 
 
     
     216 
    
 
     
     del amor de Dios. A través de las distintas ad- 
    
 
     
     vocaciones marianas, ligadas generalmente a los 
    
 
     
     santuarios, comparte las historias de cada pueblo 
    
 
     
     que ha recibido el Evangelio, y entra a formar 
    
 
     
     parte de su identidad histórica. Muchos padres 
    
 
     
     cristianos piden el Bautismo para sus hijos en 
    
 
     
     un santuario mariano, con lo cual manifiestan la 
    
 
     
     fe en la acción maternal de MarÃa que engendra 
    
 
     
     nuevos hijos para Dios. Es allÃ, en los santuarios, 
    
 
     
     donde puede percibirse cómo MarÃa reúne a su 
    
 
     
     alrededor a los hijos que peregrinan con mucho 
    
 
     
     esfuerzo para mirarla y dejarse mirar por ella. Allà 
    
 
     
     encuentran la fuerza de Dios para sobrellevar los 
    
 
     
     sufrimientos y cansancios de la vida. Como a san 
    
 
     
     Juan Diego, MarÃa les da la caricia de su consuelo 
    
 
     
     maternal y les dice al oÃdo: «No se turbe tu cora- 
    
 
     
     zón [â¦] ¿No estoy yo aquÃ, que soy tu Madre? ». 
    
 
     
     213 
    
 
     
      La Estrella de la nueva evangelización  
    
 
     
     287.âA la Madre del Evangelio viviente le pe- 
    
 
     
     dimos que interceda para que esta invitación a 
    
 
     
     una nueva etapa evangelizadora sea acogida por 
    
 
     
     toda la comunidad eclesial. Ella es la mujer de fe, 
    
 
     
     que vive y camina en la fe, 
    
 
     
     214 
    
 
     
     y « su excepcional 
    
 
     
     peregrinación de la fe representa un punto de re- 
    
 
     
     ferencia constante para la Iglesia ». 
    
 
     
     215 
    
 
     
     Ella se dejó 
    
 
     
     213 
    
 
     
      Nican Mopohua  
    
 
     
     , 118-119. 
    
 
     
     214 
    
 
     
     âCf. C 
    
 
     
     onc 
    
 
     
     . E 
    
 
     
     cum 
    
 
     
     . V 
    
 
     
     at 
    
 
     
     . II, Const. dogm. 
    
 
     
      Lumen gentium,  
    
 
     
     sobre la Iglesia, cap. VIII, 52-69. 
    
 
     
     215 
    
 
     
     âJ 
    
 
     
     uan 
    
 
     
     P 
    
 
     
     ablo 
    
 
     
     II, Carta enc. 
    
 
     
      Redemptoris Mater  
    
 
     
     (25 marzo 
    
 
     
     1987), 6: 
    
 
     
      AAS  
    
 
     
     79 (1987), 366.