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VIAJE APOSTÓLICO A ZARAGOZA,
SANTO DOMINGO Y PUERTO RICO

DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LAS FAMILIARES DE LOS MISIONEROS ESPAÑOLES
PRESENTES EN AMÉRICA LATINA

Basílica de la Virgen del Pilar
Miércoles 10 de octubre de 1984

 

Queridos padres, madres y hermanos de los misioneros y misioneras
que trabajan en Hispanoamérica
,:

Es para mí motivo de gran alegría tener con vosotros este encuentro personal, aquí a los pies de la Santísima Virgen del Pilar.

Hemos orado juntos por vuestros hijos, hermanos o familiares, que, siguiendo la llamada del Señor, han dejado su tierra natal para ir a sembrar la semilla del Evangelio en el continente americano. Pasado mañana inauguraré en la República Dominicana los actos de preparación del V centenario de la evangelización de América.

Como Pastor de la Iglesia universal deseo agradecer profundamente la generosidad ininterrumpida con la que, desde hace casi cinco siglos, tantas familias han entregado a sus hijos e hijas, para que llevaran la luz de Cristo a los pueblos del Nuevo Mundo.

“¡Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la salvación!” —leemos en el profeta Isaías  (Is 52, 7)—. Vuestros hijos, hijas y hermanos, queridos padres y familiares de misioneros, son esos mensajeros de paz, de amor, de salvación, de los que habla el Profeta.

¡Gracias, pues, en nombre de la Iglesia! ¡Gracias a aquellas familias españolas que en los cuarenta primeros años después de descubrirse el Nuevo Mundo enviaron allí cerca de 3.000 religiosos y unos 400 clérigos! ¡Gracias porque, en estos cinco siglos, más de 200.000 misioneros españoles han marchado a servir a la Iglesia en Hispanoamérica!

Continuad sosteniendo con vuestras oraciones, vuestro apoyo y afecto a los servidores del Evangelio que testimonian el amor de Cristo sirviendo a sus hermanos. ¡Familias españolas: estad contentas y orgullosas de ello! Y seguid cultivando el espíritu misionero.

A vosotros, jóvenes, ante la Patrona de la Hispanidad os digo como en Javier: “Jóvenes, Cristo necesita de vosotros y os llama para ayudar a millones de hermanos vuestros a ser plenamente hombres y a salvarse... Abrid vuestro corazón a Cristo, a su ley de amor, sin condicionar vuestra disponibilidad, sin miedo a respuestas definitivas, porque el amor y la amistad no tienen ocaso” (Celebración de la Palabra con los misioneros en «Javier», 8, 6 de noviembre de 1982).

Que la Virgen Santísima del Pilar, en cuyas manos de Madre ponemos todas estas intenciones, os proteja, padres, madres y hermanos de los misioneros y misioneras, y que el Espíritu Santo continúe suscitando numerosas vocaciones.

Con gran afecto doy a vosotros, a vuestros hijos y familiares, así como a todos los misioneros españoles, una cordial Bendición Apostólica, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

 



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