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vicciones comunes. Los cristianos deberÃamos
acoger con afecto y respeto a los inmigrantes
del Islam que llegan a nuestros paÃses, del mis-
mo modo que esperamos y rogamos ser acogidos
y respetados en los paÃses de tradición islámica.
¡Ruego, imploro humildemente a esos paÃses que
den libertad a los cristianos para poder celebrar
su culto y vivir su fe, teniendo en cuenta la li-
bertad que los creyentes del Islam gozan en los
paÃses occidentales! Frente a episodios de funda-
mentalismo violento que nos inquietan, el afecto
hacia los verdaderos creyentes del Islam debe lle-
varnos a evitar odiosas generalizaciones, porque
el verdadero Islam y una adecuada interpretación
del Corán se oponen a toda violencia.
254.âLos no cristianos, por la gratuita iniciati-
va divina, y fieles a su conciencia, pueden vivir
«âjustificados mediante la gracia de Dios »,
199
y asÃ
« asociados al misterio pascual de Jesucristo ».
200
Pero, debido a la dimensión sacramental de la
gracia santificante, la acción divina en ellos tiende
a producir signos, ritos, expresiones sagradas que
a su vez acercan a otros a una experiencia comu-
nitaria de camino hacia Dios.
201
No tienen el sen-
tido y la eficacia de los Sacramentos instituidos
por Cristo, pero pueden ser cauces que el mismo
EspÃritu suscite para liberar a los no cristianos del
199
âC
omisión
T
eológica
I
nternacional
,
El cristianismo y
las religiones
(1996), 72:
Ench. Vat.
15, n. 1061.
200
IbÃd.
201
âCf.
ibÃd.
, 81-87:
Ench. Vat.
15, n. 1070-1076.