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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL PERSONAL DE RADIO VATICANO
DURANTE SU VISITA AL PALACIO PÍO


Martes 5 de febrero de 1980

 

Queridísimos:

Laudetur Iesus Christus. Me dirijo a vosotros con este saludo que tanto me gusta y que desde siempre ha sido el lema distintivo de Radio Vaticano.

Estoy contento de hallarme aquí con vosotros para este encuentro familiar precisamente en vísperas de iniciarse el cincuentenario de Radio Vaticano y a los diez años de la inauguración de estos locales del Palacio Pío.

Bien sé que no todo el personal de Radio Vaticano puede estar físicamente presente aquí, porque le retienen las exigencias de un servicio que no admite tregua; pero sé también que los otros centros, el de "Santa Maria de Galeria" y el de los jardines vaticanos, están conectados con nosotros en este momento vía radio. A ellos, pues, y a vosotros aquí presentes y, en particular, a mis venerados hermanos, los señores cardenales Agostino Casaroli y Sergio Guerri, presento mi saludo cordial.

Pronta a la cita con la técnica que le abría la ciencia, ya desde los albores de la radiofonía, la Santa Sede intuyó la importancia excepcional de este instrumento al servicio de la evangelización, la comunión eclesial y la comprensión y solidaridad entre los pueblos. Efectivamente, la radio le ofrecía la posibilidad de comunicar instantáneamente en las direcciones más variadas y sin obstáculos de fronteras.

Y tuvo buena conciencia de ello mí venerado predeceso r Pío XI cuando al inaugurar las transmisiones de la Radio fundada por voluntad suya, comenzó el radiomensaje con las palabras mismas de la Escritura: "Oíd, cielos, lo que voy a decir, escuche la tierra las palabras de mi boca. Oíd todas las gentes" (12 de febrero de 1931. Discurso inaugural, primer Radiomensaje pontificio).

Desde aquel día "la misión esencial de Radio Vaticano —como dijo el Papa Pablo VI en la audiencia al personal de la Radio en el cuarenta aniversario de fundación— consiste en unir directamente el centro de la catolicidad con los diversos países del mundo, dar al Papa la posibilidad de dirigirse directamente a todos los fieles de la tierra, difundir su palabra y su pensamiento, informar sobre las actividades de la Santa Sede, hacerse eco de la vida católica en el mundo, mostrar el modo de ver de la Iglesia y, en general, exponer el mensaje cristiano" (27 de febrero de 1971. Discurso al personal de Radio Vaticano; L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española. 7 de marzo de 1971, pág. 9).

Por tanto, a través de su incansable actividad diaria de información, evangelización, catequesis, auténtica promoción del hombre a la luz de su Redentor y con sensibilidad hacia el diálogo ecuménico e intercultural. Radio Vaticano se afana por hacer presente el corazón mismo de la Iglesia en todas sus partes, sobre todo relacionando directamente con la Sede de Pedro y entre sí a las Iglesias locales que se hallan en precarias condiciones de libertad religiosa. Por experiencia personal sé cómo se espera la voz de Radio Vaticano para fortalecer la fe y sostener la esperanza de los creyentes.

No hay duda de que estáis orgullosos de servir a la Iglesia a través Radio Vaticano; pero no podéis dejar de ser conscientes al mismo tiempo de lo delicada que es vuestra tarea y el sentido de responsabilidad que exige.

Este encuentro que yo deseaba desde hace ya tiempo, me permite asimismo constatar con satisfacción los progresos que ha logrado hacer la emisora de Radió Vaticano, sea en las instalaciones técnicas, la preparación de programas o la organización de los servicios; progresos que la constituyen en instrumento moderno y bien cualificado profesionalmente para cumplir sus tareas fundacionales.

En este esfuerzo por potenciarla, que supone dispendios notables, el Governatorato de la Ciudad del Vaticano se ha hecho benemérito sosteniendo una actividad de apostolado cuyo alcance llega mucho más allá del ámbito del territorio vaticano.

Me complazco particularmente al ver que se va realizando el proyecto de Pablo VI que quiso destinar a Radio Vaticano este edificio digno y que en 1966 manifestó su propósito de "perfeccionar e incrementar aún más Radio Vaticano especialmente en lo que se refiere a los programas. Esta es la parte principal —añadía— de la Radio, su fin, su empleo y su utilidad efectiva" (30 de junio de 1966. Discurso en la inauguración de los nuevos transmisores en "Santa Maria de Galeria"; L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 19 de julio de 1966, pág. 5).

Pero paralelamente al progreso de las secciones lingüísticas y servicios centrales de redacción y administración, al mismo tiempo también en el terreno de las instalaciones técnicas prosiguieron las mejoras; estoy enterado de que funciona desde hace algún tiempo, si bien en experimentación, el nuevo transmisor de onda corta, de 500 kilovatios, de antena rotatoria, que consiente a Radio Vaticano, dentro de la limitación de sus medios, hacer oír su voz en los países más lejanos, a pesar de que el espacio está cada vez más invadido.

Otro motivo de especial satisfacción al encontraros, es constatar que representáis como un specimen de la Iglesia universal. Hacéis transmisiones en 33 lenguas y pertenecéis a 43 nacionalidades distintas, Entre vosotros hay hombres y mujeres, sacerdotes y laicos comprometidos, religiosos y religiosas de veinte órdenes y congregaciones diferentes. Entre estos últimos es más numeroso el grupo de miembros de la Compañía de Jesús y a algunos de ellos están confiadas tareas de responsabilidad particular.

A todos os une el mismo ideal y colaboráis en armonía superando las diferencias lingüísticas y culturales en una Radio que es imagen de la Iglesia en la que nadie es extranjero.

Al mismo tiempo conserváis todo el patrimonio de vuestras culturas respectivas, lo cual os permite encontrar un lenguaje eficaz; pues es connatural a quienes os escuchan.

Si bien no están aquí presentes, no quisiera olvidar a los colaboradores, voluntarios y desinteresados en gran parte, que con su talento y competencia enriquecen el contenido de las transmisiones.

Y en fin, mi pensamiento va a la gran familia de vuestros oyentes esparcidos por el mundo entero; su ruego más apremiante es que las transmisiones tengan mayor duración. Y para ellos, para hacerles participar sobre todo en los grandes acontecimientos eclesiales, toda la Radio Vaticano se pone en movimiento, desde los redactores hasta los técnicos. Para ellos, en ocasiones particulares que ya se han hecho frecuentes, proporciona modulación sonora a otros organismos radiotelevisivos conectados con ella. Para ellos, Radio Vaticano sigue al Papa en los viajes apostólicos así como en las visitas pastorales a las parroquias de su diócesis.

El Papa sabe que más allá de las masas que se apiñan en torno a él, hay siempre multitudes  invisibles que se ponen a la escucha para oír su palabra y su misma voz. También a través de la Radio se edifica cada día la Iglesia. Os acompañe en vuestro trabajo diario esta convicción y esperanza, confortados constantemente por la devoción filial a María Santísima, Madre de Cristo y de la Iglesia.

Manifestándoos mi gratitud y aprecio por vuestra dedicación generosa, imparto de corazón mi bendición a todos vosotros, a vuestros seres queridos y a vuestros colaboradores aquí presentes o unidos radiofónicamente.

 



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