182
cuestiones particulares. Pero junto con las diver-
sas fuerzas sociales, acompaña las propuestas que
mejor respondan a la dignidad de la persona hu-
mana y al bien común. Al hacerlo, siempre pro-
pone con claridad los valores fundamentales de la
existencia humana, para transmitir convicciones
que luego puedan traducirse en acciones polÃticas.
El diálogo entre la fe, la razón y las ciencias
242.âEl diálogo entre ciencia y fe también es
parte de la acción evangelizadora que pacifica.
189
El cientismo y el positivismo se rehúsan a « admi-
tir como válidas las formas de conocimiento di-
versas de las propias de las ciencias positivas ».
190
La Iglesia propone otro camino, que exige una
sÃntesis entre un uso responsable de las metodo-
logÃas propias de las ciencias empÃricas y otros
saberes como la filosofÃa, la teologÃa, y la misma
fe, que eleva al ser humano hasta el misterio que
trasciende la naturaleza y la inteligencia humana.
La fe no le tiene miedo a la razón; al contrario, la
busca y confÃa en ella, porque «âla luz de la razón
y la de la fe provienen ambas de Dios »,
191
y no
pueden contradecirse entre sÃ. La evangelización
está atenta a los avances cientÃficos para iluminar-
los con la luz de la fe y de la ley natural, en orden
189
âCf.
Propositio
54.
190
âJ
uan
P
ablo
II, Carta enc.
Fides et ratio
(14 septiembre
1998), 88:
AAS
91 (1999), 74.
191
âS
anto
T
omás de
A
quino
,
Summa contra Gentiles
, I, VII;
cf. J
uan
P
ablo
II, Carta enc.
Fides et ratio
(14 septiembre 1998),
43:
AAS
91 (1999), 39.