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JUAN XXIII

ÁNGELUS*

Castelgandolfo
Domingo 12 de agosto de 1962

 

El Ángelus consagra para todos los siglos la alianza del Cielo con la Tierra, de lo divino con lo humano. En esta hora deseamos asociar a las intenciones de Nuestra oración al joven piloto del espacio.

Queridos hijos pertenecientes a todos los pueblos, vosotros estáis aquí reunidos como buenos hermanos, mientras el piloto está experimentando, de una manera casi decisiva y ciertamente determinante, la capacidad intelectual, moral y física del hombre, y continúa la exploración de lo creado, la cual anima la sagrada escritura en sus primeras páginas: "Ingredimini super terram et replete eam". (Extendeos sobre la tierra y pobladla.) (Gen 9, 1-7.)

Los pueblos, y en especial las jóvenes generaciones, siguen con entusiasmo y admiración el desarrollo de las admirables ascensiones y navegaciones espaciales. ¡Cómo desearíamos que estas empresas asumieran el significado de homenaje a Dios Creador y Legislador Supremo!

¡Ojalá estos históricos acontecimientos lo mismo que serán reseñados en los anales de los conocimientos científicos del cosmos, sean expresiones de verdadero y pacífico progreso, para sólido fundamento de la fraternidad humana!

El apóstol Pedro animaba a los romanos al estudio, al amor, a la imitación de Cristo, cuya palabra “es lámpara que brilla en lugar tenebroso hasta que alboree el día y el lucero de la mañana despunte en los corazones (2P 1, 19).


*  AAS 54 (1962) 590; Discorsi-Messaggi-Colloqui del Santo Padre Giovanni XXIII, vol. IV, pp. 470-471.

 



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