-26 de OCTUBRE 2008

La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

06 - 07.10.2008

RESUMEN

- TERCERA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 7 DE OCTUBRE DE 2008 - POR LA MAÑANA)
- AVISOS

TERCERA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 7 DE OCTUBRE DE 2008 - POR LA MAÑANA)

- VOTACIÓN PARA LA COMISIÓN PARA EL MENSAJE
- INTERVENCIONES EN EL AULA (INICIO)

A las 9.00 horas del día de hoy, martes 7 de octubre de 2008, memoria de la Beata María Virgen del Rosario, ante la presencia del Santo Padre, con el canto dell’Hora Tertia, tuvo lugar la Tercera Congregación General, para la Votación para la Comisión para el Mensaje para el inicio de las intervenciones de los Padres sinodales en el Aula sobre el tema sinodal La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia
.
Presidente Delegado de turno S.Em.R. Card. George PELL, Arzobispo de Sydney (Australia)

A esta Congregación General, que concluyó a las 12.35 horas con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 242 Padres.

VOTACIÓN PARA LA COMISIÓN PARA EL MENSAJE (I)

En la apertura della Tercera Congregación General ha tenido lugar la primera votación para la elección de los miembros de la Comisión para el Mensaje, presidida por nómina pontificia por S.E.R. Mons. Gianfranco Ravasi, Arzobispo titular de Villamagna di Proconsolare, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, y Vice Presidente S.E.R. Mons. Santiago Jaime Silva Retamales, Obispo titular de Bela, Obispo auxiliar de Valparaíso. La votación se ha desarrollado en forma electrónica.

Utilización de la votación en forma electrónica

Para la votación en forma electrónica, los Padres sinodales utilizaron un dispositivo - usado también para el recuento de las presencias - con el cual pueden efectuarse dos tipos de votación: la votación simple y la votación múltiple.

Votación simple . Cuando se vota por una sola moción en la que se requiere un consenso, se usan las teclas: “PLACET”, “NON PLACET”, “ABSTINEO” o “PLACET IUXTA MODUM”. Una vez efectuada la elección, se confirma con la tecla verde “CONFIRMO”.

Votación múltiple. Cuando una votación requiere una sola preferencia entre más mociones, se usan las teclas numéricas presionando la tecla numérica correspondiente a la elección y se confirma con la tecla “CONFIRMO”. En caso de error de digitación, aparece en la pantalla el texto “NoVálido”.

En caso de error de digitación, o se si desea cambiar la elección efectuada, se presiona una tecla roja “DELEO”, se digita de nuevo la elección y se confirma con la tecla verde “CONFIRMO”. Esta operación puede ser repetida hasta cuando el Presidente decidirá que el tiempo a disposición se ha termina.

INTERVENCIONES EN EL AULA (INICIO)

Han intervenido, luego, los siguientes Padres:

- S. Em. R. Card. Angelo SODANO, Decano del Colegio Cardenalicio (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. Em. R. Card. Franc RODÉ, C.M., Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica (CIUDAD DEL VATICANO)
- S.E.R. Mons. Mark Benedict COLERIDGE, Arzobispo de Camberra-Goulburn (AUSTRALIA)
- S.E.R. Mons. Broderick S. PABILLO, Obispo titular de Sitifi, Obispo auxiliar de Manilai (FILIPINAS)
- S. Em. R. Card. Francis Eugene GEORGE, O.M.I., Arzobispo de Chicago, Presidente de la Conferencia Episcopal (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)
- Revmo. P. Carlos Alfonso AZPIROZ COSTA, O.P., Maestro General de los Frailes Predicadores
- S. Em. R. Card. Joachim MEISNER, Arzobispo de Colonia (ALEMANIA)
- S.E.R. Mons. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa, Presidente de la Conferencia Episcopal (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)
- S.E.R. Mons. Florentin CRIHĂLMEANU, Obispo de Cluj-Gherla, Claudiópolis-Armenópolis de los Rumanos (RUMANIA)
- S.E.R. Mons. Pierre-Marie CARRÉ, Arzobispo de Albi (FRANCIA)
- S. Em. R. Card. André VINGT-TROIS, Arzobispo de París, Presidente de la Conferencia Episcopal (FRANCIA)
- S.E.R. Mons. Norbert Klemens STROTMANN HOPPE, M.S.C., Obispo de Chosica (PERÚ)
- S. Em. R. Card. Péter ERDŐ, Arzobispo de Esztergom-Budapest, Presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (C.C.E.E.) (HUNGRIA)
- S. Em. R. Card. Philippe BARBARIN, Arzobispo de Lyon (FRANCIA)
- S.E.R. Mons. Luciano MONARI, Obispo de Brescia (ITALIA)
- S.E.R. Mons. Lawrence HUCULAK, O.S.B.M., Arzobispo de Winnipeg de los Ucranianos (CANADÁ)
- S.E.R. Mons. Raymond SAINT-GELAIS, Obispo de Nicolet (CANADÁ)
- S.E.R. Mons. Luis Antonio G. TAGLE, Obispo de Imus (FILIPINAS)
- S.E.R. Mons. Joseph Luc André BOUCHARD, Obispo de Saint Paul en Alberta (CANADÁ)
- Rev.do P. Ab. Glen Adrian LEWANDOWSKI, O.S.C., Maestro General de la Orden de la Santa Cruz
- S.E.R. Mons. Benjamin Marc RAMAROSON, C.M., Obispo de Farafangana (MADAGASCAR)
- S.E.R. Mons. Ricardo BLÁZQUEZ PÉREZ, Obispo de Bilbao (ESPAÑA)
- S.E.R. Mons. Gerald Frederick KICANAS, Obispo de Tucson, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

Damos, a continuación el resumen de las intervenciones

- S. Em. R. Card. Angelo SODANO, Decano del Colegio Cardenalicio (CIUDAD DEL VATICANO)

En calidad de Decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Angelo Sodano ha dirigido un saludo fraterno a los Padres Sinodales y a todos los presentes.Entre ellos, se encuentran también muchos Cardenales, y esta presencia se ha considerado una hermosa forma de integración y colaboración entre estos dos organismos, el Sínodo de los Obispos y el Colegio Cardenalicio, ambos llamados a prestar su ayuda al Pastor de la Iglesia universal.
El Cardenal Sodano ha expresado dos vivos deseos acerca del tema específico de la presente Asamblea.
El primer deseo, relativo al verdadero concepto de la Palabra de Dios, que no se limita a la Palabra escrita, contenida en la Biblia, sino que comprende también la Palabra oral, contenida en la Tradición de la Iglesia.
El segundo relativo a la importancia de los presbíteros en el anuncio de la Palabra de Dios. Si bien no poseen el vértice del sacerdocio y dependen de los Obispos en el ejercicio de su potestad, en virtud del Sacramento del Orden sagrado son igualmente consagrados para predicar el Evangelio de Cristo y guiar al pueblo de Dios. Hoy más que nunca, su unión con los Obispos es insustituible, en una radical forma comunitaria de anuncio de la Palabra de salvación.

