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BENEDICTO XVI

ÁNGELUS

Domingo 15 de enero de 2006

 

Queridos hermanos y hermanas: 

El pasado domingo, en que celebramos el Bautismo del Señor, comenzó el tiempo ordinario del Año litúrgico. La belleza de este tiempo está en el hecho de que nos invita a vivir nuestra vida ordinaria como un itinerario de santidad, es decir, de fe y de amistad con Jesús, continuamente descubierto y redescubierto como Maestro y Señor, camino, verdad y vida del hombre. Es lo que nos sugiere, en la liturgia de hoy, el evangelio de san Juan, presentándonos el primer encuentro entre Jesús y algunos de los que se convertirían en sus apóstoles. Eran discípulos de Juan Bautista, y fue precisamente él quien los dirigió a Jesús, cuando, después del bautismo en el Jordán, lo señaló como "el Cordero de Dios" (Jn 1, 36). Entonces, dos de sus discípulos siguieron al Mesías, el cual les preguntó:  "¿Qué buscáis?". Los dos le preguntaron:  "Maestro, ¿dónde vives?". Y Jesús les respondió:  "Venid y lo veréis", es decir, los invitó a seguirlo y a estar un poco con él. Quedaron tan impresionados durante las pocas horas transcurridas con Jesús, que inmediatamente uno de ellos, Andrés, habló de él a su hermano Simón, diciéndole:  "Hemos encontrado al Mesías". He aquí dos palabras singularmente significativas:  "buscar" y "encontrar".

Podemos considerar estos dos verbos de la página evangélica de hoy y sacar una indicación fundamental para el nuevo año, que queremos que sea un tiempo para renovar nuestro camino espiritual con Jesús, con la alegría de buscarlo y encontrarlo incesantemente. En efecto, la alegría más auténtica está en la relación con él, encontrado, seguido, conocido y amado, gracias a una continua tensión de la mente y del corazón. Ser discípulo de Cristo:  esto basta al cristiano. La amistad con el Maestro proporciona al alma paz profunda y serenidad incluso en los momentos oscuros y en las pruebas más arduas. Cuando la fe afronta noches oscuras, en las que no se "siente" y no se "ve" la presencia de Dios, la amistad de Jesús garantiza que, en realidad, nada puede separarnos de su amor (cf. Rm 8, 39).

Buscar y encontrar a Cristo, manantial inagotable de verdad y de vida:  la palabra de Dios nos invita a reanudar, al inicio de un nuevo año, este camino de fe que nunca concluye. "Maestro, ¿dónde vives?", preguntamos también nosotros a Jesús, y él nos responde:  "Venid y lo veréis".

Para el creyente es siempre una búsqueda incesante y un nuevo descubrimiento, porque Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre, pero nosotros, el mundo, la historia, no somos nunca los mismos, y él viene a nuestro encuentro para donarnos su comunión y la plenitud de la vida. Pidamos a la Virgen María que nos ayude a seguir a Jesús, gustando cada día la alegría de penetrar cada vez más en su misterio.


Después del Ángelus

Hoy se celebra el Día Mundial de los Migrantes y Refugiados. Las migraciones son un fenómeno muy extendido en el mundo actual: son un "signo de los tiempos". Este fenómeno es muy variado: de hecho, la migración puede ser voluntaria o forzada, legal o clandestina, por motivos de trabajo o estudio. Si, por un lado, se afirma el respeto a la diversidad étnica y cultural, por otro, todavía existen dificultades ante la acogida y la integración. La Iglesia nos invita a captar lo positivo que lleva consigo este signo de los tiempos, superando toda forma de discriminación, injusticia y desprecio de la persona humana, porque todo hombre es imagen de Dios.

La Diócesis de Roma está celebrando hoy el Día de la Escuela Católica. Saludo a los dirigentes, profesores, padres y alumnos aquí reunidos y los animo a seguir apostando por una educación integral, que se esfuerce por unir la calidad de la educación y el concepto cristiano del hombre y la sociedad. Espero que la colaboración entre familia y escuela sea constante, así como que se reconozca plenamente el servicio que brindan las escuelas católicas. ¡Feliz año escolar!

(En español)

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana. Queridos hermanos: siguiendo el ejemplo de la Virgen María, que la meditación asidua de la Palabra de Dios os impulse a vivir vuestra vocación cristiana con espíritu de servicio y docilidad a la voluntad del Señor. ¡Feliz domingo!



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