MENSAJE DEL SANTO PADRE PABLO VI
A LA CONFERENCIA PANORTODOXA DE RODAS

Excelentísimos señores y hermanos queridos en Cristo:

Desde lo más profundo de nuestro  os enviamos nuestro saludo fraternal. Mientras que vuestros hermanos de la Iglesia católica romana, reunidos en Concilio, buscan los caminos a seguir para mostrarse cada vez más fieles a los designios de Dios sobre su Iglesia, en este tiempo tan rico en posibilidades, pero a la vez tan lleno de tentaciones y pruebas, vosotros os aprestáis a estudiar estos mismos problemas, para también responder cada vez mejor a la voluntad del Señor.

Comprendiendo profundamente la importancia de esta venerable asamblea, invocamos para ella con oración ferviente la luz del Espirita Santo.

Tened por seguro que Nos mismos, juntamente con el Concilio actualmente reunido y toda la Iglesia católica, seguiremos con particular interés el desarrollo de vuestros trabajos, asociándolos, en ardiente plegaria, a los que se llevan a cabo en estos momentos junto a la tumba del Apóstol Pedro, plenamente confiando que la gracia del Señor abundará para unos y otros y que una común caridad inspirará y animará esta común oración.

Nos, recordando el consejo del Apóstol Pablo: “Sobrellevaos las cargas unos y otros; así cumpliréis la ley de Dios”, nos atrevemos a contar con los beneficios de vuestra oración, excelentísimos señores y queridos hermanos en Cristo, para que el Señor nos dé las gracias necesarias para el fiel cumplimiento del servicio al que nos ha llamado un misterioso designio de su Providencia.

Que la Santa Madre de Dios, nuestra madre común, y a la que oramos y honramos con el mismo fervor, se digne interceder para que crezcamos cada vez más en el amor de su hijo, Nuestro Salvador y único Señor. Que la caridad alimentada en la mesa del Señor nos haga cada día más deseosos de “la unidad del espíritu en los lazos de la paz” (Cfr. Ef 4,3).

Vaticano 29 de octubre de 1964.

Paulus PP. VI
Obispo de Roma