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PEREGRINACIÓN A LORETO Y ANCONA

LLEGADA A LORETO

PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LAS AUTORIDADES Y AL PUEBLO 

Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María
Sábado 8 de septiembre de 1979

 

Señor Ministro,
señor Comisario:

Debo manifestar mi sincero aprecio por las amables expresiones de saludo que acaban de dirigirme, y, al agradecerlas cordialmente, deseo ofrecer yo también mi deferente saludo a ustedes, a las demás autoridades y a todos los queridísimos hermanos y hermanas presentes aquí a mi llegada.

1. He venido a Loreto como humilde peregrino, para honrar y rezar a la Virgen Santísima en uno de los más célebres santuarios marianos de Italia.

Mi oración —eco de las plegarias de tantos creyentes, especialmente de los pobres, de los que sufren, de los pequeños— se dirigirá, emotiva y confiada, a la Madre de Dios, ante todo por la humanidad, legítimamente orgullosa de las conquistas y las metas alcanzadas en tantos campos de la técnica y de la ciencia, pero también preocupada por tantas situaciones de tensión y por tantos peligros que turban la convivencia serena de los pueblos y de las naciones. Por esto pediré a la Virgen que mire benigna mi próximo viaje a Irlanda, a la Organización de las Naciones Unidas y a los Estados Unidos de América.

Además mi oración será por la Iglesia de Dios, difundida por todo el mundo, para que sea siempre fiel a la misión de anunciar a Cristo, muerto y resucitado por la salvación total del hombre, y para que, en esta fe, sea mensajera de amor y de esperanza.

Mi oración también será por Italia, tan rica en valores culturales, artísticos, humanos, vivificados por la inspiración cristiana, para que esté orgullosa de estos valores y los sepa conservar celosamente, aumentar y transmitir a las generaciones futuras.

2. He venido, además, a Loreto para conocer y para abrazar a los hijos de esta región, mis hermanos y hermanas de Las Marcas. para manifestarles mi satisfacción por sus propias virtudes de laboriosidad, bondad, serenidad, pero, todavía más, por su fe cristiana, de la que han dado y continúan dando testimonio. A todos mi saludo y mi afecto.

Que la Virgen de Loreto, con su materna sonrisa, nos asista a todos en esta jornada y durante toda nuestra vida.

 



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