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DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI
AL PRIMER EMBAJADOR DE AUSTRALIA
ANTE LA SANTA SEDE
*

Lunes 8 de octubre de 1973

 

Señor Embajador:

Nos produce un gran placer dar la bienvenida a Vuestra Excelencia y recibir las Cartas que os acreditan como el primer Embajador de Australia ante la Santa Sede.

El establecimiento de relaciones diplomáticas entre vuestro país y la Santa Sede es un motivo de satisfacción para nosotros. Se abre un canal nuevo e importante de comunicaciones sobre materias de interés común dentro y fuera de vuestras fronteras. Estos lazos oficiales reflejan la convicción compartida de que los hombres deben trabajar juntos en el campo tanto espiritual como político y económico, si se quiere conseguir la justicia, la paz y el progreso auténtico.

Vuestra Excelencia ha mencionado el aumento de las relaciones diplomáticas con otros países que Australia ha querido establecer en estos últimos años. No podemos sino acoger este hecho como una manifestación del deseo de vuestro país de contribuir a una mayor comprensión entre todos los hombres. La Santa Sede, por su parte, es plenamente consciente del papel que ella está llamada a jugar cada vez más en lo tocante a los intereses espirituales de la humanidad y especialmente en la promoción de la paz a todos los niveles. Sólo favoreciendo la comprensión y cooperación podemos esperar llevar a cabo con éxito esta tarea común.

Este momento trae a nuestra memoria recuerdos muy agradables de la visita que hicimos a vuestro país en 1970. Recordamos con profunda gratitud la calurosa bienvenida con que nos recibisteis, Permitidnos pediros, señor Embajador; transmitir a las autoridades civiles de Australia la expresión de nuestra cordial estima. Estad seguro de que invocamos las abundantes bendiciones de Dios para el amado pueblo australiano.

A Vuestra Excelencia expresamos nuestros mejores cordiales deseos por el feliz desempeño de vuestra misión.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.43, p.10.

 



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