181
anunciar a Jesucristo, que es la paz en persona
(cf.
Ef
2,14), la nueva evangelización anima a
todo bautizado a ser instrumento de pacificación
y testimonio creÃble de una vida reconciliada.
187
Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura
que privilegie el diálogo como forma de encuen-
tro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero
sin separarla de la preocupación por una socie-
dad justa, memoriosa y sin exclusiones. El autor
principal, el sujeto histórico de este proceso, es la
gente y su cultura, no es una clase, una fracción,
un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto
de unos pocos para unos pocos, o una minorÃa
ilustrada o testimonial que se apropie de un sen-
timiento colectivo. Se trata de un acuerdo para
vivir juntos, de un pacto social y cultural.
240.âAl Estado compete el cuidado y la pro-
moción del bien común de la sociedad.
188
Sobre
la base de los principios de subsidiariedad y soli-
daridad, y con un gran esfuerzo de diálogo polÃti-
co y creación de consensos, desempeña un papel
fundamental, que no puede ser delegado, en la
búsqueda del desarrollo integral de todos. Este
papel, en las circunstancias actuales, exige una
profunda humildad social.
241.âEn el diálogo con el Estado y con la socie-
dad, la Iglesia no tiene soluciones para todas las
187
âCf.
Propositio
14.
188
âCf.
Catecismo de la Iglesia católica
, 1910; P
ontificio
C
onse
-
jo
« J
usticia y
P
az
»,
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
, 168.