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DISCURSO DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
AL PERSONAL DE LAS VILLAS PONTIFICIAS DE CASTELGANDOLFO


Sábado 30 de septiembre de 2006

 

Queridos hermanos y hermanas: 

También este año llega a su fin mi estancia estiva en Castelgandolfo. Doy gracias al Señor por haber podido transcurrir estos meses, en sereno reposo, en tan amena localidad de los Castillos Romanos. Mi gratitud se extiende a cada uno de vosotros, que, en cierto modo, formáis parte de la "familia" del Papa cuando él reside en Castelgandolfo. Día tras día he podido apreciar vuestra dedicación y generosidad. Por eso os doy las gracias, a la vez que saludo a todos con afecto. En primer lugar, saludo al doctor Saverio Petrillo, director general de las villas pontificias, siempre atento y diligente. A él va mi sincera gratitud también por las amables palabras que ha querido dirigirme en vuestro nombre. Extiendo, además, mi saludo agradecido a cuantos prestan su colaboración, de diversas formas, en las villas pontificias, y pido a Dios que os recompense, queridos amigos, por el compromiso y la fidelidad con que lleváis a cabo las tareas que se os encomiendan.

Uno de buen grado en el recuerdo afectuoso a vuestras familias y a vuestros seres queridos.

Por mi parte, os aseguro que no dejaré de orar por cada uno de vosotros y por todas vuestras intenciones, y os pido que me recordéis en vuestras oraciones. El Señor, rico en bondad y misericordia, que jamás hace faltar su ayuda a los que confían en él, sea siempre vuestro firme apoyo. Que sobre vosotros vele con maternal protección la Virgen María, a quien durante el mes de octubre invocaremos de modo especial con el rezo del santo rosario. Que ella os acompañe a vosotros y a vuestras familias en todo momento.

Con estos sentimientos, os bendigo con afecto, juntamente con vuestros familiares y todos vuestros seres queridos.



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