[00010-04.04] [IN001] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Franc RODÉ, C.M., Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica (CIUDAD DEL VATICANO)

1. La naturaleza evangélica de la vida consagrada
La vida consagrada “enraizada profundamente en los ejemplos y enseñanzas de Cristo el Señor” (VC 1) y al Evangelio “se ha inspirado a lo largo de los siglos; y a él está llamada a volver constantemente para mantenerse viva y fecunda, dando fruto para la salvación de las almas (Benedicto XVI, 22 de febrero de 2008). Una familia religiosa, ha recordado Benedicto XVI,
“con su misma presencia se convierte (...) en «exégesis» viva de la Palabra de Dios (ivi)
2. La centralidad de la Palabra de Dios en la renovación de la vida consagrada
La renovación a la que las personas consagradas están invitadas constantemente, halla su modalidad más adecuada en el volver a las raíces evangélicas de los carismas, de tal modo que puedan encontrar allí cada vez nuevas inspiraciones. Si cada carisma constituye una palabra evangélica de la única Palabra, aspectos particulares de la totalidad del Evangelio, las personas consagradas, viviendo en pleno el Evangelio, encontrarán la luz para captar la particular dimensión evangélica sobre la cual se ha injertado el propio instituto.
Es un camino que las personas consagradas deberán recorrer en comunión con todas las demás vocaciones de la Iglesia
3. El aporte que la vida consagrada puede ofrecer a toda la Iglesia en el vivir la Palabra
Anhelamos que los Padres sinodales adviertan la gran contribución que la vida consagrada ha dado y continúa ofreciendo a toda la Iglesia en este campo: en el estudio y en la exégesis de la Palabra (Ècole Biblique de Jérusalem, Pontificio Instituto Bíblico, Studium Biblicum Franciscanum );en la profundización vital de la Palabra.

[00011-04.06] [IN002] [Texto original: italiano]

- S.E.R. Mons. Mark Benedict COLERIDGE, Arzobispo de Camberra-Goulburn (AUSTRALIA)

El Concilio Vaticano II hizo un llamamiento a renovar la predicación, que implicaba el paso de una concepción del sermón, entendido fundamentalmente como una exposición de la doctrina, devoción y disciplina católicas, a la homilía, entendida fundamentalmente como una exposición y aplicación de las Escrituras. Este cambio se ha dado sólo en parte. Uno de los motivos es que con demasiada frecuencia la predicación da por descontado el kerigma, y esto en un momento en el que, en las culturas occidentales, el kerigma no se puede dar por descontado. Si sucediera, existiría el riesgo de una reducción moralista de la predicación, que quizás evocara el interés o la admiración y no, en cambio, la fe que salva. Esta predicación no generará una experiencia del poder de Cristo.
Una nueva evangelización requiere una nueva formulación y proclamación del kerigma en el interés de una predicación misionera más eficaz. Para estimular una predicación de este tipo se podría preparar un Directorio Homilético General siguiendo las líneas del Directorio Catequético General y la Instrucción General del Misal Romano. Este Directorio recurriría a la experiencia de la Iglesia universal proporcionando un marco común sin sofocar el genio de las Iglesias particulares o de los predicadores. Ayudaría a garantizar una preparación más sólida y sistemática de los predicadores en los seminarios y centros de formación, y esto en un momento en el que todos reconocen cuán vital es la predicación, puesto que para la mayoría de los católicos el único punto de contacto con la Palabra de Dios es la celebración de la Eucaristía dominical con su homilía.

[00021-04.03] [IN003] [Texto original: inglés]

- S.E.R. Mons. Broderick S. PABILLO, Obispo titular de Sitifi, Obispo auxiliar de Manila (FILIPINAS)

Se necesitan algunas directrices para ayudar a los católicos a interpretar la Biblia de forma adecuada. Presentemos de manera clara estas directrices. Pueden incluir los siguientes criterios para una lectura católica de la Biblia: 1) conocer la Biblia no consiste solamente en conocer un libro sino en conocer a la persona de Cristo y estar en relación con ella. 2) La liturgia es el lugar primario del encuentro con la Biblia como Palabra de Dios. 3) Una verdadera comprensión de la Biblia tiene que ser coherente con la vida auténtica (como la vida de los Santos), las prácticas y las enseñanzas de la Iglesia. 4) La correcta comprensión de las Escrituras debería estar guiada tanto por la fe como por el estudio. 5) Cada pasaje de la Biblia debe ser leído en el contexto de la unidad interna de la Escritura. 6) La correcta comprensión de la Biblia debería tener en cuenta y afrontar las situaciones concretas actuales. 7) Leer la Biblia no tiene que quedarse en un mero conocimiento, es una llamada a la conversión y la transformación. 8) El uso correcto de la Biblia tiene que promover la unidad en el seno de la Iglesia y entre las Iglesias. 9) Necesitamos acercarnos a la Biblia con un espíritu de humildad; esto nos permite valorar la interpretación que dan de ella los pobres. Sugiero que haya una mayor interacción entre los estudiosos de la Biblia y los operadores pastorales. Juntos tienen que buscar métodos de comprensión y temas de estudio que ayuden a acrecentar la fe de nuestros pueblos en nuestras propias culturas.

[00022-04.05] [IN009] [Texto original: inglés]

- S. Em. R. Card. Francis Eugene GEORGE, O.M.I., Arzobispo de Chicago, Presidente de la Conferencia Episcopal (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

Hablar de la Palabra de Dios en la Iglesia es hablar de la Palabra de Dios en la vida de los fieles. Los pastores tienen la tarea de convertir la imaginación, el intelecto y la voluntad de aquellos a los que proclaman la Palabra de Dios y para los que interpretan las Sagradas Escrituras.
Con demasiada frecuencia, en la imaginación contemporánea se ha perdido la imagen de Dios como actor en la historia. El intelecto de nuestros contemporáneos encuentra poca consistencia en los libros de la Biblia y no está informado sobre la regula fidei. El corazón de nuestros contemporáneos no ha sido educado para la adoración y la sumisión a la Palabra de Dios durante el año litúrgico.
Si el poder de la Palabra de Dios en las Sagradas Escrituras debe percibirse en la vida y la misión de la Iglesia, los pastores tienen que dedicarse tanto al contexto personal como al texto inspirado.

