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DISCURSO DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
A LOS PARTICIPANTIES EN LA ESCUELA DE VERANO DE ASTROFÍSICA
PROMOVIDA POR LA SPECULA VATICANA

Sala del Consistorio
Lunes, 16 de junio de 2025

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Buenos días y bienvenidos.

Me complace tener la oportunidad de saludar a todos ustedes, estudiantes y académicos de diversas partes del mundo que participan en la Escuela de Verano de la Specola Vaticana. Les deseo lo mejor para que esta experiencia de convivencia y estudio no sea solo un enriquecimiento académico y personal, sino que también contribuya a desarrollar amistades y formas de colaboración que no pueden sino contribuir al progreso de la ciencia al servicio de nuestra única familia humana.

La Escuela de Verano de este año está dedicada, según me han dicho, al tema «Explorar el universo con el telescopio espacial James Webb». ¡Sin duda, este debe ser un momento emocionante para ser astrónomos! Gracias a ese instrumento verdaderamente notable, por primera vez somos capaces de escudriñar en las profundidades de la atmósfera de los exoplanetas, donde podría desarrollarse la vida, y estudiar las nebulosas, donde se forman los propios sistemas planetarios. Con el Webb podemos incluso rastrear la luz antigua de galaxias lejanas, que nos habla del comienzo mismo de nuestro universo.

Los autores de las Sagradas Escrituras, al escribir hace ya tantos siglos, no pudieron disfrutar de este privilegio. Sin embargo, su imaginación poética y religiosa reflexionó sobre cómo podría haber sido el momento de la creación, cuando «las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia; Él las llama y ellas responden: «Aquí estamos», y resplandecen de alegría por el que las creó» (Baruc 3, 34). Hoy, ¿no nos llenan de asombro y, de hecho, de una alegría misteriosa las imágenes del James Webb mientras contemplamos su sublime belleza?

El equipo científico del Telescopio Espacial ha trabajado duro para que estas imágenes estén disponibles al público, algo por lo que todos podemos estar agradecidos. Pero, de manera especial, todos ustedes que participan en la Escuela de Verano han recibido los conocimientos y la formación que les permitirán utilizar este extraordinario instrumento para ampliar nuestro conocimiento del cosmos, del que somos una parte minúscula pero significativa.

Por supuesto, ninguno de ustedes ha llegado hasta aquí solo. Cada uno de ustedes forma parte de una comunidad mucho más grande. Piensen en todas las personas que han trabajado durante los últimos treinta años para construir el Telescopio Espacial y sus instrumentos, y en aquellos que han trabajado para desarrollar las ideas científicas para cuya verificación fue diseñado. Además de la contribución de sus colegas científicos, ingenieros y matemáticos, es también gracias al apoyo de sus familias y de muchos de sus amigos que han podido apreciar y participar en esta extraordinaria empresa, que nos ha permitido ver de una manera nueva el mundo que nos rodea.

Por lo tanto, nunca olviden que lo que hacen es para el beneficio de todos nosotros.

Sean generosos a la hora de compartir lo que aprenden y lo que experimentan, en la medida de sus posibilidades y de cualquier forma que puedan. No duden en compartir la alegría y el asombro que les produce contemplar las «semillas» que, en palabras de San Agustín, Dios ha esparcido en la armonía del universo (cf. De Genesis ad litteram, V, 23, 44-45). Cuanta más alegría compartan, más alegría crearán y, así, a través de su búsqueda del conocimiento, cada uno de ustedes podrá contribuir a la construcción de un mundo más pacífico y justo.

Con estas reflexiones, amigos míos, les agradezco nuevamente su visita y les aseguro mis oraciones por ustedes, sus familias y su trabajo, e invoco de buen grado sobre todos ustedes las bendiciones de Dios, de sabiduría y comprensión, de alegría y paz.

Que Dios los bendiga.

[Bendición, en inglés] Gracias.
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 16 de junio de 2025



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