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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO 
A LOS PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO "ROME CALL"
ORGANIZADO POR LA FUNDACIÓN RENAISSANCE 

Sala Clementina
Martes, 10 de enero de 2023

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Excelencias reverendísimas,
distinguidas autoridades,
ilustres señores y señoras,
queridos hermanos y hermanas:
 

Doy las gracias a monseñor Paglia por sus corteses palabras; saludo al rabino Eliezer Simha Weisz y al jeque Abdallah bin Bayyah. Saludo también a los señores Brad Smith, presidente de Microsoft, Dario Gil, vice presidente global de IBM, y Máximo Torero Cullen, jefe economista de la FAO, primeros firmantes del Rome Call, como también a los miembros de las varias delegaciones aquí presentes.

Estoy agradecido a la Pontificia Academia para la Vida y a la Fundación RenAIssance, por su esfuerzo en la promoción a través del Rome Call de una ética compartida respecto a los grandes desafíos que se abren en el horizonte de la inteligencia artificial. Después de la primera firma en 2020, el evento de hoy ve la involucración también de las delegaciones judías e islámicas, que miran a la llamada inteligencia artificial con una mirada inspirada en las palabras de la Encíclica Fratelli tutti. Vuestra concordia en el promover una cultura que ponga esta tecnología al servicio del bien común de todos y de la custodia de la casa común es ejemplar para muchos otros. La fraternidad entre todos es la condición para que también el desarrollo tecnológico esté al servicio de la justicia y de la paz en cualquier lugar del mundo.

Todos somos conscientes de cuánto la inteligencia artificial esté cada vez más presente en cada aspecto de la vida cotidiana, tanto personal como social. Esta incide en nuestra forma de comprender al mundo y a nosotros mismos. Las innovaciones en este campo hacen que tales instrumentos sean cada vez más decisivos en las actividades e incluso en las decisiones humanas. Os animo, por tanto, a proseguir en este compromiso vuestro. Me alegra saber que queréis involucrar también a las grandes religiones mundiales y a los hombres y mujeres de buena voluntad para que la algorética, es decir, la reflexión ética sobre el uso de los algoritmos, esté cada vez más presente en el debate público y también en el desarrollo de las soluciones técnicas. Cada persona, de hecho, debe poder disfrutar de un desarrollo humano y solidario, sin que nadie sea excluido. Se trata, pues, de vigilar y trabajar para que el uso discriminatorio de estas herramientas no se arraigue a costa de los más frágiles y excluidos. Recordemos siempre que la forma en que tratamos al último y menos considerado entre nuestros hermanos y hermanas revela el valor que reconocemos al ser humano. Se puede poner el ejemplo de las solicitudes de asilo: no es aceptable que la decisión sobre la vida y el destino de un ser humano sea confiada a un algoritmo.

El Rome Call  puede ser un útil instrumento para un diálogo común entre todos, con el fin de favorecer un desarrollo humano de las nuevas tecnologías. Al respecto, reitero que «en el encuentro entre diferentes visiones del mundo, los derechos humanos constituyen un punto de convergencia importante para la búsqueda de un terreno común. En el momento actual, sin embargo, parece necesaria una reflexión actualizada sobre los derechos y deberes en este ámbito. En efecto, la profundidad y la aceleración de las transformaciones de la era digital plantean problemas inesperados que imponen nuevas condiciones al ethos  individual y colectivo» (Discurso a la Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, 28 de febrero de 2020). Las adhesiones al Rome Call , que han crecido a lo largo del tiempo, son un paso significativo para promover una antropología digital, con tres coordinadas fundamentales: la ética, la educación y el derecho.

Os expreso mi apoyo por la generosidad y el dinamismo con el que os habéis empeñado y os invito a proseguir con audacia y discernimiento, a la búsqueda de las vías que conducen a una involucración cada vez más amplia de todos aquellos a los que les importa el bien de la familia humana.

Invoco sobre vosotros la bendición de Dios: Dios os bendiga a todos, para que vuestro camino pueda desarrollarse con serenidad y paz, en espíritu de colaboración. Os acompañe también mi bendición. Y por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias! 



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