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CARTA DEL SANTO PADRE PABLO VI,
FIRMADA POR EL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO,
A LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE MELBOURNE ORGANIZADA CON OCASIÓN DEL X ANIVERSARIO
DE LA ENCÍCLICA «HUMANAE VITAE»

 

 

Excelencia:

El Santo Padre se ha complacido al tener noticia de la próxima Conferencia Internacional sobre la regulación de la natalidad y sobre el Método de Ovulación para la planificación natural de la familia, que tendrá lugar en Melbourne, en coincidencia con el X aniversario de la Encíclica Humanae vitae, del 10 al 19 de febrero de 1978, preparada por la Organización mundial del Método de Ovulación (Billings); y me ha encargado que le transmita su profundo interés pastoral por esta reunión.

Con relación al ejercicio responsable de la paternidad, Su Santidad ha repetido de nuevo recientemente que la Iglesia quiere estimular a proseguir esta investigación («Discurso al V Congreso internacional de Obstetricia y Ginecología», L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española. 18 de diciembre de 1977, pág. 12). Como ya lo hizo en la Humanae vitae, ha manifestado una vez más que desea apoyar la actividad de los hombres y mujeres de ciencia dedicados a programas de investigación que favorezcan los métodos de regulación dentro del pleno respeto del desarrollo integral de la persona humana y de la dignidad de un amor conyugal que esté abierto a la vida constantemente. Está claro que la Iglesia defiende que "la importancia de conocer las leyes biológicas de la fecundidad humana que podría favorecer la sana regulación de la natalidad por medios naturales, exige que las investigaciones científicas en este terreno se intensifiquen" (Carta a la Presidenta de la Federación internacional de Acción Familiar, con ocasión del Congreso de Cali en junio de 1977; L'Osservatore Romano, Edición en Lengua Española, 24 de julio de 1977, pág. 10).

De aquí que el Santo Padre exhorte con urgencia a los participantes en la Conferencia Internacional de Melbourne a "perseverar en promover constantemente las soluciones inspiradas en la fe y en la recta razón" (Humanae vitae, 27), y a esforzarse por difundir convicciones cristianas y respeto a las exigencias de la ley moral entre sus asociados (ib.). Los resultados de la investigación constante de los métodos para determinar mejor el momento de la ovulación pueden ser útiles a toda la profesión médica a la hora de defender científicamente los métodos naturales de regulación de la natalidad y lograr que sean más aplicados por el personal médico y social.

Además, en último análisis, esta investigación se debe poner directamente al servicio de las parejas, especialmente de los matrimonios cristianos que tratan de cumplir fielmente los propios deberes buscando la perfección de su altísima vocación de amor conyugal. Los promotores de los medios naturales de planificación familiar deben dirigir también el interés a quienes fuera de la Iglesia católica tratan sinceramente de vivir la vida de acuerdo con los ideales más altos. Esta solicitud es parte importante del empeño de la Iglesia por el progreso humano universal en el mundo moderno.

El Santo Padre abriga la esperanza de que se estudie asimismo con interés la posibilidad de ayudar a quienes no han conseguido responder siempre en plenitud a las arduas exigencias de las enseñanzas cristianas sobre el matrimonio. Que la exhortación de la Humanae vitae respecto de estas parejas "que no se desanimen, sino que recurran con humilde perseverancia a la misericordia de Dios" (25), sea un reto a la caridad cristiana de quienes pueden ayudarles por medio de sus conocimientos médicos y su experiencia.

El Santo Padre atribuye gran importancia a los esfuerzos en este campo, por eso aprovecha la oportunidad para aconsejar que haya coordinación plena, especialmente ahora que un crecido número de doctores y personal médico se están interesando mucho más en los métodos que respetan más plenamente los cauces naturales de la vida, ahora precisamente que la gente joven busca cada vez más modos de vida abiertamente naturales, casi como reacción a los resultados decepcionantes de tantas promesas de soluciones técnicas a los problemas de la vida.

Por todo ello, Su Santidad quiere urgir a que los esfuerzos tan dignos de encomio dirigidos a esta noble meta; se coordinen cada vez mejor a nivel científico de investigación y a nivel de evaluación de los progresos hechos y de aplicación práctica de los distintos métodos. Expresa gratitud especial a quienes escuchen su llamada a la colaboración entre cuantos muestran igual interés por el amor conyugal cristiano auténtico y por la vida familiar, ante el reto de la regulación de la natalidad.

Con estos sentimientos y con profundo afecto paterno, el Santo Padre imparte una bendición apostólica especial a todos los participantes en la Conferencia Internacional de Melbourne, pidiendo al Señor que los sostenga en la defensa de los ideales verdaderamente humanos y cristianos del matrimonio y en sus esfuerzos, tan laudables, por prestar servicio al mundo en nombre de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.

Me siento honrado al transmitir este mensaje de Su Santidad y adjunto además mi oración y votos por este acontecimiento pastoral tan importante que se está celebrando en la archidiócesis de Melbourne.

Suyo sinceramente en Cristo.

Cardenal Jean VILLOT

 

 



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