[00023-04.05] [IN011] [Texto original: inglés]

- Revmo. P. Carlos Alfonso AZPIROZ COSTA, O.P., Maestro General de los Frailes Predicadores

El “primado” de la Sagrada Escritura tiene su fundamento en la misma vida trinitaria.
Bien lo han comprendido los grandes Doctores medievales (San Alberto Magno, San Buenaventura, San Tomás de Aquino) para los cuales la procesión de las personas, en la unidad de la esencia divina, es “la causa y la razón que explica la procesión de las criaturas mismas.
El Verbo, genitus Creator, tiene, de hecho, del Padre, ab aeterno, la voluntad de encarnarse y de sufrir por nosotros.
Dios ha querido revelarse a la humanidad en modo humano, a través de culturas, personas y lenguajes humanos y a través de la vida misma de Jesús. Si este modo es para nosotros una garantía del valor de nuestra naturaleza, de la historia y de las culturas humanas - con sus diferentes lenguajes -, esto nos pone también frente a complejos problemas de interpretación.
Así como, de hecho, la realidad de la creación no es racionalmente comprensible sin un adecuado fundamento metafísico - la analogia entis -, así también el conocimiento de la Sagrada Escritura requiere un atento examen de las culturas y de los géneros literarios con los cuales fue expresada, para una menos inadecuada percepción de su sentido literal, y también para un reconocimiento de la cualidad analógica de los términos que en ella se utilizan.
Toda la Iglesia, en su incansable anuncio, continúa confiando con esperanza a cada cultura la “buena noticia”, para que sea recibida, comprendida con mayor plenitud, vivida y nuevamente anunciada con acentos nuevos.
En la historia reciente de la Iglesia, con no pocas dificultades, se han puesto de relieve las exigencias de esta interpretación “crítica”del texto y por lo tanto de las Sagrada Escritura (P. Marie-Joseph Lagrange O.P., 1855-1938), que pone en evidencia también su fundamento histórico y su riqueza: el ser, justamente, un canto a muchas voces.
La fe cristiana además, por cuanto es “religión”, debe ser considerada, antes que nada “religión del Espíritu”, porque el Nuevo Testamento es principalmente el mismo Espíritu Santo que produce en nosotros la caridad y sólo secundariamente, siendo también “letra”, puede ser considerada “religión del Libro”.
Este proceso de revelación y de salvación es también una revelación de la veritas iustitiae de nuestra vida, de la justicia de Dios que es fundamento de la verdad de nuestro ser y que para nosotros es, antes que nada, “justicia justificante”, es decir fundada en su misericordia, que es el presupuesto permanente de la divina justicia, porque es su raíz primera y su coronamiento.

[00024-04.04] [IN013] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Joachim MEISNER, Arzobispo de Colonia (ALEMANIA)

La Sagrada Escritura es un libro de la Iglesia. Ha nacido en la Iglesia. Ella ha establecido el canon de la Sagrada Escritura. La Sagrada Escritura está ligada a la Iglesia en una unidad orgánica. Una palabra del Padre dice: “La Sagrada Escritura está inscrita antes en el corazón de la Iglesia que en un pergamino”.
Su lugar legítimo es el púlpito en la catedral para la catequesis episcopal. El obispo, en comunión con los demás obispos y el Papa, debe anunciar la Palabra en las circunstancias oportunas y no oportunas. Desde la cátedra el obispo pone la Sagrada Escritura en manos de los cristianos para que ellos lean la Palabra de Dios en la comunidad de la iglesia y, de esta manera, vivan y den su testimonio.

[00040-04.04] [IN014] [Texto original: alemán]

- S.E.R. Mons. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kinshasa, Presidente de la Conferencia Episcopal (REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO)

Palabra de Dios y hermenéutica
Hablo en nombre de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO). Mi intervención versará sobre la interpretación de las Escrituras y las sectas (Documento de trabajo [IL] nºs. 16-19; 56; DV nº 12).
1. En general, se admite el hecho de que toda palabra es un lenguaje y que todo lenguaje requiere una interpretación, sobre todo cuando se trata de un texto escrito. En efecto, a causa de la perspectiva histórica y la distancia espacial, las palabras y los signos, las metáforas y los símbolos pueden adquirir nuevas acepciones de significado y unas armonías susceptibles de orientar al lector hacia otros significados, distintos de los inicialmente deseados por el autor.
2. Este es el caso de las Sagradas Escrituras en las que Dios, el principal autor e inspirador, destina su mensaje a todas las generaciones en el tiempo y en el espacio (cfr. Mt 28,19-20 ; Mc 16,5). Este hecho, por lo tanto, convierte en legítima y plausible una interpretación existencial, contextual e inculturada de la Escritura, basada en la fase final y constituida por el texto bíblico (cfr. Pontificia Comisión Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, I.A-B : métodos literarios). La doctrina de los cuatro significados de la Escritura encuentra aquí una base sólida y su aplicación.
3. Sin embargo, a este respecto hay que observar que las mismas Sagradas Escrituras invitan a quien las interpreta a usar mucha prudencia e «inteligencia» (Lc 24,25). Del mismo modo, la Escritura nos pone en guardia ante el fenómeno de las sectas, pues no es un hecho nuevo, sino que se remonta a los orígenes de la Iglesia. En su primera carta (1 Jn, escrita hacia el año 95 d. J.C.), Juan menciona ya a algunos disidentes que dejaron de creer en «Jesucristo venido en carne mortal» (1 Jn 4,2-3), que salieron de la comunidad y quedaron excluidos de la fe apostólica (1 Jn 2,19-24).
4. Sin embargo, lejos de apaciguarnos, la proliferación cancerosa de sectas de todo tipo y con las motivaciones más diversas es motivo de inquietud para los pastores de la Iglesia, dado que su doctrina generalmente se basa en una interpretación fundamentalista de las Sagradas Escrituras (cfr. CBP, La interpretación, I.F). Y sin embargo numerosos textos bíblicos disuaden de esta interpretación e incitan más bien a recurrir a criterios establecidos. Así, por ejemplo, la reacción del mismo Jesús ante la bofetada del guardia en el palacio del sumo sacerdote Anás (Jn 18,22-23) muestra claramente que el acto de ofrecer la otra mejilla del que habla Mateo en 5,39 es una hipérbole que no hay que tomar al pie de la letra. Pero Jesús, contrariamente a la ley del talión (Mt 5,38), «no devuelve a nadie mal por mal»: él perdona (cfr. Rm 12,21). El apóstol Pedro, por su parte, habla de las cartas que su «querido hermano Pablo» escribió «según la sabiduría que le fue otorgada» y que contienen «cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente» (2 P 3,15-16). Es decir, existen normas de interpretación de las Escrituras, de las que Pedro y los apóstoles son garantes (cfr. 2 P 1,16-19). El mismo Pedro afirma que «ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia», porque «los hombres, movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios» (2 P 1,20-21). Y Pedro condena a los «falsos doctores» y sus «herejías perniciosas». Hay que decir que muchas de las sectas actuales responden al perfil que describe aquí el Príncipe de los Apóstoles: libertinaje, difamación contra la verdad, codicia, palabras artificiosas, tráfico de influencias (2 P 2,2-3), de lo que se deduce que la mejor vía de diálogo con las sectas es una sana interpretación de las Sagradas Escrituras.
5. Los textos que acabamos de mencionar nos dan los criterios siguientes para la interpretación de la Sagrada Escritura: el Espíritu Santo (cfr. también DV 12), la Tradición Apostólica (norma normans), la comunión con el Cuerpo de la Iglesia (cfr. 1 Jn 1,3), la confesión de la fe de la Iglesia (analogia fidei), la coherencia con toda la Escritura (analogia scripturae) (cfr. IL n. 16 y 21). Estos criterios nos protegen de una interpretación fundamentalista y subjetiva de la Palabra de Dios. A ellos hay que referirse principalmente en los esfuerzos comunes de ecumenismo.

