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inmanentismo ateo o de experiencias religiosas
meramente individuales. El mismo EspÃritu sus-
cita en todas partes diversas formas de sabidu-
rÃa práctica que ayudan a sobrellevar las penurias
de la existencia y a vivir con más paz y armonÃa.
Los cristianos también podemos aprovechar esa
riqueza consolidada a lo largo de los siglos, que
puede ayudarnos a vivir mejor nuestras propias
convicciones.
El diálogo social en un contexto de libertad religiosa
255.âLos Padres sinodales recordaron la impor-
tancia del respeto a la libertad religiosa, conside-
rada como un derecho humano fundamental.
202
Incluye «âla libertad de elegir la religión que se
estima verdadera y de manifestar públicamente la
propia creencia ».
203
Un sano pluralismo, que de
verdad respete a los diferentes y los valore como
tales, no implica una privatización de las religio-
nes, con la pretensión de reducirlas al silencio y
la oscuridad de la conciencia de cada uno, o a la
marginalidad del recinto cerrado de los templos,
sinagogas o mezquitas. Se tratarÃa, en definitiva,
de una nueva forma de discriminación y de au-
toritarismo. El debido respeto a las minorÃas de
agnósticos o no creyentes no debe imponerse de
un modo arbitrario que silencie las convicciones
de mayorÃas creyentes o ignore la riqueza de las
202
âCf.
Propositio
16.
203
âB
enedicto
XVI, Exhort. ap. postsinodal
Ecclesia in
Medio Oriente
(14 septiembre 2012), 26:
AAS
104 (2012), 762.