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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS MIEMBROS DE LA FAMILIA FRANCISCANA CON OCASIÓN DEL VIII CENTENARIO
DE LA APPROVACIÓN DE LA REGLA BULADA (1223 - 2023)

A los miembros de la Familia Franciscana

Queridos hermanos y hermanas,

con alegría en el corazón deseo haceros llegar mi felicitación en una circunstancia tan importante para toda la Familia Franciscana, de la que desde el inicio del ministerio petrino siento viva la presencia orante y la cercanía filial. El viii  centenario de la confirmación de la Regla de los hermanos menores por parte del Papa Honorio III en el Letrán, que sucedió el 29 de noviembre de 1223, es una ocasión propicia no solamente para recordar un evento histórico, sino sobre todo para reavivar en vosotros el mismo espíritu que inspiró a Francisco de Asís a despojarse de todo, y dar origen a una forma de vida única y fascinante ya que está enraizada en el Evangelio y vivida sine glossa . Este jubileo pueda ser para cada uno el tiempo de un renacimiento interior, de un renovado mandato misionero de la Iglesia que llama a salir al encuentro del mundo allí donde muchos hermanos y hermanas esperan ser consolados, amados y curados.

Por tanto, movidos por tales sentimientos, os hago algunas exhortaciones que nacen precisamente de las palabras del Pobrecillo de Asís, el cual propone a sus hermanos: «[…] guardemos la pobreza y humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo […]» (Regla bulada  12,4).

La Regla bulada de hecho comienza y termina con la referencia explícita al Evangelio. Las expresiones de apertura son una síntesis iluminante de toda la Regla: «La regla y vida de los Hermanos Menores es ésta, a saber, guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin propio y en castidad» (Regla bulada  1, 1).

Para San Francisco el Evangelio estuvo en el centro de su existencia; y la Iglesia ha aprobado el propósito, devolviéndolo a él y a todos vosotros franciscanos como un texto que ya no expresa solamente la intuición espiritual de un Fundador, sino una forma de vida. Es un mensaje de alegría que a menudo he querido indicar porque “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús” (Evangelii gaudium , n.1).

Por tanto es urgente volver al fundamento de un compromiso cristiano y bautismal, capaz de dejarse inspirar, en toda elección, por la Palabra del Señor: ¡Cristo es el punto focal de vuestra espiritualidad! ¡Sed hombres y mujeres que en su ejemplo aprendan realmente “regla y vida”!

Queridos, para vivir las enseñanzas del Maestro es necesario permanecer en la Iglesia. Francisco lo manifiesta de forma decidida porque a la frase de introducción que describe la voluntad de seguir los consejos evangélicos añade en seguida palabras sugerentes y singulares en el contenido y en el lenguaje: «El hermano Francisco promete obediencia y reverencia al señor papa Honorio y a sus sucesores canónicamente elegidos y a la Iglesia Romana. Y los otros hermanos estén obligados a obedecer al hermano Francisco y a sus sucesores» (Regla bulada  1, 2-3).

En ese vínculo de “obediencia y reverencia” al Papa y a la Iglesia de Roma, él ha reconocido un elemento esencial para la fidelidad a la llamada y para recibir a Cristo en la Eucaristía; es por eso que declara sin dudar la pertenencia imprescindible a la Iglesia. Bien, vivid el espíritu de la Regla en la escucha y en el diálogo, como el camino sinodal sugiere realizar. Sostened con tenacidad a la Iglesia, reparadla con el ejemplo y el testimonio, ¡también cuando parece que más cuesta!

Finalmente, quiero retomar la intuición contenida también en la Regla bulada de ir por el mundo. Interviniendo en primera persona, así el Padre Seráfico se pronuncia: «Aconsejo de veras, amonesto y exhorto a mis hermanos en el Señor Jesucristo que, cuando van por el mundo, no litiguen ni contiendan con palabras (cf. 2 Tim  2,14), ni juzguen a los otros; sino sean apacibles, pacíficos y moderados, mansos y humildes, hablando a todos honestamente, como conviene. […] En cualquier casa en que entren, primero digan: Paz a esta casa […]» (Regla bulada  3, 10-13).

Ir por el mundo para vosotros hermanos y hermanas franciscanos significa concretamente realizar la vocación itinerante en un estilo de fraternidad y de vida pacífica, sin peleas o disputas ni entre vosotros y ni con los otros, dando prueba de “minoría”, con mansedumbre, anunciando la paz del Señor y encomendándoos a la providencia: es un programa de evangelización especial, posible para todos.

En esta perspectiva, está bien redescubrir la belleza de la evangelización típicamente franciscana, que nace de una fraternidad para promover la fraternidad; de hecho es la vida la que habla, el amor donado en el servicio es la modalidad de anuncio más grande. Por eso volved a encontrar la fuerza en tal vocación peculiar, propia de los “menores” y de los “pobres”, que sois por deseo y por pertenencia. Esta os la ha dado Francisco en su Regla y estoy convencido de que está en sintonía con la invitación que dirijo a la Comunidad cristiana de ser “Iglesia en salida”: «fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie» (Evangelii gaudium , n. 23).

Y por tanto os digo: no dudéis en ir por el mundo en “fraternidad” y en “minoría” compartiendo la bienaventuranza de la pobreza, convirtiéndoos en un signo evangélico elocuente y mostrando a nuestra época, marcada lamentablemente por guerras y conflictos, egoísmos de todo tipo y lógicas de explotación del ambiente y de los pobres, que el Evangelio es realmente la buena noticia para el hombre para que vuelva a encontrar la mejor dirección para la construcción de una nueva humanidad junto a la valentía de ponerse en camino hacia Jesús, que “de rico que era, se ha hecho pobre por nosotros, para que nosotros nos hiciéramos ricos por medio de su pobreza” (cfr. 2Cor  8,9).

Queridos hermanos y hermanas, os encomiendo la misión de saber identificar los caminos adecuados para recorrer para poder corresponder con audacia y fidelidad al carisma recibido. Mientras estáis a punto de recordar las etapas fundamentales de la historia de esta numerosa Familia Franciscana, invoco la intercesión de la Virgen María y de los santos Francisco y Clara de Asís y con gusto envío mi bendición, pidiendo, por favor, que sigáis rezando por mí.

Francisco

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L'Osservatore Romano, Edición semanal en lengua española, Año LX, número 49, Viernes, 8 de diciembre de 2023, p. 3.



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