DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
AL PRIMER EMBAJADOR DE LA REPÚBLICA DE UGANDA
ANTE LA SANTA SEDE*
Lunes 14 de junio de 1971
Señor Embajador:
Con gran satisfacción aceptarnos las Cartas Credenciales por las cuales V.E. es nombrado Embajador de la República de Uganda ante la Santa Sede, y con aún mayor satisfacción recibimos a alguien que nos dio la bienvenida cuando fuimos en peregrinación a los lugares santificados por los grandes mártires de vuestro país.
Con su martirio, estos heroicos hijos de Uganda sellaron su profunda fe, su firmeza en profesar la verdad y su prontitud para sufrir en defensa de sus valores. Por esto, honramos a entrambos, a ellos y a su pueblo.
Somos feliz al constatar que en Uganda se aprecia el papel de la Iglesia Católica en la promoción de la paz y del desarrollo. A pesar de que la Iglesia no tiene intereses temporales propios, se propone dar su apoyo moral y también, en cuanto sea posible, su asistencia práctica para promover el desarrollo, de manera que cada pueblo pueda expresar su propio genio de la forma más completa posible. Y como sin paz no puede haber verdadera prosperidad, la Iglesia continuará llevando a cabo todo esfuerzo para promover tan gran causa.
Con la firme esperanza de que los lazos de mutua comprensión entre la Santa Sede y Uganda se harán cada vez más fuertes, para ventaja espiritual y temporal de vuestro pueblo, rogamos a Vuestra Excelencia, que haga llegar al Presidente, al Gobierno y al pueblo de Uganda, nuestra cálida gratitud por sus bondadosos saludos. Mientras expresamos nuestros piadosos deseos por el progreso, la armonía y la paz, cordialmente invocamos sobre ellos las bendiciones de Dios.
A Vuestra Excelencia deseamos toda clase de éxitos en la importante misión que comienza, asegurándole de nuestro interés, nuestra colaboración y nuestra estima.
*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.28 p.8.
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