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SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

ACTO DE VENERACIÓN A LA INMACULADA EN LA PLAZA DE ESPAÑA

ORACIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Plaza de España
Jueves, 8 de diciembre de 2022

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Madre nuestra Inmaculada,
hoy el pueblo de Roma se reúne a tu alrededor.
Las flores puestas a tus pies
por tantas realidades de esta ciudad
expresan su amor y devoción por ti,
que velas por todos nosotros.
Y que ves y acoges también
esas flores invisibles que son tantas invocaciones,
tantas súplicas silenciosas, a veces sofocadas,
ocultas pero no para ti, que eres Madre.

Después de dos años en los que he venido
a rendirte homenaje a solas al amanecer,
hoy vuelvo a ti con el pueblo,
la gente de esta Iglesia, la gente de esta ciudad.
Y te traigo las gracias y súplicas
de todos tus hijos, cercanos y lejanos.

Tú, desde el Cielo donde Dios te ha acogido,
ves las cosas de la tierra mucho mejor que nosotros;
pero como Madre escuchas nuestras invocaciones
para presentárselas a tu Hijo
a su Corazón lleno de misericordia.

Ante todo te traigo el amor filial
de innumerables hombres y mujeres, no sólo cristianos,
que siente por ti inmensa gratitud
por tu belleza toda gracia y humildad:
porque en medio de tantas nubes negras
eres un signo de esperanza y consuelo.

Te traigo las sonrisas de los niños
que aprenden tu nombre delante de tu imagen,
en brazos de sus madres y abuelas,
y empiezan a conocer
que tienen también una Madre en el Cielo.
Y cuando, en la vida, sucede que esas sonrisas
dan paso a las lágrimas,
¡qué importante  es haberte conocido,
haber tenido el don de tu maternidad!

Te traigo la gratitud de los mayores y los ancianos:
una gratitud acorde con sus vidas,
tejida de recuerdos, de alegrías y penas,
de logros que conocen bien
que han conseguido con tu ayuda,
teniendo su mano en la tuya.

Madre, te traigo las preocupaciones de las familias
de padres y madres que a menudo luchan
para llegar a fin de mes
y afrontan día a día
pequeños y grandes retos para salir adelante.
En particular, te encomiendo a las parejas jóvenes,
que mirándote a ti y a san José
afrontan la vida con valentía
confiando en la Providencia de Dios.

Te traigo los sueños y las angustias de los jóvenes,
abiertos al futuro pero frenados por una cultura
rica de cosas y pobre de valores,
saturada de información y carente de educación,
persuasiva en el engaño y despiadada en la decepción.
Te encomiendo especialmente a los jóvenes
más afectados por la pandemia,
para que poco a poco vuelvan
a agitar y desplegar sus alas
y redescubrir el placer de volar alto.

Virgen Inmaculada, hubiera querido hoy
traerte el agradecimiento del pueblo ucraniano
por la paz que llevamos tanto tiempo pidiendo al Señor.
En cambio, aún tengo que traerte la súplica
de los niños, de los ancianos,
de los padres y madres, de los jóvenes
de esa tierra martirizada, que tanto sufre.
Pero en realidad todos sabemos
que estás con ellos y con todos los que sufren,
como estuviste junto a la cruz de tu Hijo.

¡Gracias, Madre nuestra!
Mirándote a ti, que estás libre de pecado
podemos seguir creyendo y esperando
que sobre el odio venza el amor,
que la verdad prevalezca sobre la mentira
que sobre la ofensa prevalezca perdón,
que sobre la guerra prevalezca la paz. ¡Que así sea!



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