EVANGELII GAUDIUM - page 210

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dona, que saca bien del mal con su poder y con
su infinita creatividad. Es creer que Él marcha
victorioso en la historia « en unión con los su-
yos, los llamados, los elegidos y los fieles » (
Ap
17,14). Creámosle al Evangelio que dice que el
Reino de Dios ya está presente en el mundo, y
está desarrollándose aquí y allá, de diversas ma-
neras: como la semilla pequeña que puede llegar
a convertirse en un gran árbol (cf.
Mt
13,31-32),
como el puñado de levadura, que fermenta una
gran masa (cf.
Mt
13,33), y como la buena semilla
que crece en medio de la cizaña (cf.
Mt
13,24-30),
y siempre puede sorprendernos gratamente. Ahí
está, viene otra vez, lucha por florecer de nuevo.
La resurrección de Cristo provoca por todas par-
tes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se
los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección
del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta
historia, porque Jesús no ha resucitado en vano.
¡No nos quedemos al margen de esa marcha de
la esperanza viva!
279.  Como no siempre vemos esos brotes, nos
hace falta una certeza interior y es la convicción
de que Dios puede actuar en cualquier circuns-
tancia, también en medio de aparentes fracasos,
porque « llevamos este tesoro en recipientes de
barro » (
2 Co
4,7). Esta certeza es lo que se llama
« sentido de misterio ». Es saber con certeza que
quien se ofrece y se entrega a Dios por amor segu-
ramente será fecundo (cf.
Jn
15,5). Tal fecundidad
es muchas veces invisible, inaferrable, no puede
ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará
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