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ALOCUCIÓN DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS PARTICIPANTES EN UN ENCUENTRO
DEL SERVICIO MISIONERO JUVENIL (SERMIG)

Sábado 31 de enero de 2004

 

Queridos amigos del SERMIG, Arsenal de la paz:

1. Una vez más me encuentro con vosotros con alegría, y os saludo a todos con afecto. Vuestra presencia numerosa —veo, en particular, a muchísimos jóvenes— constituye un signo elocuente de la vitalidad de vuestra Fraternidad, así como de su deseo de trabajar al servicio de la paz. Arsenal de la paz:  se llama precisamente así la que, en cierto modo, podría definirse como vuestra casa, el taller de vuestros proyectos y vuestras actividades. Queréis ser mensajeros, testigos y apóstoles incansables de la paz. ¡Gracias por vuestro entusiasmo juvenil! ¡Gracias por la esperanza que representáis para la Iglesia y para el mundo!

2. Dirijo un saludo cordial al señor Ernesto Olivero, que hace cuarenta años fundó vuestra benemérita asociación. Le agradezco las amables palabras con las que se ha hecho intérprete de los sentimientos comunes, explicándome el significado de esta manifestación. Saludo al presidente y a los actores del teatro Stabile de Turín, a la orquesta y al coro "Voces de la esperanza" del Arsenal de la paz, que han realizado una interesante representación artística y musical. Saludo a las autoridades y a los que han querido participar en esta significativa cita. A través de vosotros, queridos hermanos y hermanas del SERMIG, me complace enviar mi saludo a los numerosos muchachos y muchachas que, en diversas naciones, se esfuerzan por poner las bases para una "Tierra amiga", donde nadie se sienta extranjero y todos estén unidos al servicio de la justicia y de la paz.

3. El tema del encuentro de hoy —"La paz triunfará si dialogamos"— pone de relieve la estrecha relación que existe entre el respeto a los demás, el diálogo y la paz.

En nuestra época, caracterizada por una amplia red de intercambios entre diversas culturas y religiones, es preciso promover y facilitar la acogida y la comprensión recíproca entre las personas y los pueblos. Vuestra Fraternidad se dedica a esta misión y da una contribución, apreciada por muchos, a la causa de la paz. A este propósito, me complace también la institución de la "Universidad del diálogo", que quiere dar voz a jóvenes de todas las naciones, culturas y religiones, para construir un mundo en el que todos sean miembros de la única familia humana con pleno derecho. Este diálogo debe abarcar todos los ámbitos de la vida social, económica y religiosa.

4. En el Mensaje para la reciente Jornada mundial de la paz recordé que educar para la paz constituye un compromiso siempre actual, una urgencia de nuestro tiempo. Ante el aumento de la violencia, la difusión de una mentalidad hedonista y consumista, el crecimiento de la desconfianza y del miedo, debemos reafirmar con vigor que la paz es posible y que, si es posible, es también un deber. Esta convicción os ha guiado durante los cuatro decenios de vuestra historia. Queridos hermanos, continuad en esta misma dirección. Que os acompañe la Virgen Madre de Cristo; os protejan san Francisco, al que vuestra Fraternidad está vinculada, y el santo turinés Juan Bosco, cuya fiesta celebramos hoy, así como todos vuestros santos protectores. El Papa os quiere y os asegura su oración, bendiciendo a cada uno de vosotros y vuestras múltiples iniciativas apostólicas y misioneras.

 



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