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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO 
PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN 2022

A Su Excelencia
el señor Qu Dongyu
Director General de la FAO

Excelencia:

Le agradezco su atenta carta, en la que me invita a participar en la celebración de la Jornada Mundial de la Alimentación 2022, año en el que se conmemora el 77 aniversario de fundación de la FAO. Esta institución nació con el fin de dar respuestas a las necesidades de tantas personas agobiadas por la indigencia y el hambre en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. También hoy, lamentablemente, vivimos en un contexto bélico, que podríamos denominar una “tercera guerra mundial”. El mundo está en guerra, y esto debe hacernos reflexionar.

El tema de la Jornada de este año es: “No dejar a nadie atrás. Mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor para todos”. Ciertamente, no será posible hacer frente a las numerosas crisis que afectan a la humanidad si no trabajamos y caminamos juntos, sin dejar que nadie quede atrás. Para eso es necesario, ante todo, que veamos a los demás como nuestros hermanos y hermanas, como miembros que integran nuestra misma familia humana, y cuyos sufrimientos y necesidades nos afectan a todos, porque “si un miembro sufre, todos los demás sufren con él” (cf. 1 Co 12,26).

Las “cuatro mejoras” —mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y mejor vida para todos—, que componen el tema de este año, me permiten mencionar la importancia del Marco Estratégico de la FAO para 2022-2031, y resaltar la necesidad de que las intervenciones sean planificadas y programadas para que contribuyan a erradicar totalmente el hambre y la malnutrición, y no sean simplemente la respuesta a carencias circunstanciales o llamamientos lanzados con motivo de emergencias. Para lograr soluciones justas y duraderas es preciso reiterar la urgencia de abordar juntos y a todos los niveles el problema de la pobreza, estrechamente vinculada a la falta de alimentación adecuada.

Sin embargo, los objetivos que se plantean son ambiciosos y parecen ser inalcanzables. ¿Cómo podríamos conseguirlos? Ante todo, no perdiendo de vista que el eje de toda estrategia son las personas, con historias y rostros concretos, que habitan en un lugar determinado; no son números, datos o estadísticas interminables. También introduciendo “la categoría del amor” en el lenguaje de la cooperación internacional, para revestir las relaciones internacionales de humanidad y de solidaridad, persiguiendo el bien común. Por lo tanto, estamos llamados a reorientar nuestra mirada hacia lo esencial, hacia lo que nos ha sido dado gratuitamente, focalizando nuestra labor en el cuidado de los otros y de la creación (cf. Carta enc. Laudato si’, 216 ss.).

Señor Director General, renuevo una vez más el compromiso de la Santa Sede y la Iglesia católica de caminar junto a la FAO y a otras organizaciones intergubernamentales que trabajan en favor de los pobres, poniendo por delante la fraternidad, la concordia y la mutua colaboración, para descubrir horizontes que aporten al mundo un beneficio genuino, no sólo para el hoy, sino también para las generaciones venideras. Elevo mi oración a Dios Todopoderoso pidiendo por esta intención, sabiendo que toda criatura recibe de su mano el sustento, y que bendice copiosamente a quienes parten el pan con los hambrientos.

Vaticano, 14 de octubre de 2022

Francisco



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