[00025-04.05] [IN015] [Texto original: francés]

- S.E.R. Mons. Florentin CRIHĂLMEANU, Obispo de Cluj-Gherla, Claudiópolis-Armenópolis de los Rumanos (RUMANIA)

Los documentos del Concilio Vaticano II hablan del tesoro del patrimonio indiviso de la Iglesia (cfr. OE 1), que se debe valorar para que la Iglesia católica pueda respirar con sus dos pulmones.
Es nuestro deseo recordar la conexión existente entre la Palabra de Dios y la himnografía Bizantina (Canon de San Andrés de Creta, cánones de Romano el Melode, Canon de Juan Damasceno, etc), así como las clásicas oraciones marianas: la Paraclisis y el Akathistos, que son prácticamente un resumen y un compendio teológico de varios pasajes de la Sagrada Escritura, en la lectura interpretativa y aplicativa de los Padres de la Iglesia.
Lo mismo vale también para la riquísima tradición de la iconografía oriental, verdadera catequesis visual y compendio de teología simbólica, complemento de la Palabra (cfr. 1 Jn 1, 1-3), escrita por el iconógrafo bajo la inspiración del Espíritu Santo, en oración, según la tradición de la Iglesia y presentada a nosotros como “teología visual”, vestida con formas, colores y símbolos específicos. El icono constituye una posible ayuda a la Lectio divina (sobre todo en el caso de personas que no saben leer o para los niños) y también para la oración contemplativa personal o en comunidad.
La Palabra de Dios, meditada y aplicada, se encuentra también en el lenguaje simbólico del arte sacro bizantino en varios niveles: “La Palabra proclamada y escuchada está contenida en la Biblia; construida en formas arquitectónicas, abre las puertas del Templo; cantada y representada en la escena hierofánica del culto, constituye la Liturgia; misteriosamente dibujada, se ofrece en contemplación, en ‘teología visual’ bajo la forma de icono”. La teología simbólica muestra qué inmensas perspectivas se abren, a partir de las Escrituras en la liturgia, para acrecentar nuestra fe, para transformar nuestra vida en una liturgia cotidiana y para recuperar, nosotros mismos, el rostro del icono según el cual hemos sido creados.

[00029-04.07] [IN018] [Texto original: italiano]

- S.E.R. Mons. Pierre-Marie CARRÉ, Arzobispo de Albi (FRANCIA)

“¿Dónde vives?” le preguntan los primeros discípulos a Jesús. La continuación del Evangelio revela que Jesús permanece en la Eucaristía y en la Palabra guardada en el corazón.
Si no se reúnen las condiciones necesarias, la lectura de la Escritura no dará frutos. La Constitución dogmática Dei Verbum es un texto del Concilio Vaticano II muy poco conocido, que permite en concreto cuidar de manera justa y equilibrada el aspecto humano y el aspecto divino de las Escrituras.
De este modo, y gracias al trabajo de los exégetas, las dificultades que a menudo se señalan cuando se aborda la Biblia podrán superarse.
En Francia, en estos últimos años se ha insistido enormemente en la Lectio divina. Pero todavía son demasiado pocos quienes la ponen en práctica. Sería conveniente proponer medios sencillos para practicarla y evitar los obstáculos que con frecuencia se encuentran: desánimo o subjetivismo de la lectura.
Es preciso leer la Escritura según el Espíritu con el que fue escrita. Por último, la recibimos de la Iglesia. Acercarse a la experiencia espiritual de los grandes santos ayuda a descubrirla desde dentro, ya que el mismo Espíritu obra en la Iglesia, suscita los santos, ha inspirado a los autores sagrados y habla al corazón de cada uno.

[00026-04.04] [IN019] [Texto original: francés]

- S. Em. R. Card. André VINGT-TROIS, Arzobispo de París, Presidente de la Conferencia Episcopal (FRANCIA)

Escritura y teología
(I.L. nºs 16-17)
1. ¿Cómo hay que leer la Biblia y cómo hay que producir teología para que el acto teológico encuentre en las Sagradas Escrituras su principio de vida y su unidad?
2. En la búsqueda del sentido del texto bíblico, el intérprete debe estar atento, como pide el Concilio, al género literario y a las circunstancias históricas de la escritura. En otras palabras, la Biblia es una literatura humana. El Concilio añade que el intérprete fiel también debe fijarse en la armonía de las Escrituras de la antigua y nueva Alianza, en la unidad de las Escrituras y de la Tradición, y en la analogía de la fe.
3. La hermenéutica cristiana de las Escrituras es la clave de la catequesis, a la que sólo ésta puede dar la estructura teológica y antropológica unificada y unificadora.
4. El exégeta y el teólogo, si no son la misma persona, están llamados a analizar la letra conjuntamente, como discípulos de un único “guía” (Mt 23, 10). El significado de las Escrituras es teológico; la teología es la búsqueda del significado de las Escrituras.
5. Es a causa de una “laguna filosófica” por lo que la exégesis se reduce a la determinación de la dimensión histórica y literaria de la letra o por lo que la teología se sitúa fuera del contacto vivo con las Escrituras. Para la Biblia, la historia es letra y espíritu. La Biblia no ha sido escrita para hacernos saber lo que sucedió exactamente, sino para que asimilemos lo que sucedió y sucederá verdaderamente.

