DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL PRIMER EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA UNIDA DE TANZANIA
ANTE LA SANTA SEDE*
Lunes 7 de junio de 1971
Señor Embajador:
Con gran placer os recibimos aquí hoy, cuando presentáis las Cartas Credenciales por las cuales vuestro Presidente Mwalimu Julius K. Nyerere os acredita ante la Santa Sede como Embajador de la República Unida de Tanzania.
Apreciamos profundamente el bondadoso mensaje personal de saludo que traéis de parte del Presidente y los buenos deseos que transmitís de parte de vuestro pueblo. Os ruego expreséis a vuestro Presidente y pueblo nuestra sincera gratitud por estos mensajes.
Como sois el primer Embajador de vuestro país ante la Santa Sede, os damos una especial bienvenida. Este nombramiento expresa claramente la creencia de vuestro gobierno en el valor de una mutua consideración y sincera colaboración entre la Iglesia y el Estado por el bien de su pueblo.
Hemos seguido de cerca y con interés las actividades sociales de vuestro país, las cuales tienen por objeto el mejoramiento de vuestro pueblo, para que pueda vivir esa vida más plena, de la que habláis.
Tal vida no puede desde luego ser alcanzada sin referencia a las necesidades espirituales de los hombres y, por otra parte, adecuada al progreso social de los mismos. Por esto, la Iglesia católica, con todos sus mejores medios, asiste en los campos de la educación, la medicina y otros servicios sociales, realizando, obras de misericordia para aliviar desgracias y sufrimientos. Todo esto es parte de su apostolado.
Es deseo de la Iglesia ayudar a las autoridades civiles a llevar a cabo estas actividades con el mayor resultado y con el máximo beneficio para el pueblo. Al mismo tiempo la Iglesia debe tener la necesaria libertad de acción, que le permita cumplir su misión por el bien de los Nombres.
Nos complace saber que bajo la dirección sabia y devota de nuestros obispos allí, la Iglesia busca medios mas eficaces de prestar servicio al pueblo de Tanzania. Tenemos plena confianza en ese Episcopado; y sus trabajos pastorales y enseñanzas deben inevitablemente producir resultados fructíferos y ayudar grandemente a progresar hacia aquel nivel de vida al que vuestro pueblo aspira.
Os rogamos comuniquéis a vuestro Presidente y a vuestro pueblo, por los cuales sentimos un profundo afecto, nuestros saludos y mejores deseos de corazón. Deseamos hagáis comprender a Tanzania el afectuoso interés de la Iglesia por su bienestar, y rogamos para que esa noble tierra sea agraciada con la paz y prosperidad y reciba abundantes bendiciones del Todopoderoso.
Aseguramos a Vuestra Excelencia que tendréis la más completa colaboración de la Santa Sede en el fortalecimiento de esas cordiales relaciones que existen ya entre ella y la Republica Tanzania, y os expresamos nuestros mejores deseos por el feliz éxito de vuestra misión.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.26 p.8.
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