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CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL CARDENAL FRANJO SEPER
CON OCASIÓN DE LAS CELEBRACIONES EN CROACIA
DEL XI CENTENARIO DEL INTERCAMBIO DE CARTAS
ENTRE EL PAPA JUAN VIII Y EL PRÍNCIPE BRANIMIRO

 

A nuestro venerable hermano;
cardenal de la Santa Iglesia Romana
Franjo Seper,
Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.

Según hemos sabido recientemente, se celebrarán pronto en tu patria especiales solemnidades religiosas para conmemorar dignamente el felicísimo y tan importante acontecimiento que sabemos perfectamente cuántos beneficios ha reportado desde hace mucho tiempo al querido pueblo croata. Pues este mismo año se cumple el 1100 aniversario desde que tuvieron un intercambio preciso y definitivo de cartas el Papa Juan VIII, predecesor nuestro, y el muy esclarecido varón Branimiro, jefe de los croatas, a saber, cuando ocurrió la separación lamentable de la Iglesia de Occidente después que los croatas, poco a poco, se habían puesto bajo la protección civil y religiosa de Bizancio. El mismo jefe Branimiro fue quien, al suceder en el gobierno a Sedeslavo, hizo que ese pueblo conservara el nombre católico, ya que en el 879 no dudó en escribir una carta a nuestro predecesor para profesar y confirmar la fidelidad restablecida del pueblo, adhiriéndose a Roma "de todo corazón". Por lo cual, en este mismo año, el ya citado Sumo Pontífice, lleno de alegría, al impartir la bendición apostólica a los hijos de Croacia en la solemnidad de la Ascensión del Señor, escribió dos cartas, el 7 de junio, contestando a Branimiro, para congratularse con ellos porque de nuevo se habían vuelto a unir a la Iglesia de Occidente.

Tan gran acontecimiento, recordado ahora muy sucintamente, viene a ser un testimonio insigne tanto de la recta fe cristiana con que desde entonces vivieron asiduamente en la única Iglesia de Cristo aquellos fieles, como del devoto afecto y sumisión con que en adelante no cesaron de adherirse al Sucesor de San Pedro. Ahora bien, como estas reflexiones son muy útiles no sólo para corroborar la piedad de esa sacra grey, sino también para orientar convenientemente los propósitos de su vida cristiana, incluso de nuestro tiempo, por esto estamos persuadidos de que los croatas fieles de Cristo a los que recordamos aún en la Urbe y en la basílica de San Pedro, primero como piadosos peregrinos y orando con Nos, y luego llenos de alegría con nuestra bendición apostólica, han de obtener también frutos espléndidos de este jubiloso elogio de su antigüedad.

Por lo cual nos ha complacido mucho atender el ruego unánime que los venerables obispos de Croacia nos han dirigido recientemente con este motivo, para que un Prelado que represente a Nuestra persona asista a la celebración religiosa con que culminarán las citadas solemnidades en la antigua ciudad de Nin, de la archidiócesis de Zadar, el día 2 del próximo mes de septiembre. Por lo tanto, Nos deseando insistentemente que ese día jubiloso resulte más solemne, te nombramos y constituimos, venerable hermano, nuestro Enviado Extraordinario encomendándote al mismo tiempo que presidas en nuestro nombre las sagradas ceremonias que se celebrarán allí.

Además, de todo corazón pedimos con insistencia a estos queridos hijos e hijas que den muchas y fervientes gracias a Dios por la religión católica generosamente concedida a sus antepasados y a ellos; y que celosamente la guarde cada uno "con esperanza firme y caridad sincera", a ejemplo de sus mayores. Exhortamos a todos para que en adelante se adhieran a esta Sede Apostólica con fidelidad inquebrantable e indefectible, para que luchen infatigablemente por la verdad y la santidad del nombre cristiano, y secundando a sus sagrados pastores perseveren contentos en las buenas obras hasta el final.

Deseando, pues, que estas mismas sagradas solemnidades celebradas con éxito feliz produzcan ubérrimos frutos espirituales, con todo afecto en el Señor impartimos la bendición apostólica, deseo y prenda de bienes sobrenaturales, a ti. venerable hermano, a los arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos, fieles, así coma a los peregrinos croatas y de otros pueblos de Yugoslavia que, con este motivo, se reunirán en la ciudad de Nin.

Vaticano, 22 de agosto, fiesta de Santa María Reina, año 1979. I de nuestro pontificado.

 

IOANNES PAULUS PP. II

 



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