[00027-04.03] [IN022] [Texto original: francés]

- S.E.R. Mons. Norbert Klemens STROTMANN HOPPE, M.S.C., Obispo de Chosica (PERÚ)

Strotmann, Norberto - Chosica, Perú
Compendium Interventionis (Ex Instr. Lab. Nºs. 3/4)“La necesidad de la ‘perspectiva exterior’ del Sínodo”
Quisiera dar las gracias al Secretario del Sínodo por el excelente Documento de trabajo. En el equilibrio del texto se percibe un gran trabajo. Sin embargo, quisiera pedir que durante la labor del Sínodo se ampliara la perspectiva desde el punto de vista latinoamericano.
En los últimos 40 años, la Iglesia en América latina ha perdido cerca del 15% de sus propios fieles a favor de movimientos no católicos que se basan en estrategias que impulsan la Biblia.
América latina representa hoy el 43% del catolicismo mundial que, a su vez, ha disminuido en los últimos 30 años del 14% respecto al crecimiento de la población mundial. La deserción del 2,3% de los católicos en América Latina representa hoy para el catolicismo mundial una pérdida del 1%. Como representantes del 43% de la Iglesia que - incomprensiblemente - en las estadísticas oficiales de la Iglesia y en los documentos del Sínodo, se incluyen en el espacio “América”, esperamos obtener, desde este Sínodo, algunas sugerencias para una contra-estrategia pastoral que afine la acción bíblica hacia quienes poseen una estrategia pastoral bíblica que hace difícil nuestra acción pastoral.
Explico mi petición de ampliar la perspectiva: los espacios de acción estables en la tradición, exigen poco análisis en relación al mundo circundante. Esto último es evidente y previsible. Pero cuando el radio de acción social se pone en movimiento -y por tanto es desconocido y no se puede calcular - se necesita una perspectiva externa.
Cuando el mar está calmado y sin olas se puede dejar la barca con el piloto automático, sólo se debe identificar la próxima zona problemática y retomar con las manos el timón en el momento necesario. Sin embargo, no es aconsejable el piloto automático, cuando el mar está agitado y se desconocen las aguas.
Si establecemos una comparación, el presente se ocupa de la barca, de los principios de construcción y de la estabilidad de la navegación, pero no del ambiente ni de la situación meteorológica general. Es más teológico-fundamental que teológico-pastoral, más teológico que pastoral.
Sin lugar a dudas toda buena pastoral necesita una clara identidad teológica, ya que ésta última es un presupuesto necesario. No obstante, no es una condición suficiente ya que la pastoral necesita de un buen conocimiento del objeto pastoral - es decir, de la persona comprometida y de su situación - así como de una adecuada evaluación de las posibilidades institucionales.
En el libro “Ratzinger y Juan Pablo II - La Iglesia entre dos Milenios” (2005), su autor, Olegario Gonzáles de Cardedal, identifica dos extremos en la situación actual de la Iglesia: la obsesión por una identidad que en el ámbito de la fe termina en el fundamentalismo y, en el ámbito eclesial, en las sectas; mientras que de otra parte, el deseo de importancia, que termina con el desmoronamiento de la Iglesia en la sociedad actual.
Estoy de acuerdo con vosotros: es urgente una clara identidad en lo que concierne a la función fundadora de la Palabra de Dios para la Iglesia. Sólo que se la debería evaluar sin descuidar la perspectiva exterior en el difícil mar actual de la Iglesia.
No hay más tiempo; no lo hay, sobre todo, para las comparaciones con el actual clima general de la situación económico-política. Por esto, concluyo con una cierta suspicacia bíblica: no deberíamos sólo quedarnos en el interior de la barca ocupándonos de las cuestiones relativas a la construcción para mejorar la estabilidad de la ruta. Como los apóstoles, después de haber recibido el Espíritu en Pentecostés, deberíamos preguntar: cómo hacemos para salir de esta Aula, ya que la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios quieren llegar a las gentes, y hacerlo a través de nosotros.

[00028-04.06] [IN023] [Texto original: alemán]

- S. Em. R. Card. Péter ERDŐ, Arzobispo de Esztergom-Budapest, Presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (C.C.E.E.) (HUNGRÍA)

1. En el Documento de trabajo se insiste mucho, justamente, en el tema del problema hermenéutico desde la perspectiva pastoral (Parte I, cap II, B). Por un lado es necesario buscar el sentido y el mensaje original y el transmitido por la tradición de la Iglesia de los textos bíblicos, por otro se debe tener presente también el horizonte de la gente de nuestro tiempo, es decir, de los que escuchan la Palabra de Dios hoy, para que la percepción del texto se convierta en verdadera escucha.
2. La justa interpretación realizada por la Iglesia resulta absolutamente necesaria ya desde el primer momento del encuentro con la Palabra de Dios. Los riesgos de una interpretación arbitraria son particularmente grandes en un ambiente cultural como el nuestro, donde las categorías elementales de la búsqueda de la misma verdad histórica parecen estar desapareciendo. Las publicaciones, más sensacionalistas que científicas, pueden crear una confusión notable también en el pensamiento de los fieles y a veces hasta en el de los propios sacerdotes. El riesgo mas grande no es que alguno no sepa qué crédito puede dar a un escrito apócrifo, como, por ejemplo el Evangelio de Judas, sino que muchos no tienen la más remota idea sobre cómo distinguir las fuentes creíbles de las no creíbles de la historia de Jesucristo. Aun más, parece que para no pocos no se considera importante buscar la verdadera historia, porque razonan de manera subjetiva o subjetivista incluso sobre la historia misma. Por lo tanto, la pérdida de categorías generales en nuestra cultura provoca una dificultad especial para conocer y para comprender la Palabra de Dios.

[00041-04.03] [IN026] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Philippe BARBARIN, Arzobispo de Lyon (FRANCIA)

¡En la Biblia, hay que leerlo todo! En el corazón de la Palabra de Dios, la Escritura es una fuente que irriga toda la vida de la Iglesia. Es esencial acompañar la liturgia de la Palabra con gran solemnidad, pues es el encuentro habitual entre Dios y su pueblo. Las lecturas litúrgicas deben elegirse en función de un criterio esencial: la unidad del mensaje que nos ofrece esta Palabra. Aunque las divisiones plantean verdaderas preguntas, ciertas omisiones plantean muchas más. Esto es debido a miedos infundados que hay que denunciar.
Por ejemplo, no se lee nunca, el domingo, Mt 23, 13-31: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas... » que, sin embargo, ilumina de manera tan útil la lección de las Bienaventuranzas (y los vendedores expulsados del Templo, una vez cada tres años). ¿Podemos quizás poner en duda que la cólera de Jesús sea una expresión de su amor?
Ciertas omisiones vuelven insípida nuestra catequesis. Al contar la historia del niño Samuel, se silencia el contenido del mensaje, tan duro para un niño (1 Sam 3, 1-10; o Jeremías 15. 16, 1 Reyes 19, 12-18). No hay que esconder lo que la transmisión de la Palabra nos puede costar.
Hay otra causa para la omisión de determinados pasajes. En 2 P, 12-21, el autor quiere transmitir un fuerte mensaje: «pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis recordar estas cosas».
Testigo ocular de la Transfiguración, recuerda que las Escrituras dan a conocer la Presencia de Nuestro Señor. Su objetivo es que no se pierda la memoria y el contacto con las Escrituras, de las cuales la vida de Jesús es el cumplimiento. Esta Palabra tiene en la Biblia, por así decirlo, el valor de un testamento espiritual donado a toda la Iglesia: desconfiad del orgullo, que os llevará a pensar que las Palabras antiguas ya no tienen interés. Al contrario, necesitamos tener una relación «más estrecha con la Palabra profética».
Esta exhortación no está fuera de lugar tampoco para los judíos. ¿Acaso no acogen la Palabra profética sobre todo como una invitación renovada a obedecer a la Torá? En verdad, los profetas nos recuerdan que Dios puede irrumpir libremente en la vida de su pueblo. Demos, pues, más valor a su Palabra, después de que Jesús nos ha mostrado su sentido y su alcance.
A lo largo de los siglos, hemos visto cómo los cristianos tenían la triste tendencia a «olvidar» las Sagradas Escrituras, a mirarlas como «fábulas sofisticadas». En cambio, necesitamos que, «haya hombres que, conducidos por el Espíritu Santo, nos sigan hablando de parte de Dios». Las Escrituras siguen siendo «une lámpara que brilla» en las tinieblas del presente. Nos mantienen humildes,«a la espera de que el día resplandezca y la estrella de la mañana se levante en nuestros corazones».
Por consiguiente, hasta la venida del Señor, tenemos que seguir leyendo todas las Escrituras.

