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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL PERSONAL DEL HOSPITAL PEDIÁTRICO "BAMBINO GESÙ" DE ROMA


Lunes 13 de diciembre de 1999

 

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. Me alegra daros mi cordial bienvenida a cada uno. Os agradezco de corazón esta visita, que habéis querido hacerme con ocasión de las celebraciones del 130° aniversario de la fundación del hospital "Bambino Gesù". Vuestra presencia testimonia la tradición de atención y apoyo que une al actual Sucesor del apóstol Pedro, como en el pasado a sus venerados predecesores, con esta benemérita  institución, sobre todo desde 1924, año en que la noble familia romana Salviati quiso donarlo a la Santa Sede.

Saludo, en particular, al profesor Adriano Bompiani, director del hospital, y le agradezco las amables palabras que ha querido dirigirme en vuestro nombre. Saludo a los ilustres miembros del consejo de administración. Asimismo, dirijo mi afectuoso saludo a los médicos, al personal y a las Hijas de la Caridad, manifestándoles mi estima cordial y mi aprecio por el empeño con que se prodigan al servicio de los niños enfermos.

2. El 130° aniversario del hospital "Bambino Gesù", celebrado en el umbral del año 2000 con importantes manifestaciones científicas nacionales e internacionales, constituye una magnífica ocasión para subrayar la importancia que esta institución ha adquirido en el ámbito de la pediatría moderna. Este acontecimiento también pone de relieve el espíritu de dedicación amorosa a los niños enfermos, que ha caracterizado siempre la larga historia de vuestro centro sanitario. Inaugurado poco antes de la desaparición del Estado pontificio, gracias a la clarividente iniciativa de la familia Salviati, ha atravesado los difíciles años del último tramo del siglo XIX y todo el siglo XX, permaneciendo siempre fiel a su misión. En esta línea, ha desarrollado progresivamente las competencias científicas y la dimensión socio-caritativa, gracias al compromiso constante e iluminado del personal médico y religioso, y a la participación de un número creciente de personas buenas y de instituciones públicas y privadas.

Teniendo en cuenta los humildes orígenes de vuestra historia en el barrio Régola, sorprende constatar su desarrollo sucesivo, gracias al cual, con el traslado a la sede del Janículo, la donación a la Santa Sede y la nueva configuración jurídica y estructural, el hospital "Bambino Gesù" se ha convertido en una de las instituciones europeas más importantes en su campo.

3. En la sociedad actual se presta cada vez mayor atención al mundo de la infancia y se consolida la conciencia del respeto debido a su inalienable derecho a la vida, a la familia, a la salud, a la instrucción y a la educación religiosa y civil, así como a la rigurosa defensa de su inocencia. A pesar de eso, a menudo los niños  sufren  aún graves vejaciones y violencias, especialmente en las regiones más  pobres  del mundo y en los países afectados por la guerra y el hambre. Están amenazados por el egoísmo y búsqueda de bienestar material, que a veces domina a los padres, dejando de cumplir su deber de una presencia educativa, la cual  se  expresa  mediante una diligente cercanía a sus hijos y la escucha de los problemas relacionados con su crecimiento e inserción en la sociedad.

La Iglesia sigue proclamando en todas partes la centralidad del niño, objeto de particular  amor  por parte de Jesús, que en él ve el modelo de quienes están llamados a acoger el reino de Dios (cf. Mc 10, 14). Las frecuentes intervenciones del Magisterio y las innumerables instituciones educativas y sanitarias católicas presentes en todo el mundo testimonian este cuidado especial, sobre todo donde la vida y el futuro de la infancia están más amenazados.

El hospital "Bambino Gesù" se inserta en este marco, llevando a cabo una valiosa obra en favor de los niños enfermos, con su servicio diario en las tres sedes ―Roma, Palidoro y Santa Marinella―, así como con sus misiones humanitarias en algunos países del tercer mundo y de Europa oriental, y con la importante contribución que sus ilustres clínicos dan a la investigación científica. De este modo, va acreditándose cada vez más como expresión concreta y significativa del amor de la Iglesia a la infancia.

4. Amadísimos hermanos y hermanas, a la vez que doy gracias al Señor por la laudable y benemérita labor desarrollada ya desde sus comienzos por el hospital "Bambino Gesù", deseo manifestar también mi satisfacción por el generoso y continuo esfuerzo realizado por los agentes sanitarios en favor de los niños enfermos y de sus familias. Os animo a todos a proseguir con constante dedicación este servicio tan valioso y necesario.

Os expreso mis mejores deseos de que vuestro competente trabajo contribuya a lograr objetivos cada vez más prometedores en el ámbito de la medicina y la cirugía infantiles. Pido en mi oración para que vuestra generosidad sepa testimoniar constantemente la ternura del Dios de la vida y dar esperanza a cuantos deben afrontar el misterio del dolor inocente.

Encomiendo estos deseos a la Virgen María, a la que el pueblo cristiano invoca como "Salud de los enfermos" y el evangelista san Lucas presenta en actitud solícita hacia la vida naciente. Con estos sentimientos, imparto de corazón al consejo de administración, a los ilustres clínicos, al personal, a los amigos del hospital "Bambino Gesù" y, de modo especial, a los niños internados y a sus familias, una especial bendición apostólica.



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