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MENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A SU BEATITUD MICHEL SABBAH,
PATRIARCA DE JERUSALÉN DE LOS LATINOS

 

A Su Beatitud
Monseñor MICHEL SABBAH
Patriarca de Jerusalén de los latinos

He sabido con alegría que el domingo 11 de enero de 2004, fiesta del Bautismo del Señor, usted presidirá el rito de dedicación de la capilla de la Domus Galilaeae, situada en el Monte de las Bienaventuranzas, Corozaín. Recuerdo con emoción la peregrinación apostólica del 24 de marzo de 2000, cuando precisamente en el Monte de las Bienaventuranzas, no muy lejos de donde Jesús realizó la primera multiplicación de los panes, celebré la Eucaristía ante muchos fieles de Tierra Santa y numerosísimos jóvenes del Camino Neocatecumenal. En aquella misma circunstancia visité y bendije el Santuario de la Palabra, lugar acogedor para quien desea escrutar las sagradas Escrituras en un clima de oración y contemplación.

La capilla, dedicada ahora solemnemente, brinda la posibilidad de contemplar el supremo misterio de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, y el fresco del Juicio universal, que enriquece el ábside, invita a dirigir la mirada a las realidades últimas de la fe que iluminan nuestra peregrinación diaria en la tierra.

Me uno de buen grado al intenso momento espiritual que esa comunidad cristiana se dispone a vivir y le envío mi afectuoso saludo. Saludo en particular a los prelados, a los representantes de las comunidades religiosas, del clero y de los movimientos eclesiales, así como a las autoridades civiles presentes. Saludo a los iniciadores del Camino Neocatecumenal, que guían la convivencia programada en la Domus Galilaeae del 7 al 16 de enero, así como a los hermanos y hermanas que participan en ella.

Le pido, venerado hermano, que se haga intérprete ante todos los presentes de mis sentimientos cordiales, mientras deseo que ese importante acontecimiento estimule a todos a renovar su adhesión a Cristo, Redentor del mundo. Que la Virgen de Nazaret, Madre de la Iglesia y Estrella de la nueva evangelización, guíe el camino de los creyentes en Tierra Santa y les obtenga el don de una fidelidad al Evangelio cada vez más valiente.

Con estos sentimientos le envío a usted, a los promotores del encuentro, a cuantos forman la familia espiritual de la Domus Galilaeae y a los participantes en el sagrado rito, una especial bendición apostólica.

Vaticano, 6 de enero de 2004

JUAN PABLO II



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