[00042-04.03] [IN028] [Texto original: francés]

- S.E.R. Mons. Luciano MONARI, Obispo de Brescia (ITALIA)

Es la humanidad gloriosa del Cristo resucitado que hace viva y eficaz a la palabra de la Biblia así como a toda la economía sacramental. En Jesús resucitado han resucitado todas sus palabras, todos los gestos que Él ha cumplido en su vida terrenal y que han contribuido a delinear su figura humana concreta; en Él ha sido resucitado y por lo tanto perennemente actual, el don que Él ha hecho de sí mismo en la cruz.
Cuando la Iglesia, obedeciendo al mandato de Cristo, anuncia su palabra, esta palabra instaura un vínculo con el Señor resucitado: es Él mismo que se dirige a su comunidad, la ama, la llama, la corrige, la exhorta, la consuela.
Por este motivo, el lugar de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia no es sustituible : depende de la Palabra, la posibilidad misma de un camino de fe entendido como encuentro con Cristo, vida de amistad con Él. Es prácticamente imposible iniciarlas en la fe sin poner a las personas en contacto directo, personal con Jesucristo a través de la palabra de la Biblia.
Es necesario, por lo tanto, que el acercamiento a la Biblia sea lo más amplio posible y que abarque toda la Biblia. La Escritura posee el máximo de actualidad y, por lo tanto, de energía espiritual cuando es proclamada en la Eucaristía; pero permanece real que esta suma eficacia se vuelve real solamente si las palabras que son proclamadas son también escuchadas, comprendidas, amadas, interiorizadas y esto supone una gran familiaridad que solamente la lectura constante puede ofrecer.

[00043-04.04] [IN029] [Texto original: italiano]

- S.E.R. Mons. Lawrence HUCULAK, O.S.B.M., Arzobispo de Winnipeg de los Ucranianos (CANADÁ)

En la Divina Liturgia de rito bizantino (Liturgia Eucarística), antes de proclamar el Sagrado Evangelio el celebrante pronuncia una oración de preparación que recuerda temas del acontecimiento de la Transfiguración, tal como los encontramos en el Evangelio según San Mateo (17, 1-8). El celebrante nos pide que abramos los ojos y la mente, para que podamos comprender el mensaje del Evangelio de Cristo. Añade que se nos infunda el temor de los mandamientos de Cristo, para que seamos capaces de dominar todo deseo carnal y seguir un modelo de vida espiritual. Este modelo de vida espiritual consiste en pensar y hacer todo lo que complace a Cristo, porque Él es quien ilumina nuestras almas y cuerpos. Por este motivo damos gloria eternamente a la Santísima Trinidad.
La proclamación del Sagrado Evangelio ofrece, especialmente a quienes están dispuestos a acogerlo, la oportunidad de participar de una parte de la gloria de Dios. Se trata de un momento escatológico de la revelación divina, lo que requiere que hagamos de este momento litúrgico un tiempo sagrado adecuado a cada evento.
El celebrante que proclama el Sagrado Evangelio tiene que ser consciente de su gran responsabilidad. Por lo tanto, se preparará antes las lecturas y proclamará la buena noticia con toda claridad. Conocerá el lenguaje humano necesario, para que los presentes, como Moisés y Elías, puedan dialogar con el Señor.
El Sagrado Evangelio tiene que penetrar en la mente a través del corazón y para ello es preciso presentarlo con fervor. No se puede hacer mecánicamente o sin cuidado. Estas mismas características son válidas también para la homilía que presenta y aplica el mensaje evangélico.
La proclamación del Evangelio tiene que iluminar a los presentes para que vivan en el temor de Dios, pues es el mismo Dios quien creó la luz y las tinieblas. Los fieles tienen que encontrar la teofanía de Jesús, es decir, el Hijo de Dios anunciado por la voz del Padre.

[00044-04.06] [IN030] [Texto original: inglés]

- S.E.R. Mons. Raymond SAINT-GELAIS, Obispo de Nicolet (CANADÁ)

La Palabra de Dios resuena en las Escrituras; pero no queda encerrada en los escritos. Va mucho más allá del libro. Porque, primeramente, es una persona que se dirige a la humanidad, antes que un texto que hay que estudiar. Dios ha inaugurado un diálogo vivo con la humanidad y su Palabra abre horizontes inesperados de verdad y sentido a todas las generaciones.
En las celebraciones litúrgicas, la homilía tiene la finalidad de introducir a la asamblea en el misterio de la Palabra que Dios le dirige en su vida concreta. También favorece la relación entre la Palabra de Dios y la cultura, entre la fe y la vida. Además, tiene que hacer penetrar a los fieles en el misterio que celebran.

[00045-04.02] [IN031] [Texto original: francés]

- S.E.R. Mons. Luis Antonio G. TAGLE, Obispo de Imus (FILIPINAS)

El Sínodo trata justamente de la disponibilidad a la escucha. En las Escrituras, cuando las personas escuchan la Palabra de Dios, hacen experiencia de vida verdadera. Si la rechazan, la vida termina siendo una tragedia. La escucha es una cosa seria. La Iglesia debe formar oyentes de la Palabra. Pero la escucha no se transmite solamente con la enseñanza sino y, sobre todo, con un ambiente en el cual existe la escucha. Propongo tres maneras de proceder para profundizar el tema de la disposición a la escucha.
1. Nuestra preocupación es la escucha en la fe. La fe es un don del Espíritu, y al mismo tiempo un ejercicio de libertad humana. Escuchar en la fe significa abrir el propio corazón a la Palabra de Dios, hacer de manera tal que Ella nos penetre y nos transforme, y practicarla. Es lo equivalente a la obediencia en la fe. Formación a la escucha significa formación a la fe integral. Los programas de formación deben ser concebidos como formación a la escucha de lo sagrado.
2. Los eventos de este mundo muestran los trágicos efectos de la falta de escucha: conflictos en la familias, distanciamiento entre generaciones y entre naciones, y violencia. Las personas son atrapadas en un mundo de monólogos, indiferencia, ruido, intolerancia y egocentrismo.
La Iglesia puede favorecer un ambiente de diálogo, respeto, reciprocidad y auto trascendencia.
3. Dios habla y la Iglesia, su sierva, da su propia voz a la Palabra. Pero Dios no se limita a hablar. Dios también escucha, sobre todo a los justos, a las viudas, a los huérfanos, a los que son perseguidos y a los pobres que no tienen voz. La iglesia debe aprender a escuchar del mismo modo como Dios escucha, y ofrecer la propia voz a quien no tiene voz.

