184 
    
 
     
     uno » ( 
    
 
     
      Jn  
    
 
     
     17,21). La credibilidad del anuncio cris- 
    
 
     
     tiano serÃa mucho mayor si los cristianos supera- 
    
 
     
     ran sus divisiones y la Iglesia realizara «âla pleni- 
    
 
     
     tud de catolicidad que le es propia, en aquellos 
    
 
     
     hijos que, incorporados a ella ciertamente por 
    
 
     
     el Bautismo, están, sin embargo, separados de 
    
 
     
     su plena comunión ». 
    
 
     
     192 
    
 
     
     Tenemos que recordar 
    
 
     
     siempre que somos peregrinos, y peregrinamos 
    
 
     
     juntos. Para eso, hay que confiar el corazón al 
    
 
     
     compañero de camino sin recelos, sin descon- 
    
 
     
     fianzas, y mirar ante todo lo que buscamos: la 
    
 
     
     paz en el rostro del único Dios. Confiarse al otro 
    
 
     
     es algo artesanal, la paz es artesanal. Jesús nos 
    
 
     
     dijo: «â¡Felices los que trabajan por la paz! » ( 
    
 
     
      Mt  
    
 
     
     5,9). En este empeño, también entre nosotros, se 
    
 
     
     cumple la antigua profecÃa: «De sus espadas for- 
    
 
     
     jarán arados » ( 
    
 
     
      Is  
    
 
     
     2,4). 
    
 
     
     245.âBajo esta luz, el ecumenismo es un aporte 
    
 
     
     a la unidad de la familia humana. La presencia, 
    
 
     
     en el SÃnodo, del Patriarca de Constantinopla, Su 
    
 
     
     Santidad Bartolomé I, y del Arzobispo de Can- 
    
 
     
     terbury, Su Gracia Rowan Douglas Williams, fue 
    
 
     
     un verdadero don de Dios y un precioso testimo- 
    
 
     
     nio cristiano. 
    
 
     
     193 
    
 
     
     246.âDada la gravedad del antitestimonio de la 
    
 
     
     división entre cristianos, particularmente en Asia 
    
 
     
     y en Ãfrica, la búsqueda de caminos de unidad 
    
 
     
     192 
    
 
     
     âC 
    
 
     
     onc 
    
 
     
     . E 
    
 
     
     cum 
    
 
     
     . V 
    
 
     
     at 
    
 
     
     . II, Decreto 
    
 
     
      Unitatis redintegratio  
    
 
     
     , so- 
    
 
     
     bre el ecumenismo, 4. 
    
 
     
     193 
    
 
     
     âCf. 
    
 
     
      Propositio  
    
 
     
     52.