MENSAJE DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
CON MOTIVO DEL 80.º ANIVERSARIO DE LOS BOMBARDEOS ATÓMICOS
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Al Reverendísimo Alexis M. Shirahama
Obispo de Hiroshima
Saludo cordialmente a todos los reunidos para conmemorar el 80.º aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. De manera especial, expreso mis sentimientos de respeto y afecto por los supervivientes hibakusha, cuyas historias de pérdida y sufrimiento son un llamamiento oportuno para que todos construyamos un mundo más seguro y fomentemos un clima de paz.
Aunque han pasado muchos años, las dos ciudades siguen siendo un recuerdo vivo de los profundos horrores causados por las armas nucleares. Sus calles, escuelas y hogares aún conservan las cicatrices, tanto visibles como espirituales, de aquel fatídico agosto de 1945. En este contexto, me apresuro a reiterar las palabras tan a menudo utilizadas por mi amado predecesor, el Papa Francisco: «La guerra es siempre una derrota para la humanidad».
Como escribió el Dr. Takashi Nagai, sobreviviente de Nagasaki: «La persona que ama es la persona “valiente” que no empuña las armas» (Heiwato, 1979). En efecto, la paz verdadera exige el valiente abandono de las armas, especialmente de aquellas que tienen el poder de causar una catástrofe indescriptible. Las armas nucleares ofenden nuestra humanidad común y traicionan la dignidad de la creación, cuya armonía estamos llamados a salvaguardar.
En nuestro tiempo de crecientes tensiones y conflictos globales, Hiroshima y Nagasaki se erigen como «símbolos de la memoria» (cf. Francisco, Carta al Reverendísimo Alexis-Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima, 19 de mayo de 2023) que nos exhortan a rechazar la ilusión de una seguridad basada en la destrucción mutua asegurada. En su lugar, debemos forjar una ética global arraigada en la justicia, la fraternidad y el bien común.
Por eso, ruego para que este solemne aniversario sirva de llamada a la comunidad internacional a renovar su compromiso en la búsqueda de una paz duradera para toda la familia humana, «una paz desarmada y desarmante» (Primera bendición apostólica «Urbi et Orbi», 8 de mayo de 2025).
Invoco de buen grado abundantes bendiciones divinas sobre todos los que celebran este aniversario.
Desde el Vaticano, 14 de julio de 2025
LEÓN PP. XIV
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