PALABRAS DE SU SANTIDAD JUAN XXIII
AL SEÑOR NUREDDIN VERGIN,
PRIMER EMBAJADOR DE TURQUÍA ANTE LA SANTA SEDE*
Lunes 11 de abril de 1960
Señor Embajador:
Vuestra visita llena de alegría nuestro corazón. En primer lugar, por razón de vuestra persona: perfecto gentilhombre, en la fuerza y fervor de la madurez, habéis considerado digno representar oficialmente a vuestro querido país en nobles y diversos empleos diplomáticos en las principales capitales de Europa, de suerte que llegáis al Vaticano cargado de una vasta y rica experiencia.
Nos sentimos gozosos de saludaros como primer embajador de Turquía ante el Papa, cabeza de toda la cristiandad. Os dirigimos algunas sencillas palabras para acoger vuestra persona y vuestras delicada expresiones, pero el que las pronuncia sabe bien que van a suscitar ecos de viva satisfacción hasta en los rincones más apartados de la tierra.
Aquí, en la paz del Vaticano, no encontraréis ninguna de las agitaciones febriles de orden material en que se debate la vida de los pueblos: problemas financieros, recuento de fuerzas, armamentos y tropas de ataque y de defensa; sino un ansia de fraternidad humana y de paz social.
Estas son las palabras y las seguridades que os ofrece quien, por haber vivido durante diez años en vuestra patria, ha conservado una simpatía y un afecto muy grandes y confiados hacia sus valerosos hijo que caminan hacia una nueva juventud llena de nobles promesas y hacia una cooperación activa para el establecimiento de una verdadera paz entre las naciones.
Que el Señor a quien en Turquía se invoca con la expresión de una religiosa piedad «Clemente y Misericordioso», difunda su luz sobre vuestro país y sobre todos los pueblos de la tierra asociados en un común interés espiritual por la verdad, por la justicia y la paz.
* AAS 52 (1960) 351. Discorsi, messaggi, colloqui, Vol. II, pags. 289-290.
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