Index   Back Top Print

[ ES  - IT ]

ENCUENTRO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
CON LOS JÓVENES DE  LA DIÓCESIS DE ROMA
COMO PREPARACIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD


Jueves 6 de abril de 1995

 

«Como el Padre me envió, también yo os envío» (Jn 20, 21).

1. ¡Queridos jóvenes de Roma!

Estas palabras de Cristo resucitado están en el centro del mensaje para la IX y X Jornada mundial de la juventud. Os doy las gracias porque también hoy las habéis hecho resonar con ocasión de este encuentro. Saludo a los jóvenes filipinos residentes en Roma, quienes, mediante el himno de la Jornada mundial de Manila, nos han traído a la mente y al corazón las inolvidables horas pasadas en su patria. También expreso mi gratitud a los muchachos que han representado la obra de teatro musical sobre la figura de san Felipe Neri.

Habéis hecho bien en escoger a Felipe Neri como protagonista de este encuentro, no sólo porque este año se celebra el IV centenario de su muerte, sino también porque su testimonio nos ayuda a meditar y comprender las palabras de Jesús: Como el Padre me envió, también yo os envío.

En efecto, san Felipe vivió con autenticidad este mensaje en su Roma, la Roma del siglo XVI, una ciudad marcada por la guerra, el hambre y las enfermedades del cuerpo y del espíritu. Una Roma diferente de la nuestra, pero en muchos aspectos semejante a la ciudad en que vivimos.

Vivir hoy en Roma presenta, ciertamente, muchos aspectos positivos: sensibilidad, comportamientos e iniciativas que impulsan a la confianza y a la esperanza. Pero la soledad pesa sobre los ancianos y, a menudo, sobre los jóvenes. Quizá Roma no tenga suficiente confianza en su propio futuro y no invierta bastante en él. Quizá no crea suficientemente en el evangelio de la vida, en la salvación que viene de Dios.

En su Roma, Felipe recomenzó desde los jóvenes, y así, en nuestra Roma, también hay que recomenzar desde los jóvenes.

2. San Felipe comenzó estableciendo con los jóvenes vínculos de verdadera amistad, hecha de conocimiento personal y de escucha atenta de cada uno, iluminando las mentes con el anuncio de la verdad de Cristo y proponiendo a todos la devoción eucarística, la caridad para con el prójimo y la dirección espiritual. Con los jóvenes reconstruyó el corazón de la ciudad, llamándolos con insistencia a vivir la santidad, para lo cual utilizó el arte, la música y las visitas a los monumentos de la Roma cristiana, infundiendo en todo alegría y oración.

En efecto, queridos amigos, ¿qué es la santidad, sino la experiencia gozosa del amor de Dios y del encuentro con él en la oración? Ser santos significa vivir en comunión profunda con el Dios de la alegría y tener un corazón libre del pecado y de las tristezas del mundo, así como una inteligencia que se vuelve humilde ante él.

3. Queridos jóvenes, Dios ha hecho al hombre para la alegría; podría decir que os ha hecho sobre todo a vosotros para la alegría. Dios es alegría, y en la alegría de vivir hay un reflejo de la alegría originaria que Dios experimenté al crear al hombre.

Difundid en Roma esta alegría. Quisiera que esta tarde, entre nosotros, resonaran las palabras de Isaías: «Consolad, consolad a mi pueblo (...). Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha terminado su esclavitud» (Is 40, 1-2). San Felipe Neri hizo realidad estas palabras: supo consolar a quien era esclavo y prisionero de falsos maestros de vida, gritando que la verdadera libertad está en Cristo y que sólo cuando el hombre acepta a Cristo en su propia vida termina la esclavitud del pecado y de la muerte.

4. Queridos jóvenes, hoy, aquí, se ha usado la técnica del oratorio: uniendo sus talentos, jóvenes de diversas parroquias y grupos, artistas, bailarines, músicos, cantantes y actores, nos han sugerido un modo concreto de evangelización. Todos podéis hacerlo, dado que la evangelización debe insertarse en la vida cultural de una comunidad. En efecto, ¿qué es la cultura sino el conjunto de conocimientos, valores, tradiciones y modos de vida típicos de un pueblo o de toda la humanidad? La cultura es la vida misma de los hombres. Por tanto, si cada uno de vosotros se esfuerza por desarrollar las capacidades que el Señor le ha dado, se convertirán en evangelizadores capaces de animar la cultura de nuestra ciudad.

Para esto quiere prepararos también el próximo Congreso de universitarios sobre el tema: Testigos del Evangelio en la universidad, que se celebrará el próximo 6 de mayo en la universidad La Sapienza.

Jóvenes de Roma, haced que resuenen en vosotros las palabras de Jesús: «Como el Padre me envió, también yo os envío». Acogedlas como hizo san Felipe Neri en aquella noche de Pentecostés, en las catacumbas de San Sebastián, convirtiéndose en apóstol de Roma, en el segundo patrono de Roma. Llevad a Roma la alegría de Cristo resucitado.

5. Por último, un hasta la vista en Loreto, en la santa casa de Nazaret, donde del 6 al 10 de septiembre se celebrará un gran encuentro de jóvenes europeos. De María santísima aprenderemos juntos a acoger a Cristo en nuestra vida, por la obediencia de la fe. Os espero a todos para este encuentro, al que el Papa no podrá faltar. Así pues, hasta la vista en Loreto; y, mientras tanto, ¡feliz Pascua a cada uno de vosotros! Doy las gracias y bendigo a cuantos han realizado este encuentro: a los miembros del servicio diocesano de pastoral juvenil y a todos vosotros, que habéis sido sus protagonistas.

Llevad el saludo del Papa a vuestros coetáneos en las diferentes parroquias de la ciudad, y decidles: El jueves nos encontramos con el Papa. Ha sido muy hermoso experimentar juntos la presencia de Cristo entre nosotros. A vuestras familias, a vuestros amigos y a todos aquellos con quienes os encontréis, llevadles mi saludo y mi bendición.

 



Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana