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PABLO VI

REGINA COELI

Domingo 7 de mayo de 1978

 

El calendario de la Iglesia es una gran escuela de espiritualidad para quien lo sabe leer y observar.

Hoy por ejemplo nos encontramos en un tiempo especial, el que transcurre entre la Ascensión del Señor al cielo y la misión reveladora y operante del Espíritu Santo prometido por Cristo a su Iglesia.

Este período de nueve días ofrece a la oración de la Iglesia la primera novena, el modelo de oración preparatoria.

Dos notas caracterizan esta novena.

La primera es el recogimiento, la oración interior, personal e intensa.

La segunda es la unión en la oración, es la oración comunitaria que luego se organizará en liturgia.

Leamos de nuevo. la definición que dan los Hechos de los Apóstoles de este período especial: "Todos éstos (los discípulos del Señor) perseveraban unánimes en la oración con algunas mujeres, con María, la Madre de Jesús, y con los hermanos (primos) de éste" (Act 1, 14). Es la primera Iglesia, el primer cuerpo eclesial que será vivificado por el Espíritu Santo.

El ejemplo sigue vigente todavía y nos recuerda que éste es un período de silencio, de reflexión, de purificación interior, de autoeducación, para ser idóneos, ya que no dignos, de acoger el fuego del Espíritu Santo. Y este conjunto, formando comunitariamente la única Iglesia de Cristo.

¡Tenemos todos tantos motivos para formar de nuevo este Cenáculo que el Espíritu Santo inflamará y vivificará! Sufrimientos, dificultades, experiencia de las adversidades de la vida presente. Más que nunca debernos formar "cuerpo" con la Iglesia para alcanzar la animación que le está reservada, la animación del Paráclito.

Hagamos propia esta comunión con María, madre nuestra espiritual y maestra; y así podremos disfrutar después del gran acontecimiento de Pentecostés.

 

 



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