DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL FINAL DE LA REPRESENTACIÓN DE LA OBRA
"EL MISTERIO DE LA CARIDAD DE JUANA DE ARCO"
Sábado 19 de agosto de 2006
Queridos amigos:
Al concluir esta excelente representación de "El misterio de la caridad de Juana de Arco", que me habéis ofrecido esta tarde, agradezco cordialmente a monseñor Bernard Barsi, arzobispo de Mónaco y al arzobispado de Mónaco, promotores de esta hermosa iniciativa, que he apreciado mucho. También saludo cordialmente al señor embajador del Principado de Mónaco ante la Santa Sede, así como a las demás autoridades presentes.
La obra de Charles Péguy que nos han representado tres actrices de gran talento nos ha llevado a descubrir el alma de Juana de Arco y la raíz de su vocación. A través de una profunda reflexión sobre temas siempre presentes en el pensamiento de nuestros contemporáneos, hemos sido introducidos en el corazón del misterio cristiano. En este texto de gran riqueza, Péguy ha sabido expresar con gran fuerza la plegaria que Juana de Arco elevó a Dios con pasión, implorándole que eliminara la miseria y el sufrimiento que veía a su alrededor, y expresando la inquietud del hombre y su búsqueda de la felicidad.
La excelente interpretación de "El misterio de la caridad de Juana de Arco", que nos han ofrecido, también nos ha mostrado que esa apremiante plegaria de Juana, que manifiesta su dolor y su desconcierto, revela ante todo su fe ardiente y lúcida, caracterizada por la esperanza y la valentía.
Adentrándonos aún más en la meditación, Péguy nos ha hecho vislumbrar en el "misterio" de la pasión de Cristo lo que, en definitiva, da sentido a la oración de la joven, cuya fuerza de espíritu no puede por menos de conmovernos.
La representación de esta obra ante nosotros esta tarde me parece particularmente oportuna. En efecto, en el contexto internacional que vivimos hoy, ante los dramáticos acontecimientos de Oriente Próximo y ante las situaciones de sufrimiento provocadas por la violencia en numerosas regiones del mundo, el mensaje transmitido por Charles Péguy en "El misterio de la caridad de Juana de Arco" es una fuente de reflexión muy provechosa. Que Dios escuche la plegaria de la santa de Domremy y la nuestra, y conceda al mundo la paz que anhela.
Deseo expresar mi agradecimiento al director, que ha sabido poner de relieve con gran sobriedad los elementos esenciales de esta obra maestra de Charles Péguy. Felicito vivamente a las artistas, que nos han ofrecido una interpretación de gran calidad, poniendo al servicio del texto no sólo su talento, su "oficio" de actrices teatrales, sino también su interioridad, llevándonos así a entrar en los sentimientos de los personajes que han hecho revivir ante nosotros.
Doy las gracias también a los técnicos y a todas las personas que han participado en la realización de esta representación, de la que conservaremos un grato recuerdo.
Que, después de esta hermosa velada, santa Juana de Arco nos ayude a entrar cada vez más profundamente en el misterio de Cristo para descubrir en él el camino de la vida y de la felicidad.
Sobre todos vosotros invoco de corazón la abundancia de las bendiciones del Señor.
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