DISCURSO DEL SANTO PADRE LEÓN XIV
A LOS MIEMBROS DEL CONSEJO ASESOR DE LA RCS ACADEMY
Sala Clementina
Viernes, 7 de noviembre de 2025
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Señor Presidente,
Señoras y señores:
Me alegra encontrarme con ustedes en unos días de especial compromiso: sé que se reúnen para discutir la posibilidad de un nuevo humanismo en la era digital. A la bienvenida que les dirijo, añado un especial aliento, porque van a debatir la relación entre ética e inteligencia artificial, y cómo la comunicación puede estar al servicio de las personas, sin convertirse en un sistema de algoritmos que reproduzca indefinidamente, sin ninguna conciencia ni conocimiento, nuestros razonamientos, transformándolos en simples datos.
La Academia de la que ustedes constituyen el consejo asesor, la RCS Academy, es una institución educativa de alto nivel en los campos del periodismo, la economía, la comunicación y la empresa. Por lo tanto, se encuentran ante una importante apuesta educativa. La educación, en efecto, es lo que hace activa y transformadora la igualdad de dignidad de todos los seres humanos, promoviendo su efectiva ciudadanía local y global, en el signo de la participación, la solidaridad y la libertad. Por esta razón, la educación para habitar los entornos digitales y para una relación crítica con las inteligencias artificiales es esencial, y no debe separarse del desarrollo integral de las personas y las comunidades.
A tal fin, es necesario evitar que, en la sobrecarga de información y en el vacío de sabiduría, crezcan nuevas formas de deshumanización y manipulación que, bajo una máscara, hagan pasar la explotación por cuidado y la mentira por verdad.
Su labor, por lo tanto, es doble: se trata de informar de manera responsable y, al mismo tiempo, de poner a sus destinatarios en condiciones de evaluar críticamente todo, para distinguir los hechos de las opiniones, las noticias verdaderas de las falsas. Reconocer y hacer accesibles las lógicas que generan los mensajes es esencial para actuar con conciencia y responsabilidad en la construcción conjunta del discurso público. Las grandes empresas tienen un papel crucial en estos procesos, no solo como mecenas culturales, sino también como actores comprometidos en primera línea.
Naturalmente, este trabajo atento involucra la economía y las estrategias empresariales, y, por lo tanto, a todos ustedes, sus objetivos de crecimiento y comunicación. A veces se oye decir en buen inglés: “¡Business is business!” (¡El negocio es negocio!). En realidad, no es así. Ninguno de ustedes está tan absorbido por una organización hasta al punto de convertirse en un engranaje de la misma, o en una simple función. Y tampoco existe un verdadero humanismo sin sentido crítico, sin un replanteamiento continuo, es decir, sin el valor de plantearse preguntas que interroguen el significado de nuestras acciones: ¿Hacia dónde vamos? ¿Para quién y para qué estamos trabajando? ¿Cómo estamos haciendo el mundo mejor? Reflexiones como estas requieren coraje y visión de futuro, porque no hay futuro sin justicia.
En particular, la economía de la comunicación no puede ni debe separar su destino del de la verdad. La transparencia de las fuentes y de la propiedad, la rendición de cuentas, la calidad, la claridad y la objetividad son las claves para abrir a todos los pueblos el derecho a la ciudadanía. Una afirmación solo formal de este derecho sería, de lo contrario, una herida a la sociedad humana y una traición a sus miembros más débiles o marginados (cf. Discurso a los participantes de la 39ª conferencia de la Asociación Minds International, 9 de octubre de 2025).
A este respecto, los invito a no olvidar el mensaje que, desde su último internamiento hospitalario, el Papa Francisco dirigió al director del Corriere della Sera. Así recomendaba a quienes hacen información: «Sientan toda la importancia de las palabras. Nunca son solo palabras: son hechos que construyen los ambientes humanos. Pueden conectar o dividir, servir a la verdad o servirse de ella. Debemos desarmar las palabras, para desarmar las mentes y desarmar la Tierra. Hay una gran necesidad de reflexión, de serenidad, de sentido de la complejidad» (Carta al director del periódico italiano Corriere della Sera, 14 de marzo de 2025).
De estas palabras extraemos el llamamiento a la responsabilidad y a la honestidad en el cumplimiento de nuestros respectivos roles, para construir juntos la información del futuro. En esta tarea, se necesita creatividad y capacidad de visión. Se necesita un pensamiento previsor y constructivo, que libere la comunicación de la prisa de las modas, de la parcialidad de los intereses, de la polémica que no educa a la escucha. Las "nuevas cosas" que debemos enfrentar piden pensamientos nuevos y nuevas perspectivas, capaces de involucrar a quienes, por el contrario, son excluidos o instrumentalizados por lógicas de poder. He aquí el desafío para quienes difunden "noticias".
El mundo necesita empresarios y comunicadores honestos y valientes, que se preocupen por el bien común. Les deseo, por lo tanto, que siempre estén conscientes de su rol, mirando más allá del horizonte estrecho de lo que pueden parecer ventajas inmediatas, pero que en realidad son maneras de empobrecer el futuro. Que el Evangelio de Cristo, que sigue siendo una buena noticia para el mundo, los inspire siempre en su camino. Y que mi bendición también los acompañe. ¡Gracias!
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 7 de noviembre de 2025
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