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pretación y la valoración de los fenómenos socia-
les ».
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A la luz de ellos, quiero proponer ahora
estos cuatro principios que orientan especÃfica-
mente el desarrollo de la convivencia social y la
construcción de un pueblo donde las diferencias
se armonicen en un proyecto común. Lo hago
con la convicción de que su aplicación puede ser
un genuino camino hacia la paz dentro de cada
nación y en el mundo entero.
El tiempo es superior al espacio
222.âHay una tensión bipolar entre la plenitud
y el lÃmite. La plenitud provoca la voluntad de
poseerlo todo, y el lÃmite es la pared que se nos
pone delante. El « tiempo », ampliamente consi-
derado, hace referencia a la plenitud como expre-
sión del horizonte que se nos abre, y el momento
es expresión del lÃmite que se vive en un espacio
acotado. Los ciudadanos viven en tensión entre
la coyuntura del momento y la luz del tiempo, del
horizonte mayor, de la utopÃa que nos abre al fu-
turo como causa final que atrae. De aquà surge un
primer principio para avanzar en la construcción
de un pueblo: el tiempo es superior al espacio.
223.âEste principio permite trabajar a largo
plazo, sin obsesionarse por resultados inmedia-
tos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones
difÃciles y adversas, o los cambios de planes que
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Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia
, 161.