198
263.âEs sano acordarse de los primeros cristia-
nos y de tantos hermanos a lo largo de la historia
que estuvieron cargados de alegrÃa, llenos de co-
raje, incansables en el anuncio y capaces de una
gran resistencia activa. Hay quienes se consuelan
diciendo que hoy es más difÃcil; sin embargo, re-
conozcamos que las circunstancias del Imperio
romano no eran favorables al anuncio del Evan-
gelio, ni a la lucha por la justicia, ni a la defensa de
la dignidad humana. En todos los momentos de
la historia están presentes la debilidad humana, la
búsqueda enfermiza de sà mismo, el egoÃsmo có-
modo y, en definitiva, la concupiscencia que nos
acecha a todos. Eso está siempre, con un ropaje
o con otro; viene del lÃmite humano más que de
las circunstancias. Entonces, no digamos que hoy
es más difÃcil; es distinto. Pero aprendamos de los
santos que nos han precedido y enfrentaron las
dificultades propias de su época. Para ello, os pro-
pongo que nos detengamos a recuperar algunas
motivaciones que nos ayuden a imitarlos hoy.
207
El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva
264.âLa primera motivación para evangelizar es
el amor de Jesús que hemos recibido, esa expe-
riencia de ser salvados por Ãl que nos mueve a
amarlo siempre más. Pero ¿qué amor es ese que
no siente la necesidad de hablar del ser amado,
207
âCf. V. M. F
ernández
, «Espiritualidad para la esperan-
za activa ». Acto de apertura del I Congreso Nacional de Doctri-
na Social de la Iglesia, Rosario (Argentina), 2011:
UCActualidad
142 (2011), 16.