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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN EL COLOQUIO PROMOVIDO POR EL 
DICASTERIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Sala de los Papas
Jueves, 4 de abril de 2024

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Señor presidente del Senado,
Su Eminencia, Excelencias,
Autoridades de Kazajistán,
hermanos y hermanas,

Les doy la bienvenida con ocasión de su Coloquio, al que están implicados el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y, por parte kazaja, el Congreso de los Líderes de las Religiones Tradicionales y Mundiales, el Senado de la República y el Centro Nursultan Nazarbayev para el Diálogo Interreligioso e Intercultural. Es para mí motivo de alegría ver en este acto un primer fruto significativo del Memorando de Entendimiento concluido entre el Centro Nazarbayev y el citado dicasterio.

Esta reunión me brinda la oportunidad de recordar el VII Congreso de Líderes de Religiones Tradicionales y Mundiales, al que asistí en 2022, en mi viaje a Astana. El Congreso es una plataforma única y bien probada para el diálogo no solo entre líderes religiosos, sino también con el mundo de la política, la cultura y los medios de comunicación. Es una iniciativa meritoria que se corresponde bien con la vocación de Kazajistán a ser país del encuentro.

Además del viaje apostólico, tuve ocasión de mostrar mi cercanía al pueblo kazajo con ocasión de la visita al Vaticano, el pasado mes de enero, del señor presidente de la República, que tan amablemente me había acogido en el país, y en el encuentro con Su Excelencia el señor Ashimbayev, presidente del Senado y jefe de la Secretaría del Congreso, que participa en su coloquio como jefe de la Delegación kazaja.

Debemos apoyarnos mutuamente para fomentar la armonía entre religiones, etnias y culturas, armonía de la que su gran país puede sentirse orgulloso. En particular, hay tres aspectos de su realidad que me gustaría destacar: en primer lugar, el respeto de la diversidad, el compromiso con la "casa común" y la promoción de la paz.

En cuanto al respeto de la diversidad, elemento imprescindible en democracia -que debe promoverse constantemente-, contribuye mucho a crear armonía el hecho de que el Estado sea "secular". Hablamos evidentemente de una [dice: santa] laicidad, que no mezcla religión y política, sino que las distingue por el bien de ambas, y que al mismo tiempo reconoce a las religiones su papel esencial en la sociedad, al servicio del bien común. Además, la paz y la armonía social se favorecen, según su modelo, mediante un trato justo y equitativo de los diferentes componentes étnicos, incluidos los religiosos y culturales. Y esto por lo que concierne al trabajo, el acceso a cargos públicos y la participación en la vida política y social del país, para que nadie se sienta discriminado o favorecido por su identidad específica.

En cuanto al segundo punto -el compromiso con la protección de la creación-, subrayo el tema que han elegido: Nuestra casa común: un don divino que hay que amar y cuidar. Entre los documentos de trabajo, además de Laudato si’ y Laudate Deum, ustedes han tomado en consideración el texto "2023-2024 Development Concept", solicitado por el presidente de la República, que ofrece una visión panorámica del Congreso y de sus actividades en la próxima década, con especial atención a las cuestiones ambientales. Esto es importante: el respeto a la creación es una consecuencia inalienable del amor al Creador, a los hermanos y hermanas con quienes compartimos la vida en el planeta, y especialmente a las generaciones futuras, hacia quienes estamos llamados a transmitir un legado que debe ser apreciado, no una deuda ecológica que debe ser pagada. Espero que su iniciativa construya y aporte una importante contribución en este sentido.

Su reunión tiene, por último, una tercera dimensión: la promoción de la paz. Hoy, muchas, demasiadas -y muchas, eh- demasiadas voces, hablan de guerra: la retórica belicosa, por desgracia, ha vuelto a estar de moda. Esto es malo. Pero mientras se difunden palabras de odio, la gente muere en la brutalidad de los conflictos. En su lugar, hay que hablar de paz, soñar con la paz, dar creatividad y concreción a las expectativas de paz, que son las verdaderas expectativas de los pueblos y de las personas. Que se hagan todos los esfuerzos posibles en este sentido, dialogando con todos. Que su encuentro en el respeto de la diversidad y con la intención de enriquecerse mutuamente sea un ejemplo para no ver al otro como una amenaza, sino como un don y un interlocutor valioso para el crecimiento mutuo.

Queridos amigos, les deseo días fraternos, fecundos en amistad y proyectos de bien, y que compartan fructíferamente los resultados de su trabajo. Invoco sobre ustedes la bendición del Todopoderoso, amante de la paz. Gracias.
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Boletín de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, 4 de abril de 2024



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