VIAJE APOSTÓLICO A EXTREMO ORIENTE Y MAURICIO
DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE INDONESIA
EN EL ISTANA NEGARA
Yakarta
Lunes 9 de octubre de 1989
Señor Presidente,
Señores y Señoras:
1. He venido a Indonesia con gran alegría y gratitud al Dios Todopoderoso, fuente de toda bendición. Anhelaba esta oportunidad de visitar vuestro País y encontrarme con su pueblo. Como Papa, Obispo de Roma, siento un especial amor e interés por mis hermanos católicos de Indonesia y experimento intensamente mi obligación de animarles y apoyarles en su fidelidad al Evangelio de Jesucristo.
Pero mi visita a Indonesia no se dirige exclusivamente a los católicos. He venido como un amigo de todo el pueblo de Indonesia, y siento un gran respeto por todo el pueblo de esta dinámica nación. Les aseguro mis oraciones y deseo lo mejor para ustedes, para que Indonesia pueda crecer tanto en prosperidad material como espiritual, que cada uno de los ciudadanos experimente el don de la paz que viene de Dios.
Deseo expresarle mi profunda gratitud a usted, Señor Presidente, por su amable invitación a visitar Indonesia. En su presencia y en presencia de este distinguido grupo de miembros de su Gobierno, estoy experimentando la hospitalidad de las gentes de Indonesia. Mi agradecimiento no se dirige sólo a usted, sino también a todos los ciudadanos, y a todos los que de una manera u otra han colaborado para que esta visita fuese posible.
2. Entre las naciones del mundo, Indonesia tiene un merecido prestigio gracias a su interés por todas las dimensiones humanas en su crecimiento como nación. Los retos que afronta vuestro pueblo son sin duda alguna formidables. Siendo la comunidad mayor del Sureste asiático, Indonesia abarca pueblos ampliamente diseminados a lo largo y ancho de varios miles de islas. En su gran diversidad, que comprende cientos de grupos étnicos y una amplia variedad de culturas y lenguas, vuestras poblaciones constituyen el recurso más rico del País.
La creación de una sociedad unificada e interdependiente de tan gran número de grupos diversos es una de las grandes conquistas de Indonesia en sus cuarenta y cuatro años de historia como Nación. La filosofía de «Pancasila» que ha inspirado y guiado vuestro crecimiento nacional reconoce que el único fundamento firme de la unidad nacional es el respeto a todos: respeto a las diferentes opiniones, convicciones, costumbres y valores que marcan a numerosos ciudadanos de Indonesia. A veces, las naciones han experimentado la tentación de despreciar Derechos Humanos fundamentales para conseguir la unidad política basada únicamente en los poderes económicos o militares. Pero dicha unidad es inestable. Como enseña vuestra tradición nacional, la base más segura de una unidad estable y del desarrollo de una nación es el profundo respeto a la vida humana, a los inalienables Derechos de la persona humana, y a la libertad de los ciudadanos responsables para determinar su destino como pueblo.
3. Los diversos creyentes de Indonesia desempeñan un papel importante en el desarrollo de la Nación, pues la fe en Dios y los valores espirituales que unen a los pueblos son fuerzas poderosas para el bien. A este respecto, me ha complacido enterarme de las contribuciones que han hecho y siguen haciendo los ciudadanos católicos de Indonesia, desde el comienzo mismo de la República, para el desarrollo de su Nación. Los católicos han prestado un notable servicio al desarrollo de su País, particularmente en los campos de la educación, de la asistencia sanitaria y del bienestar social. Junto con sus hermanos de otras tradiciones religiosas, han querido cooperar en la construcción de una sociedad que esté en armonía con las esperanzas y aspiraciones de sus conciudadanos. Siguiendo principios católicos, han buscado servir a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en la búsqueda de un orden social justo y pacífico. Esta cooperación para el bien de la sociedad ha encontrado expresión visible en muchas instituciones que gozan de alto prestigio. Agradecemos al Todopoderoso el que esto haya sido posible.
4. Señor Presidente: Indonesia ha hecho progresos destacables en la realización de los objetivos que están noblemente expresados en el preámbulo de la Constitución de vuestra Nación. Como amigo de Indonesia, oro para que llegue el día en que los ideales que guían vuestra nación se vean plenamente realizados en la vida de todo su pueblo. En el reconocimiento de la presencia de una legítima pluralidad, en el respeto a los Derechos Humanos y políticos de todos los ciudadanos, y en el apoyo al crecimiento de la unidad nacional basada en la tolerancia y respeto a los demás, colocáis los cimientos de la justa y pacífica sociedad que los indonesios desean para sí mismos y quieren legar a sus hijos.
De nuevo aseguro mi profunda estima y aprecio al pueblo de este País.
Que Dios bendiga Indonesia con su paz. Que Dios les bendiga a todos ustedes.
*L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, n.43, p.5.
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