DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS OPERADORES DE LA EMISORA
DE TELEVISIÓN ITALIANA "TELEPACE"
Sábado 22 de marzo de 1964
Queridos operadores de Telepace:
1. Bienvenidos a este encuentro, con ocasión del 25° aniversario de la fundación de vuestra televisión. Os saludo con afecto, y, de modo particular, saludo a vuestro fundador y director, monseñor Guido Todeschini, al que agradezco las palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Extiendo mi cordial saludo a vuestros familiares, a los colaboradores, a los voluntarios, a los radioyentes, a los telespectadores y a toda la familia de Telepace.
He sabido con alegría que, gracias a ocho satélites, la señal de vuestra emisora puede recibirse ahora en todos los continentes. ¡Cuánto camino habéis recorrido en veinticinco años! Doy gracias a Dios por lo que habéis logrado realizar, y expreso mi aprecio por vosotros, artífices diarios del desarrollo progresivo de este canal radio-televisivo, que desea transmitir el evangelio de la paz hasta los confines del planeta.
2. ¡Telepace! Ya el nombre expresa el objetivo que la emisora pretende alcanzar. Telepace quiere ser la televisión de la paz, de la paz que es don de Dios, y humilde y constante conquista de los hombres. Cuando la guerra, como en estos días en Irak, constituye una amenaza para el destino de la humanidad, es aún más urgente proclamar, con voz fuerte y decidida, que la paz es el único camino para construir una sociedad más justa y solidaria. La violencia y las armas jamás pueden resolver los problemas de los hombres.
Desde el inicio, vuestra emisora ha tenido como objetivo esta educación indispensable para la paz. En efecto, "Radio Pace" nació hace veinticinco años, cuando en Italia se vivía el preocupante clima de la violencia y el terrorismo, para dar "voz a quien no tiene voz". Conserváis celosamente un minúsculo transmisor como recuerdo de aquellos días. Fue el primer instrumento de comunicación de vuestra radio, de la que, con el pasar de los años, se ha desarrollado vuestro canal radio-televisivo, que hoy puede llegar prácticamente a casi todas las regiones del mundo.
3. Durante veinticinco años, confiando en la divina Providencia, Telepace ha mantenido inalterado su carisma, sin ningún condicionamiento, incluso económico, para servir a Dios y al hombre en la Iglesia. Desde 1985, en colaboración con el Centro televisivo vaticano, sigue los viajes apostólicos del Sucesor de Pedro y lleva diariamente su palabra y su magisterio a innumerables familias en Italia, en Europa y, desde el año pasado, en muchas otras naciones de la tierra. No se limita a transmitir eventos y programas de interés religioso y eclesial, sino que también estimula y alienta la solidaridad generosa de los telespectadores. En efecto, propone casos de extrema necesidad y solicita ayudas concretas también para estudiantes de los países emergentes y para otras personas necesitadas; lleva consuelo a los que están solos o abandonados; y entra con mensajes de esperanza en las cárceles y en los hospitales. Telepace informa, educa en la fe, anima a esperar, estimula a la solidaridad y difunde la paz, que brota del encuentro con Cristo.
4. A todo ello se suma la ayuda espiritual que Telepace ofrece a los radioyentes y a los telespectadores a través de la celebración diaria de la santa misa y el rezo del santo rosario, la adoración eucarística, los ejercicios espirituales y otros espacios dedicados a la oración y a la formación cristiana. Durante el Año santo, por ejemplo, transmitió todos los días el encuentro vespertino de oración desde la plaza de San Pedro. Sé, además, que muchas personas, entre ellas algunas monjas de diversos monasterios de vida contemplativa, a modo de "antenas místicas", como las llamáis, os acompañan y os sostienen con sus oraciones, mientras que los enfermos, las personas hospitalizadas y los presos ofrecen su sufrimiento por vuestro apostolado.
Queridos operadores de Telepace, proseguid vuestro camino con el mismo entusiasmo. Os espera un campo apostólico cada vez más vasto. Permaneced fieles a vuestra misión, proclamando la verdad de Dios y del hombre. Difundid en la Iglesia y en el mundo la voz de Cristo, "camino, verdad y vida" (cf. Jn 14, 6), y sed centinelas vigilantes de su paz.
María, Reina de la paz y Estrella de la evangelización, guíe los pasos de vuestra emisora, para que comuniquéis la alegría, el amor y la paz de Cristo, "nuestra paz" (Ef 2, 14).
Os bendigo de corazón a vosotros, a vuestros seres queridos y a cuantos forman la gran familia de Telepace.
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