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DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL PRESIDENTE DE ZAMBIA
*

Sábado 7 de noviembre de 1964

 

Señor Presidente:

Damos la bienvenida a Vuestra Excelencia con todo el corazón, mientras evocamos los más felices recuerdos de Nuestra visita personal al África hace dos años.

Además, hace justamente quince días, hemos tenido la satisfacción de participar por intermedio de Nuestro Embajador Extraordinario, en las Celebraciones del nacimiento de la República independiente de Zambia. Hoy, Nos sentimos particularmente agradecidos a Vuestra Excelencia por el honor que, visitando esta Apostólica Sede, depara a Nuestra humilde persona, con su primer acto oficial de Presidente fuera del África.

Damos la bienvenida a Vuestra Excelencia como a un distinguido representante ele la vigorosa y joven Cristiandad de la nueva África, que Nos hemos ennoblecido con la canonización de los gloriosos Mártires de Uganda. En vuestros discursos y escritos, Señor Presidente, habéis siempre manifestado valientemente vuestra personalidad de cristiano y proclamado los beneficios que el mensaje evangélico ha producido en vuestro país y en toda el África. Con respecto a Vos no tenemos necesidad de destacar la distinción que en la homilía de la canonización de los Mártires de Uganda hemos trazado entre evangelización y colonización. Ahora queremos garantizaros nuevamente los esfuerzos de todos Nuestros hijos católicos en la construcción de la Nación cristiana de Zambia, por medio de una constante y siempre más generosa contribución en favor del adelanto religioso, social y cultural de sus ciudadanos.

Con honda emoción recordamos Nuestra profunda satisfacción personal al consagrar al primer hijo de Rodesia del Norte elevado al Episcopado. Zambia necesita siempre más numerosos hijos nativos que quieran dedicarse al adelanto espiritual y temporal de sus conciudadanos, en el sacerdocio, la vida religiosa, el campo médico de la enseñanza y otras profesiones. Por eso, pedimos que Nuestras escuelas, conventos y particularmente Nuestros seminarios de Zambia den obreros más numerosos y mejor preparados para Dios y para el País.

Es muy satisfactorio para Nos notar en los discursos de Vuestra Excelencia con motivo de la Independencia la insistencia con que habéis reconocido los derechos y la dignidad de la persona humana como la única y verdadera base para lograr armonía y paz en vuestro País, así como en todo el mundo. Pedimos que vuestro viaje actual por muchos Países y a las Naciones Unidas pueda ayudaron a difundir aún más ampliamente este mensaje; y que Vuestra Excelencia pueda dedicarse durante muchos años a fomentar el respeto de los elevados principios de la verdad, la libertad, la justicia y el amor en la República independiente de Zambia.

Con estos deseos, Nos invocamos con todo el corazón sobre Vuestra Excelencia, sobre vuestra esposa y familia, sobre el Gobierno y el amado pueblo de Zambia la abundancia de las gracias y favores de Dios Todopoderoso.


*ORe (Buenos Aires), año XIV, n°638, p.1.  

 



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