Quizás solo unas palabras.

Muchos de ustedes ya me han escuchado esta mañana en la Santa Misa, pero se me ocurre que antes me gustaría compartir ese gesto tan significativo para todos nosotros que es partir el pan, partir el pan juntos, el gesto con el que se reconoce a Jesucristo en medio de los suyos; es la Santa Misa, pero también es estar todos juntos alrededor de la mesa, compartir los dones que el Señor nos ha dado.

Agradezco a todos los de Cáritas Diocesana, a Su Excelencia, por esta acogida, por esta oportunidad de compartir también en un lugar tan hermoso que nos hace recordar la belleza de la naturaleza, de la creación, pero que también nos hace pensar que la criatura más hermosa es la creada a semejanza, a imagen de Dios, que somos todos nosotros. Y cada uno de nosotros representa, en este sentido, esa imagen de Dios y lo importante que es recordar siempre que encontramos precisamente esta presencia de Dios en cada uno. Por lo tanto, estar aquí reunidos esta tarde, en este almuerzo, es vivir juntos con Dios, en esta comunión, en esta fraternidad.

Muchas gracias a todos ustedes que están aquí presentes. Y ahora pidamos la bendición del Señor sobre los dones que recibiremos, sobre todos los que han trabajado para traernos este almuerzo, los dones que compartimos —Borgo Laudato si’ y muchos otros— que hacen posible esta hermosa fiesta.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Bendice, Señor, a nosotros y estos dones que recibimos de tu Providencia. Ayúdanos a vivir siempre unidos en tu amor, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

¡Buen provecho a todos!
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 17 de agosto de 2025