[00046-04.03] [IN032] [Texto original: inglés]

- S.E.R. Mons. Joseph Luc André BOUCHARD, Obispo de Saint Paul en Alberta (CANADÁ)

El parágrafo 22 del Documento de trabajo (IL) afirma: “El pueblo de Dios ha de ser educado para que pueda descubrir este gran horizonte de la Palabra de Dios, evitando hacer complicada la lectura de la Biblia”.
A partir del Concilio Vaticano II, se han hecho grandes esfuerzos para que la Palabra de Dios estuviera al alcance de los fieles. No obstante, existe “una cierta separación de los estudiosos con respecto a los Pastores y a la gente simple de las comunidades cristianas” (IL 7).
Que la Federación Bíblica Católica mundial (FBC), apoyada por el Magisterio con los demás Dicasterios romanos, estudie la posibilidad de organizar Congresos Internacionales sobre la Palabra de Dios para consentir una lectura “cum Ecclesia” de la Escritura.

[00047-04.02] [IN035] [Texto original: francés]

- Rev.do P. Ab. Glen Adrian LEWANDOWSKI, O.S.C., Maestro General de la Orden de la Santa Cruz

El lenguaje que hablaban los apóstoles era un lenguaje kerigmático, un sermón lleno del poder de transformador de la Buena Nueva. Y la respuesta de fe entre los oyentes del mundo también estaba marcada por el Espíritu que transforma.
El exordio de la Orden de la Santa Cruz afirma sobre Jesús el Hijo crucificado: “Él subió a la santa cruz para dar una palabra de vida”. Jesús mismo, levantado en la cruz, es el heraldo del Evangelio de la vida.
El género literario del Kerygma es una gozosa proclamación más que una predicación elaborada.
Kerygma en la Eucaristía.
El Kerygma bíblico resuena en las oraciones eucarísticas de la Iglesia. Lamentamos que el viraje dado por la historia en el pasado haya llegado a aislar a la institución narrativa como la consagración, separándola de su contexto kerygmatico y acallándolo.
Es verdaderamente oportuno, como ha pedido Juan Pablo II, que mientras estemos en plena actividad frente a Dios para la proclamación del Evangelio y la oración eucarística, nos esforcemos para apropiarnos nuevamente de la virtud pascual del gozo.

[00054-04.03] [IN037] [Texto original: inglés]

- S.E.R. Mons. Benjamin Marc RAMAROSON, C.M., Obispo de Farafangana (MADAGASCAR)

¿Qué es lo que nosotros, en Madagascar, mediante nuestro contacto con la Palabra de Dios y nuestras humildes experiencias, podemos aportar en este sentido para que la Palabra sea viva y eficaz, en los comienzos de este tercer milenio?
Deseo sólo que la frescura de la lectura de la Palabra vivida en el seno de nuestra cultura y nuestro pueblo ayude a toda la Iglesia: tanto a nosotros en nuestro desafío de inculturar la fe, como a las Iglesias de Occidente en su camino hacia la nueva Evangelización.
Esta exegesis que oso definir “exegesis arraigada en la cultura”, que comporta la exigencia de una auténtica inculturación, no es un simple “barniz” sino una “personalización” de la fe alimentada por la Palabra bien acogida e impregnada de nuestra tradición ancestral.
La mayoría de nuestras poblaciones no saben ni leer ni escribir. La frecuentación de la Palabra de Dios se limita a menudo a la lectura que se hace en la iglesia en el momento de las celebraciones litúrgicas.
Afortunadamente, esta triste situación no impide que la Palabra de Dios se arraigue, e incluso genere hermosas y maravillosas sorpresas.
En nuestra cultura no faltan analogías con la pedagogía de Jesús en el Evangelio. Estas personas que no saben ni leer ni escribir tienen un fuerte sentimiento de lo sagrado y comprenden el “lenguaje simbólico”. Por eso, muchos libros de la Biblia, especialmente los Evangelios, no son extraños a la pobre gente de nuestros campos. Estos escritos les parecen muy cercanos, puesto que el ambiente literario en el que se compusieron les resulta cercano a su vida cotidiana. Para ellos es fácil comentar esta palabra y a menudo quedamos profundamente sorprendidos de la profundidad de algunos comentarios espontáneos que podrían asombrar a los expertos. A veces, la riqueza de estos comentarios, caracterizados por una profundidad espiritual auténtica, recuerda la de los Padres de la Iglesia. No es una exegesis científica sino una exegesis en el sentido originario, es decir, una interpretación que ayuda a acoger las enseñanzas de un texto en su pureza.
Aprovechando la ocasión de este Sínodo, quisiera sugerir a los exegetas, a nuestros Pastores, que tengan en cuenta esta forma de acercarse a la Palabra de Dios, distinta de nuestros estudios científicos, es verdad, pero tan enriquecedora, sobre todo para la lectio divina, puesto que el objetivo de la exegesis es el que dice San Pablo: “comprender con todos los santos la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento” (Ef 3, 18-19).
Que la Virgen Santa, que supo conservar y meditar “estas cosas en su corazón” nos ayude a ello.

[00055-04.03] [IN038] [Texto original: francés]

- S.E.R. Mons. Ricardo BLÁZQUEZ PÉREZ, Obispo de Bilbao (ESPAÑA)

La homilía es parte integrante de la celebración eucarística en el día del Señor.
Ocupa un puesto privilegiado en el ministerio de la Palabra de Dios; es uno de los servicios más importantes que pueden prestar el obispo y el presbítero a la comunidad de los fieles cristianos.
Es oportuno que en la preparación de la homilía, el predicador se haga al menos tres preguntas: ¿Qué dicen las lecturas que van a ser proclamadas en la celebración? ¿Qué me dicen personalmente a mí? ¿Qué debo yo comunicar a los participantes en la Eucaristía? Sin convertir la homilía en catequesis, debe tener un contenido doctrinal claro y vigoroso. Aunque parezca paradójico, el presidente de la celebración es el primer destinatario de su predicación. No es una palabra dirigida sólo a otros, y desde luego no es una palabra lanzada contra otros. El predicador se incluirá a sí mismo, también por la forma de hablar, en las exhortaciones, correcciones y llamadas a la conversión dirigidas a la comunidad.
En la homilía convergen la vida de cada persona con sus necesidades y esperanzas y el anuncio de la Palabra de Dios. Existe un trasiego entre vida y celebración que debe facilitar el predicador. La homilía debe ayudar a los oyentes a interpretar la historia a la luz de la muerte y resurrección de Jesús como Él hizo a los discípulos de Emaús.
La homilía es un eco de la predicación de Jesús en la Sinagoga de Nazaret.
Después de hacer la lectura de un pasaje del Profeta Isaías, proclama: “Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oir” (Lc 4,21). La homilía no es sólo la narración de lo dicho, ocurrido y escrito en el pasado, sino actualización con la fuerza del Espíritu Santo de lo que el Señor dijo e hizo. Lo proclamado como realizado “in illo tempore" e “in diebus illis" se cumple también "hodie". La liturgia de la Iglesia es lugar privilegiado en que las Escrituras son Palabra de Dios para la comunidad.

[00030-04.03] [IN004] [Texto original: español]

- S.E.R. Mons. Gerald Frederick KICANAS, Obispo de Tucson, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA)

La Asamblea Eucarística es el lugar en el que se construye la Iglesia. La Palabra proclamada en dicha asamblea conforta, cura, ofrece esperanza, inspira, destila alegría, leticia, confronta, enseña y desafía. La Palabra proclamada revela y afirma la parte mejor de los ideales y de las aspiraciones que Dios ha puesto en el corazón del hombre. La Palabra proclamada, mediada por el Espíritu, nos inspira a vivir, a movernos, y a poner todo nuestro ser en Cristo. A través de la gracia, nos cambia la vida. Desafortunadamente la predicación en nuestros días puede perder su sabor, transformarse en una fórmula y perder inspiración, dejando vacío a quien escucha. Los Obispos, los sacerdotes y los diáconos tienen la responsabilidad de predicar durante la Misa. ¿Cómo podemos dar intensidad a la Palabra de Dios? Por ejemplo ¿qué sucedería si después de este año de san Pablo, la Iglesia universal proclamara un año de predicación sobre la Asamblea Eucarística?
¿Qué sucedería si, en este año de predicación, los sacerdotes y los diáconos junto a sus Obispos estudiaran qué es importante para predicar mejor? ¿Qué sucedería si, en este año de predicación, los sacerdotes y los diáconos junto a sus Obispos encontraran a los laicos para escuchar sus problemas? Podrían discutir sobre cómo la predicación debería inspirar a los laicos a convertirse en la levadura del mundo, ofreciendo los valores del Evangelio a los problemas de estos tiempos. ¿Qué sucedería si, en este año de predicación, se llevara a cabo una exploración total del potencial catequístico de la homilía dominical? Si todos estos “qué sucedería si” se pudieran cumplir, entonces llegaría la nueva primavera para la cristiandad de la que habla el Santo Padre, podría instaurarse y florecer en toda la Iglesia, renovándola y reforzando la evangelización, intensificando la catequesis y propiciando la adhesión de nuevos discípulos.

[00031-04.04] [IN005] [Texto original: inglés]

AVISOS

- BRIEFING PARA LOS GRUPOS LINGÜÍSTICOS
- POOL PARA EL AULA DEL SÍNODO
- BOLETÍN
- NOTICIARIO TELEFÓNICO
- HORARIO DE APERTURA DE LA OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE

BRIEFING PARA LOS GRUPOS LINGÜISTICOS

El segundo briefing para los grupos lingüísticos tendrá lugar (en los lugares de briefing y con los Encargados de Prensa indicados en el Boletín N. 2) el miércoles 8 de octubre de 2008 a las 13.30 horas, en conclusión de la Conferencia de Prensa de presentación del Mensaje para la 95ªjornada Mundial del Migrante y Rifugiado a las 12.30 an el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Se recuerda que los operadores audiovisuales (operadores de cámara y técnicos) y los fotógrafos deben dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales para el permiso de acceso (muy restringido).

POOL PARA EL AULA DEL SÍNODO

Il segundo pool para el Aula del Sínodo se formará para la oración de apertura de la Quinta Congregación General de mañana, miércoles 8 de octubre 2008, por la mañana.
En la Oficina de Informaciones y Acreditaciones de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (en la entrada, a la derecha) se encuentra a disposición de los redactores, las listas de inscripción para el pool.
Se recuerda que los operadores audiovisuales (operadores de cámara y técnicos) y los fotógrafos deben dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales a fin de participar en el pool para el Aula del Sínodo.
Se recuerda que los participantes deben estar a las 8.30 horas en el Sector de Prensa, preparado en el exterior, frente a la entrada del Aula Pablo VI, desde donde serán llamados para ingresar al Aula del sínodo, siempre acompañados por un encargado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y respectivamente por el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

BOLETÍN

Il próximo Boletín N. 7, relativo a los trabajos de la Cuarta Congregación General de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de esta tarde, estará a disposición de los Señores periodistas acreditados, mañana miércoles 8 de octubre de 2008, en la apertura de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

NOTICIARIO TELEFÓNICO

Durante il período sinodal se contará con un noticiario telefónico:
- +39-06-698.19 con el Boletín ordinario de la Oficina de Prensa de la Santa Sede;
- +39-06-698.84051 con el Boletín del Sínodo de los Obispos, de la mañana;
- +39-06-698.84877 con el Boletín del Sínodo de los Obispos, de la tarde.

HORARIO DE APERTURA DE LA OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE

La Oficina de Prensa de la Santa Sede, en ocasión de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos permanecerá abierta desde el 3 hasta el 26 de octubre 2008, según los siguientes horarios:
- Desde el martes 7 de octubre hasta el sábado 11 de octubre: 09.00 - 16.00 horas
- Domingo 12 de octubre: 09.30 - 13.00 horas
- Lunes 13 de octubre y martes 14 de octubre: 09.00 - 16.00 horas
- Miércoles 15 de octubre: 09.00 - 20.00 horas
- Jueves 16 de octubre y viernes 17 de octubre: 09.00 - 16.00 horas
- Sábado 18 de octubre: 09.00 - 19.00 horas
- Domingo 19 de octubre: 10.00 - 13.00 horas
- Desde el lunes 20 de octubre hasta el sábado 25 de octubre: 09.00 - 16.00 horas.
- Domingo 26 de octubre: 09.00 - 13.00 horas

El personal de la Oficina de Informaciones y Acreditaciones estará a disposición (en la entrada, a la derecha):
- Lunes -Vienes: 09.00-15.00 horas
- Sábado: 09.00-14.00 horas

Eventuales cambios serán comunicados ni bien sea posible, a través de un anuncio en la cartelera de la Sala de los periodistas de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en el Boletín informativo de la Comisión para la Información de la XII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, y en el área de Comunicaciones de servicio del sitio Internet de la Santa Sede.
 

 
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